El informe reciente de un caso clínico revela que un hombre de 53 años tenía un ojo infestado con más de una docena de larvas de mosca. Los autores del artículo, publicado el 7 de abril en la revista The New England Journal of Medicine, relatan que el paciente, natural de Francia, acudió al departamento de emergencias con comezón en el ojo derecho, síntoma que se inició varias horas antes.
El paciente explicó que vivía cerca de una granja donde había caballos y ovejas. Aquel día, dijo, mientras trabajaba en su jardín, sintió que algo golpeaba su ojo derecho.
Los médicos practicaron un examen oftalmológico y determinaron que, si bien la agudeza visual era normal (20/20), el globo ocular derecho se encontraba enrojecido e irritado.
Tras una exploración más minuciosa, los autores del informe detectaron la presencia de gran cantidad de larvas de mosca traslúcidas. De hecho, documentaron el hallazgo con un breve video que capta el desplazamiento de los gusanos.
Por fortuna, los doctores pudieron retirarlos con pinzas y, posteriormente, precisaron que los invasores eran larvas de mosca de una especie de éstrido llamada Oestrus ovis, conocido comúnmente como “mosca del carnero” o “gusano de la nariz”.
UNA MOSCA EN EL OJO
En opinión de los médicos, es muy probable que una mosca se posara directamente en el ojo o en sus inmediaciones para depositar las larvas. La mosca del carnero pertenece a la familia Oestridae: grupo de insectos con aspecto similar al de las abejas, cuyas larvas parasitan diversas especies de mamíferos.
Por lo que respecta a la O. ovis, este díptero se encuentra distribuido por todo el mundo. Como indica uno de sus apelativos, suele depositar sus larvas en las narinas [fosas nasales] de las ovejas. Sin embargo, también parasita otros huéspedes, entre ellos, cabras y rumiantes silvestres, incluido el ciervo.
El Instituto de Ciencias Alimentarias y Agrícolas de la Universidad de Florida señala que, aun cuando se han encontrado larvas de O. ovis en otros animales, este insecto solo puede completar su ciclo de vida dentro de la nariz de los ovinos.
Los éstridos son una especie larvípara. Es decir, no desovan, sino que sus huevos eclosionan en el interior de la hembra, la cual suelta un pequeño paquete de larvas en la nariz del huésped. Claro está que a veces yerran la puntería, de modo que las larvas caen accidentalmente en el ojo del animal.
En algunas ocasiones, los gusanos pueden caer en los ojos de las personas, como sucedió con el hombre de 53 años. Estos percances ocurren, sobre todo, en áreas donde los humanos viven cerca de granjas o conviven con animales de ganado.
CASOS EXTREMADAMENTE RAROS
Aun así, un estudio publicado en 2018, en la revista BMC Ophthalmology, concluyó que la infestación humana con O. ovises en extremo rara. Entre 1918 y 2017 solo se han descrito 295 casos en todo el mundo.
La presencia de larvas dentro o en la periferia del globo ocular humano se conoce como oftalmomiasis. Los gusanos de O. ovis poseen un par de ganchos negros en la extremidad anterior, y su cuerpo está cubierto con diminutas estructuras aguzadas llamadas espículas, las cuales lesionan e irritan los ojos.
El tratamiento consiste en aplicar un anestésico local para retirar las larvas, y luego administrar antibióticos o gotas oftálmicas antisépticas. Por lo que toca al paciente francés, los médicos indicaron antibióticos tópicos e hicieron un seguimiento de diez días. Al cabo de estos el hombre informó que los síntomas habían remitido.
Las personas que adquieren oftalmomiasis afirman que sus síntomas mejoran rápidamente tras la extracción de las larvas. No obstante, se sabe de contados casos en que los gusanos excavan las estructuras internas del globo ocular, lo que puede ocasionar ceguera. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)