DE TIEMPO Y CIRCUNSTANCIAS
“México, creo en ti porque escribes tu nombre con la x, que algo tiene de cruz y de calvario”: Ricardo López Méndez. México se escribe con x, y esa x algo tiene de cruz y de calvario, así como López se escribe con z, y en López Obrador esa z algo tiene de traición y decepción.
Digo esto porque los últimos acontecimientos en menos de una semana nos han llevado de la sorpresa a la indignación. Y de la indignación a la vergüenza.
Comenzamos con la sorprendente conducta de Morena para agandallar la votación de la reforma eléctrica. Para después llegar a las consecuencias de esta. El presidente sabía que no iba a pasar. Es más, lo deseaba. Y la oposición le hizo el favor de cancelar una iniciativa de ley que habría de hundir más la economía; pero el animal político vio que podía sacarle jugo a la situación.
Para ello urdió una estrategia indignante. Esta albergaba primero una serie de tretas para tratar de fracturar la unión opositora o, en su defecto, engañarla. Luego, una danza en la que el 1, 2, 3 de su coreografía planteaba: 1) acusar de traidores a la patria a los legisladores que votaron contra su proyecto; 2) exhibirlos con nombre, apellido y fotografía a través de pancartas con la leyenda de traidores; 3) que Mario Delgado como presidente de Morena demandara penalmente a los legisladores por traición a la patria ante la Fiscalía General de la República. Con eso daba el cerrojazo a la cruzada.
EN TANTO, AL OTRO LADO DEL RÍO BRAVO
Mientras los corifeos cuatroteístas orquestaban el son presidencial, al otro lado del Río Bravo, en Ohio, en un mitin político, Donald Trump desnudaba al presidente AMLO diciendo que su emisario se había empinado al concederle que los mexicanos cuiden gratis la frontera México-Estados Unidos.
Trump narró la reunión. Dijo que cuando un funcionario del gobierno mexicano del más alto nivel lo visitó en su oficina, él le dijo: necesitamos 28,000 soldados (mexicanos) gratis en la frontera. Trump no lo mencionó, pero es claro que el funcionario no era otro que Marcelo Ebrard.
El funcionario contestó: ¿Y por que habríamos de hacer eso? A lo que Trump respondió que, si no lo hacíamos, a partir del siguiente lunes impondría un arancel del 25 por ciento a todos los autos que llegaran de México a Estados Unidos. Ante la amenaza, el funcionario contestó: será un honor poner 28,000 soldados en la frontera.
Luego, el expresidente estadounidense dijo: “I’ve never seen anyone fold like that”. Nunca vi a nadie empinarse así. el patán republicano nos embarró en la cara la vergonzosa conducta de nuestro gobierno.
De modo que, mientras en México López Obrador mandaba a Mario Delgado a demandar penalmente a 223 diputados por hacer su trabajo, Trump exhibía cómo humilló al gobierno mexicano y lo forzó, con una simple amenaza, a cuidar la frontera estadounidense y dejar al garete la seguridad y la integridad de nuestro país para cuidar la frontera del país vecino.
Poner a las fuerzas nacionales al servicio de un gobierno extranjero descuidando la seguridad e integridad del territorio nacional cae en la definición que el código penal establece como traición a la patria.
MENTIRAS QUE SE DERRUMBAN
Una narrativa bien manejada permite vivir de una mentira, y eso es lo que ha hecho López Obrador. Manejar una narrativa para vivir no de una, sino de varias mentiras. Mentiras que hace rato han comenzado a derrumbarse.
Este derrumbe se acelera a partir del magro resultado de la revocación de mandato y con el rechazo de la oposición unida a su reforma eléctrica. Hoy el presidente trae al estrado nuevas reformas. Una educativa para la que no necesita permisos, y otra constitucional.
Esta última, que comprende nuestra democracia y sus instituciones, fue presentada en el emblemático escenario de “la mañanera”. Ahí, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, anunció que con la reforma electoral propuesta se reduce el número de diputados y senadores plurinominales en la cámara.
Luego, como restándole importancia, dijo que los integrantes de los organismos electorales serán electos por los ciudadanos. Se trataría de un proceso en el que los tres poderes del Estado propondrían a los consejeros electorales y el pueblo votaría su elección.
Aquí es donde la puerca tuerce el rabo por varias cuestiones. La primera es que el organismo electoral, es decir, el INE, es un cuerpo colegiado en donde cada miembro debe tener un conocimiento profundo de la ley y los procesos electorales. En la actualidad los consejeros electorales deben ser elegidos por las dos terceras partes de los miembros de la Cámara de Diputados y, ahí, AMLO no las tiene todas consigo.
¿Y LA CAPACIDAD PARA EL PUESTO?
La elección popular de los consejeros y magistrados electorales conlleva el riesgo de exponer la imparcialidad de los controladores de la elección a un concurso de popularidad, en donde la veleidad de los electores determine quién está capacitado para el puesto.
Esto no tiene sentido en la elección de los expertos en la conducción de un proceso republicano, pues las elecciones populares tienen un fuerte componente emocional. En tanto, la elección de un consejero debe fincarse en una fría evaluación de las capacidades y la trayectoria del candidato. Es claro que el grueso de los electores no la puede hacer.
La reforma electoral le pone el cascabel al gato, pues está concebida para anular al árbitro electoral. El presidente sabe que llegó al poder gracias al INE, y que sus magros resultados lo desgastan día tras día. Si la oposición logra una votación suficiente en 2024 el INE será la institución para validarla y, con ello, el presidente perdería todo el poder.
Un López Obrador incapaz de aceptar una derrota no puede permitirlo, y desde hace rato ha intentado desarticular al Instituto. Primero le quitó presupuesto, luego lo acusó de ineficiente, y ahora intenta cambiar las reglas del juego para favorecer a su partido. Pero para ello necesita dos tercios de la votación en la Cámara de Diputados y la oposición está unida.
Por supuesto que el presidente tratará de dividirla. Buscará a traidores a la causa opositora e intentará comprarlos. A ver con qué sobornos tratará de corromper a la oposición.
TRAICIÓN EN LA HISTORIA DE MÉXICO
La historia de México está llena de traiciones. En ellas el máximo traidor fue Antonio López de Santa Anna. Hoy son dos los López que se abocan a destrozar la democracia que los llevó al poder y que nos ha costado años de sufrimiento y sangre. López Obrador y López Hernández.
Cuatro presidentes se han apellidado López: Antonio Severino López de Santa Anna; Adolfo López Mateos; José Guillermo Abel López Portillo y Pacheco; y Andrés Manuel López Obrador.
De los cuatro, tres han traicionado a sus juramentos y a México. Cuando evaluamos a López Mateos, él sale bien librado y parece la excepción que confirma la regla.
Revisar las promesas de López Obrador es un camino andado. Quizá la más importante de sus traiciones sucede cuando, para forzar a los magistrados de la Suprema Corte a avalar la constitucionalidad de su reforma eléctrica, dijo: “Que no me vengan con que la ley es la ley”.
Ahí traicionó la promesa empeñada en la protesta constitucional que hizo al investirse como presidente cuando prometió “guardar la Constitución y las leyes que de ella emanen”. Apoyado en su fuero, el presidente de la república habitualmente viola la Constitución y sus leyes.
La reforma electoral habrá de discutirse en la Cámara de Diputados, y el bloque opositor ha anunciado que, al igual que la reforma eléctrica, no pasará. La oposición se ha unido. Esta unión cada vez se ve menos frágil y abre una rendija de esperanza. La sucesión podría traer un candidato ajeno a Morena que significase un nuevo amanecer.
Un amanecer libre de decepción, mediocridad y traición.
VAGÓN DE CABÚS
Rusia está tomando dinero de sus reservas en dólares para pagar su deuda y evitar un incumplimiento grave de pago. El plan de Estados Unidos es que Rusia drene sus reservas para que sus frentes de batalla se queden sin presupuesto. Al mismo tiempo, Europa entera planea un embargo al petróleo ruso. La falta de ingresos por el embargo y la falta de reservas monetarias podrían hundir al ejército ruso. N
—∞—
Salvador Casanova es historiador y físico. Su vida profesional abarca la docencia, los medios de comunicación y la televisión cultural. Es autor del libro La maravillosa historia del tiempo y sus circunstancias. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.