Este 27 de enero el mundo recordó el Día Internacional de Conmemoración del Holocausto, un evento anual dedicado a la memoria de aquellos que perdieron la vida bajo el régimen nazi durante el Holocausto, y de quienes perecieron en los genocidios ocurridos después.
Se eligió el 27 de enero debido a que es el aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau. Este fue el campo más mortífero del régimen nazi, hace 77 años.
En ese contexto, una carta enviada por una sobreviviente del Holocausto en 1945 llegó recientemente a manos de su familia. Ello, más de siete décadas después de que fuera enviada.
Ilse Loewenberg, nacida Berghausen, y quien luego cambió su nombre a Ilse Grün, nació en Büren, Alemania, en 1908. Sus padres fueron Simon (1870-1943) y Hannchen Berghausen, nacida Goldschmidt, ambos comerciantes.
Loewenberg tuvo tres hermanas: Margarete, Carla y Lieselotte, y se casó con Gerhard Grün (1906-1945).
Más tarde, la pareja se unió al grupo clandestino de resistencia Gemeinschaft für Frieden und Aufbau (Asociación por la Paz y el Desarrollo). Pero Loewenberg fue arrestada en febrero de 1944.
Fue conducida a un tren que se dirigía a Auschwitz, pero logró escapar arrojándose del ferrocarril en movimiento cerca de Ruda, Polonia.
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Loewenberg consiguió regresar a la capital alemana y siguió ocultándose de los nazis. Pero fue capturada nuevamente, el 19 de octubre de 1944, junto con su esposo.
Fue encerrada en una prisión de Berlín antes de ser enviada a un campo de concentración. Ahí permaneció hasta ser liberada por el ejército ruso, en abril de 1945.
Sin embargo, su marido fue enviado al campo de concentración de Sachsenhausen, cerca de la capital. Ahí fue ejecutado a tiros el 16 de marzo de 1945.
Casi toda la familia de Loewenberg pereció a manos de los nazis. Según se informa, su padre murió de hambre en el campo de concentración de Theresienstadt.
Sus hermanas Lieselotte y Margarete fueron enviadas a Auschwitz, donde murieron en 1943, mientras que su madre también pereció en un campo de concentración.
Tras su liberación escribió una carta a una familiar sobreviviente, su hermana Carla, que había emigrado a Inglaterra antes de la guerra. Loewenberg le reveló que el resto de la familia había muerto.
Enviada el 18 de julio de 1945, apenas dos meses antes del final oficial de la guerra, la misiva dice: “Gracias a la gentileza de nuestros liberadores, puedo enviarles una señal de vida después de tantos años. Papá, mamá, Grete, Lottchen y Hermann: no queda nadie vivo.
“Mi dolor es indescriptiblemente grande. ¡Mi esposo, con quien me casé hace tres años y medio, también me fue arrebatado! Cuando haya un enlace postal regular, les contaré todo con detalle”.
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Posteriormente, Loewenberg emigró a Forest Hills, Nueva York, para comenzar una nueva vida. Así, ella y Carla volvieron a reunirse allí cuando esta última se mudó también a Estados Unidos.
Loewenberg se casó más tarde con un hombre llamado Ludwig Loewenberg, y murió en 2001.
Varias décadas más tarde, la trágica carta fue encontrada en septiembre pasado. La halló la detective de tesoros familiares Chelsey Brown en un mercado de pulgas de la Gran Manzana.
Brown, diseñadora de interiores, ha logrado reunir a muchas familias con incontables tesoros perdidos, como libros, retratos, fotografías, álbumes fotográficos, postales y diarios.
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Mediante el sitio MyHeritage.com, Brown pudo rastrear a Jill Butler, familiar de Loewenberg y nieta del hermano del esposo de Carla.
Butler, que vive en Nueva Jersey, se mostró conmovida al recibir la dolorosa carta, y le agradeció a Brown por ponerse en contacto con ella. Explicó que era muy cercana a Loewenberg, y compartió fotografías donde ambas aparecen juntas, entre ellas, algunas de su boda.
Butler dijo: “Toda mi familia está verdaderamente asombrada por lo que has hecho por nosotros. La primera reacción de casi todos fue: ‘¿Se trata de una estafa?’. Pero pronto se transformó en admiración por tu desinteresada dedicación a reunir tesoros familiares con sus familias.
“Todos amábamos a nuestra tía abuela Ilse y no tenemos palabras para describir la emoción que sentimos al leer sus pensamientos escritos de su puño y letra después de salir de las profundidades del infierno europeo”.
Remitente: Ilse Grün-Brandt
Berlín-Wilmersdorf
Eisenzahnstraße 4, segundo piso
18 de julio de 1945
Mi queridísima Karla, apreciado Siegfried,
Gracias a la gentileza de nuestros liberadores, puedo enviarles una señal de vida después de tantos años. Espero que ustedes dos, mis queridos, tengan buena salud. No puede expresar con palabras lo mucho que los he extrañado, y desde hoy espero ya su respuesta. Papá, mamá, Grete, Lottchen y Hermann: no queda nadie vivo. Mi dolor es indescriptiblemente grande. ¡Mi esposo, con quien me casé hace tres años y medio, también me fue arrebatado! ¿Saben algo de Martin en Nueva York?
Cuando haya un enlace postal regular, les contaré todo con detalles. Mientras tanto, reciban un cordial saludo y besos de su Ilse.
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Brown, que comparte sus preciadas antigüedades en su página de Instagram, @citychicdecor, dijo a Newsweek: “Obtener esos documentos requirió todo un proceso, pues los recuerdos y artefactos del Holocausto se venden clandestinamente o en subastas a precios extremadamente altos.
“Un vendedor me dijo que tenía documentos del Holocausto en casa, los cuales había comprado hacía 30 años, y pensaba venderlos por miles de dólares. Creé una estratagema, y en las siguientes semanas lo persuadí de que me dejara ver los documentos. Acabé convenciéndolo de venderme tres de ellos.
“Esos documentos y artefactos deben volver a las familias que son sus legítimas dueñas, y nadie debería lucrar con las víctimas”.
Y al hablar de la reciente reunión de la carta con la familia, Brown señaló: “Fue algo muy emotivo para Jill y para mí. Esta devolución me alienta a seguir haciéndolo. El propósito de mi alma es reunir estas reliquias familiares con las familias que son sus legítimas dueñas”. N
(Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek)