Si observamos el comportamiento animal podemos pensar que el sexo es lo más natural. Pero en los humanos, la sexualidad está cargada de tantas expectativas, regulaciones, prejuicios, restricciones, violencias, que una conclusión similar se advierte imposible.
Ojalá usted sea una afortunada excepción a la regla. Pero el común denominador en la etapa de la adolescencia es la necesidad de entender los cambios en el cuerpo y la exploración de la propia sexualidad.
La educación sexual que se imparte en las escuelas difícilmente despeja las dudas porque su enfoque suele ser biologicista y sanitario. Por otra parte, la literatura especializada parece aportar más confusión que certezas. Por ejemplo, la Organización Mundial de la Salud define que la sexualidad: 1) es un aspecto central del ser humano que involucra el sexo, la identidad y los roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción; 2) se experimenta y se expresa en los pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, comportamientos, prácticas, roles y relaciones; 3) es influida por la interacción de factores biológicos, psicológicos, sociales, económicos, políticos, culturales, éticos, legales, históricos y religiosos.
Frente a estas alternativas, es probable que se busquen respuestas más concretas entre los grupos de pares, personas adultas en las que se tiene confianza o en la pornografía. Nos percatamos de que esas respuestas inmediatas seguramente no era lo que estábamos buscando cuando, en lugar de tener un ejercicio gozoso del sexo, empezamos a tener problemas de salud, diferentes dudas y temores en nuestros encuentros sexuales, acusaciones de acoso o abuso sexual, entre muchos otros problemas no deseados.
¿MANDATOS DE LA MASCULINIDAD?
En el caso específico de los hombres, se nos presiona a cumplir con diversos mandatos de la masculinidad que pueden generar tensiones o ansiedades; reclamos o denuncias; o de plano separaciones y pérdida de la libertad; entre otras consecuencias que nadie nos anticipó o advirtió.
Sería un alivio pensar que la edad mejora el panorama. Pero la experiencia nos indica que no: en muchos casos se insiste en cumplir los mandatos tradicionales o machistas sólo para percatarnos de que cambiar de pareja no es la solución o advertir que estamos amargados y abandonados.
Sin embargo, sí hay soluciones. Un ejercicio pleno de la sexualidad pasa por cuestionar mis aprendizajes y prejuicios, por contrastar diferentes fuentes de información, por generar relaciones más igualitarias y respetuosas.
En Gendes nos hemos percatado de que hablar entre hombres en un clima de confianza y apertura tiene impactos positivos en el campo del sexo y en otros más. Por ello ofrecemos espacios de confianza con personal especializado para hablar de frustraciones, desencuentros, decepciones… pero también de alternativas y soluciones. Te invitamos a participar en nuestro próximo taller, Sexo Luego Existo, un espacio para mirar hacia otras sexualidades masculinas. N
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René López Pérez es maestro en psicoterapia Gestalt y desde 2010 colabora en Gendes, A. C. (Género y Desarrollo), donde actualmente se desempeña como responsable del Subprograma de Investigación. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.