La violencia que vive nuestro país debería tener muy preocupado a nuestro presidente, pero parece que no es su prioridad. “Violencia dejada por el periodo neoliberal…” ese es su discurso y argumento, el cual se cae de inmediato cuando aceptó ser presidente de México, pues el cargo le obliga a responsabilizarse de la solución de los problemas del país.
AMLO seguramente espera que la delincuencia desaparezca por “arte de magia”, o en el mediano plazo, por sus programas de apoyo a las familias, jóvenes y ancianos. Seamos realistas, si México no cambia su estrategia en materia de seguridad, estamos muy, muy cerca (ojalá me equivoque) de ver los horrores vividos en Colombia en los años 90´s.
Cada día las noticias son más estremecedoras, asesinatos, ataques, cuerpos desmembrados, desaparecidos, mujeres perseguidas, y hasta videos realizados por los maleantes correteando a policías y militares que se han vuelto en la burla de una parte indolente de la sociedad.
El concepto de “abrazos, no balazos” en el cual nuestro presidente sustenta su esperanza de apaciguar a México, es insultante para los miles de dolientes que cada día sufren las consecuencias de una guerra que no entienden y que los afecta enormemente.
Durante los gobiernos de Calderón y Peña Nieto, en México tuvimos casi 300 mil muertos por actos de violencia, y en lo que va del gobierno de AMLO ya rebasamos los 100 mil muertos, en una guerra que no entendemos y a la que no encontramos como hacerle frente.
Definitivamente el discurso del presidente debe cambiar radicalmente buscando generar una estrategia que nos de un rayo de esperanza para la solución a esta guerra que México está perdiendo.
Es importante aclarar que el Canciller Marcelo Ebrard ha estado enfrentando el tema de las armas que nos ingresan desde Estados Unidos, una acción que me parece plausible, pues el vecino del norte tiene una gran responsabilidad con México en esta guerra que vivimos, espacialmente por temas de narcotráfico.
Hace unos días en Canciller Ebrard comentó que México está preparando nuevas demandas, que se sumarán a la presentada en agosto pasado contra 11 empresas en Estados Unidos a quienes se acusa por comercio negligente.
El ingreso de armas a nuestro país es una responsabilidad conjunta que debería tratarse por ambos países con la seriedad con la cual Estados Unidos maneja el tema del ingreso de drogas, pues mientras más armados estén los grupos criminales de México, más difícil será enfrentar y solucionar este problema.
Acciones, y no demagogia es lo que le pedimos a AMLO, pues ya son varios años de su gobierno en el cual los resultados en materia de seguridad podrían señalarse como pésimos, si los comparamos con lo realizado por los dos anteriores presidentes.
Es importante aceptar que la pobreza y la desigualdad de nuestro país se ha vuelto en el mejor “caldo de cultivo” para el narcotráfico, por lo que nuestro gobierno tendrá que actuar de manera contundente para evitar llegar a situaciones de ingobernabilidad que ya acusan varios municipios en el país. Buscar reducir la pobreza, es un buen comienzo, pero no el único, pues mientras sigamos igual, México seguirá tristemente desangrándose.