Los efectos de la violencia de género pueden resultar en somatizaciones en el cuerpo. Estas suelen ser ignoradas e invisibilizadas como consecuencia de la violencia contra la mujer. Sin embargo, sus afectaciones pueden resultar graves a largo plazo.
Existen varios tipos de violencia en contra de la mujer: sexual, psicológica, física, patrimonial. Además, la discriminación por género. Estas variedades de violencias pueden ejercerse de manera aislada o combinadas, de acuerdo con los contextos de agresión en contra de las mujeres.
La violencia contra la mujer puede ejercerse en todos los ámbitos de la vida, desde el hogar hasta el espacio público. Las consecuencias más visibles de estas violencias son las inmediatas, especialmente marcas físicas, como moretones y cicatrices.
Sin embargo, de acuerdo con María Elena Esparza Guevara, maestra en desarrollo humano, guía de yoga y activista por la conciencia corporal como derecho, el cuerpo de las mujeres puede somatizarse. Es decir, transformar las afectaciones psíquicas en síntomas orgánicos debido a las diferentes violencias sufridas.
De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares del Inegi del año 2016, a lo largo de su vida el 66.1 por ciento de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia de género. Un 43.9 por ciento contestó que ha sufrido violencia por parte de su pareja actual o la inmediatamente pasada.
El gran porcentaje de mujeres que han sido o son víctimas de violencia dispara las posibilidades de que sus cuerpos somaticen estas agresiones. Indica Esparza Guevara: “Las formas en las que se somatizan estas violencias no son absolutas porque cada cuerpo es distinto y las dolencias pueden tener varias fuentes”.
EL MANDATO DE PRODUCTIVIDAD AFECTA EL CUERPO DE LAS MUJERES
El mandato de la productividad en la sociedad capitalista tiene efectos en la invisibilización de los síntomas corporales tanto del cansancio como de las violencias. Según la experta, “el patriarcado está íntimamente ligado a la lógica capitalista”.
Por ello, las somatizaciones de la violencia no son visibilizadas como algo importante, porque implicarían una reflexión sobre la importancia de detenernos para curar.
La pandemia ha sido un contexto donde el trabajo de cuidados se multiplicó. En este, las mujeres prácticamente se hicieron responsables, además de que muchas quedaron encerradas con sus agresores. Sobre ello, Esparza Guevara reflexiona sobre cómo la pandemia puso el foco en la importancia de la salud mental:
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“Si se visibiliza [la salud mental] se crea una ola gigantesca que de pronto cae en la conciencia de que es un derecho”.
A partir de su experiencia dando talleres, la experta ha observado algunas de las somatizaciones: “Durante la pandemia, la casa fue oficina, escuela, restaurante. Todo ese trabajo no remunerado y la duplicación de jornadas de trabajo provocan enorme cantidad de estrés”.
Y agrega que el mandato de productividad evita que las mujeres enuncien su cansancio o que acepten que no pueden más. Por ello, “Una forma en la que se somatiza esa falta de descanso o ausencia de un espacio y tiempo para su autocuidado son las migrañas. E, incluso, los problemas para respirar”.
SER CONSCIENTES DE NUESTRO CUERPO
Esparza Guevara define: “En palabras sencillas, la conciencia corporal es escuchar y sentir tu cuerpo. A través de una conexión contigo misma, entender qué reacciones nos causan los estímulos externos y cómo se procesan las emociones, los estímulos internos”.
Esta conciencia corporal es muy importante para notar qué síntomas resultan en nuestros cuerpos sobre nuestras diferentes experiencias. En el caso de la violencia de género, comunica la experta, la urgencia de procesar las emociones.
“Está comprobado que toda emoción no expresada al final va a dejar una somatización, una huella que puede llegar al terreno físico”, dice Esparza Guevara.
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Por ello, la experta recomienda escuchar al cuerpo y no invisibilizar sus sentires. También, aconseja sociabilizar esta información con las mujeres de alrededor y dar espacio para las necesidades básicas del cuerpo como comer, respirar, dormir.
Por último, la experta propone, como estrategia, “llevar un diario para plasmar la vivencia emocional. El simple hecho de escribirlo permite soltarlo, y con el diario podemos detectar las violencias”.
Si existen dudas sobre qué podría ser o no ser violencia de género, existen mecanismos como el Violentómetro del Instituto Politécnico Nacional. Este es un mecanismo que sirve para entender los tipos y grados de violencia de género. N
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