The Metals Company, una compañía canadiense dedicada a la minería en aguas profundas, recibió permiso de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos para probar su maquinaria minera en el Océano Pacífico, una labor que no se ha realizado desde la década de 1970.
Sin embargo, algunas naciones de las islas del Pacífico no están de acuerdo con esta decisión. La minería en aguas profundas consiste en recolectar minerales del lecho marino de las profundidades del océano, por debajo de los 200 metros, en lugar de hacerlo de forma subterránea desde tierra firme.
Los minerales más buscados en el lecho marino incluyen nódulos polimetálicos, sulfuros polimetálicos y costras de ferromanganeso ricas en cobalto. Todos estos pueden usarse para fabricar baterías recargables y teléfonos inteligentes.
Los diamantes, el oro, el níquel y los elementos raros en la tierra también se pueden recolectar del lecho marino.
La maquinaria de minería de prueba involucra un vehículo gigante que se arrastra por el fondo del océano. Su función es recolectar rocas y sedimentos que luego son absorbidos hacia la superficie del agua a través de un dispositivo llamado elevador.
“En términos simples, las preocupaciones sobre la minería en aguas profundas son sobre la biodiversidad única y el potencial de extinción, y en general los enormes impactos”, dijo a Newsweek Gavin Mudd, profesor asociado de ingeniería ambiental en la Universidad RMIT (Royal Melbourne Institute of Technology).
“La causa de estos impactos varía, desde la minería directa de los hábitats (es decir, los nódulos en sí), hasta la deposición de sedimentos en una gran área debido a que el proceso de minería genera plumas [de sedimentos]. Ya sea que la minería en altamar o en tierra ocasione un mayor prejuicio, es muy polémico”.
PREOCUPACIONES SOBRE LA MINERÍA MARINA
Según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), las principales preocupaciones de los científicos sobre la minería en aguas profundas incluyen la enorme perturbación del fondo marino causada por las máquinas de excavación y medición, lo que lleva a la pérdida de especies, y a la fragmentación o pérdida de la estructura del ecosistema.
La maquinaria también creará plumas (también conocidas como penachos) de sedimentos, que se reasentarán y bloquearán la superficie porosa de los corales y las esponjas. Y también se podrían filtrar contaminantes químicos al agua, lo que afectaría a los animales en todos los niveles de la cadena alimentaria.
“Para que un uso sea sostenible, no debe tener efectos permanentes e irreversibles en el medioambiente”, dijo a Newsweek David Bailey, experto en ecología marina de la Universidad de Glasgow.
“Las necesidades del presente no deben cumplirse a expensas de las generaciones futuras. La evidencia hasta ahora es que las comunidades de los fondos marinos no se recuperan de la minería, o les toma mucho tiempo hacerlo. Con base en esto, no creo que la minería en aguas profundas pueda considerarse sostenible en ningún nivel”.
Otro efecto importante puede ser la contaminación acústica, que según un artículo publicado en la revista Science, podría llegar a cientos de kilómetros desde una sola mina.
Gran parte de las profundidades del océano sigue sin estudiarse, dice un artículo publicado en la edición de marzo de 2022 de Marine Policy, y existen grandes lagunas en nuestro conocimiento científico sobre la vida en las profundidades marinas.
HACER UNA PAUSA
Unos 653 expertos en políticas y ciencias marinas de más de 44 países firmaron una petición que pide hacer una pausa a la minería en aguas profundas del Océano Pacífico.
Según la cadena ABC News Australia, Metals Company ya comenzó a inspeccionar un lugar minero entre México y Hawái, y planea recolectar alrededor de 3,600 toneladas de material antes de diciembre.
Las naciones de las islas del Pacífico se han dividido por estos acontecimientos recientes. Si bien Nauru patrocina a Metal Company en sus actividades mineras, y Kiribati y las Islas Cook han investigado la minería de los fondos marinos en sus propias aguas nacionales, Tuvalu no está tan complacido.
“Reconozco los numerosos procedimientos que se siguieron para la aprobación de la prueba piloto, pero siento que el Pacífico está bastante dividido acerca del tema”, dijo el ministro de Relaciones Exteriores de Tuvalu, Simon Kofe, a ABC News Australia.
“Las naciones han declarado o propuesto moratorias, citando los riesgos desconocidos de la minería para nuestro océano y su biodiversidad.
“No sé cuánto dinero pueden ganar las comunidades isleñas con este tipo de minería”, dijo Bailey. “Quizá consideren que la pérdida permanente de la biodiversidad de aguas profundas es un precio aceptable a pagar, y si la minería está dentro de su ZEE [zona económica exclusiva], entonces tienen este derecho.
“Se planea mucha minería para altamar, en las partes del océano que no son propiedad de ningún país. En ese caso, esos recursos son propiedad de todos los humanos, y se supone que la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos nos representa”.
¿IMPACTOS NO GRAVES?
Sin embargo, según un artículo publicado en la revista científica Marine Environmental Research en 2016, es posible que los impactos en la vida de los fondos marinos no sean tan graves como se temía.
“Reportamos una amplia variación en las tasas de recuperación entre los taxones, el tamaño y la movilidad de la fauna”, afirma el documento. “Aunque las densidades y diversidades de algunos taxones pueden recuperarse o incluso superar los niveles previos a la perturbación, la composición de la comunidad permanece afectada después de décadas.
“La pérdida de sustratos duros o la alteración de la composición de los sustratos puede causar cambios sustanciales en la comunidad que persisten a lo largo de escalas de tiempo geológicas en los sitios minados”.
Greg Barron, CEO de Metals Company, tampoco cree que el daño sea tan grave como algunos dicen. “La evidencia que estamos viendo… indica que podemos recolectar estas rocas… a una fracción de los impactos ambientales y sociales en comparación con las alternativas terrestres”, dijo a ABC News Australia.
Según Barron, nuestra necesidad de estos minerales es mayor que la necesidad de esperar a conocer más sobre el fondo marino.
“No podemos darnos el lujo de sentarnos ahora y decir: ‘Bueno, estaremos monitoreando esto durante otros diez años’”, dijo. N
(Publicado en cooperación con Newsweek. Published in cooperation with Newsweek).