DE POLÍTICA Y ALGO MÁS
Los tiempos se han adelantado frenéticamente. En las últimas semanas se ha visto un considerable incremento en las actividades proselitistas de las llamadas “corcholatas” (de Morena) que ya raya en el descaro de los que podríamos definir como los favoritos a suceder al presidente López Obrador. Pareciera que estuviéramos en año de elecciones presidenciales.
Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López no dan muestras de tener la menor intención de bajar el ritmo de su “precampaña”. Al contrario, se ven despreocupados ante posibles sanciones del INE por actos anticipados.
¿Por qué las formas tan precipitadas de los aspirantes de Morena y la necesidad por posicionarse en encuestas y hacer crecer su imagen?
La respuesta sería que, en su percepción, la verdadera y única competencia para poder cumplir el sueño de sentarse en la silla del águila es resultar ungido como candidato del partido del presidente López Obrador, ya que hasta la fecha se ve una oposición sin un candidato que pudiera ser competitivo a nivel nacional.
Ante todas las posibles estratagemas que se han estado fraguando tras bambalinas para resultar los vencedores de la carrera por la candidatura, pareciera que él o la que primero se atreva a renunciar a su puesto será el ganador.
Al hacerlo se mandaría un mensaje de confianza y arrojo contundente y orillaría a los demás a renunciar a sus puestos, con las distintas implicaciones que tuviera para cada uno de los interesados. El fin sería meterse de lleno a recorrer el país sin las distracciones y las responsabilidades administrativas que los puestos que ostentan los limitan.
QUIÉN SUCEDERÁ A LÓPEZ OBRADOR
Ante ese escenario de dejar el cargo, tanto el canciller Marcelo Ebrard como el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, perderían buena parte de los reflectores que tienen por el peso de su escritorio. Por eso serían los más reticentes ante dicha medida.
Y si la jefa de Gobierno diera el primer paso, pondría en jaque a sus competidores, ya que es la única que podría seguir teniendo el “control” de un aparato gubernamental bien aceitado al poner como interino a un incondicional. La fecha de su informe puede ser la idónea para marcar un corte de caja de su gobierno. Y entonces dedicarse a la campaña sin posibles descalabros inherentes al ejercicio de ser un mandatario.
Uno que no es de los favoritos, pero que ya se animó a presentar un programa de gobierno de Reconciliación Nacional es Ricardo Monreal, a quien no hay que descartar. Pese a que pareciera que se han cansado de segregarlo, es una figura política que seguramente dará mucho de qué hablar. Y su salida del partido tendría consecuencias considerables. N
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Carlos Jiménez Rodríguez, liberal, librepensador, licenciado en cine y televisión, maestro en administración pública, columnista, se ha desempeñado como servidor público en la Ciudad de México y como asesor legislativo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.