En diciembre de 1961, a los 66 años de edad, Buster Keaton protagonizó el capítulo 78 de la serie de televisión La dimensión desconocida. El famoso actor de cine mudo encarna a Woodrow Mulligan, un habitante de una pequeña ciudad de Nueva York llamada Harmony. El episodio mezcla la comedia física de golpes y payasadas, algunas estrategias narrativas del cine mudo y la ciencia ficción.
Mulligan se queja del declive de la sociedad en el año 1890 y se muestra incómodo por la contaminación auditiva. Asimismo, rechaza lo que considera exceso de vigilancia policial y se queja abiertamente de la inflación y el fracaso fiscal del Estado. Por accidente, activa un casco temporal que lo traslada en el tiempo hasta 1962. De un momento a otro se ve inmerso en una ciudad con tránsito caótico de automóviles, precios astronómicos y un control constante que lo hacen extrañar su época de origen a la que busca regresar a cualquier precio.
Y Rollo, otro de los personajes del episodio, interpretado por Stanley Adams, viaja hacia el pasado con el mismo casco. Él quiere vivir en una época tranquila y menos complicada que la caótica sociedad de 1962.
En general, el episodio representa una parábola sobre las ventajas y desventajas del cambio en la época moderna. Ahora, 60 años después de la emisión, Woodrow Mulligan y Rollo encontrarían tecnologías como la internet, los teléfonos móviles, los viajes al espacio, la fotografía digital, la impresión en 3D, las criptomonedas, los NFT (tokens no fungibles), el metaverso y la criptoliteratura.
También lee: ¿Se construirán bibliotecas y museos en el metaverso?
¿Qué es la criptoliteratura? ¿Qué relación tiene con los NFT y el metaverso? En líneas generales, la llamada criptoliteratura puede entenderse como la literatura compuesta para ser distribuida de una forma asociada con los NFT. En otras palabras, de la misma forma en la que los artistas visuales están usando los mercados de NFT para distribuir y vender su trabajo, algunos escritores comienzan a usar la tecnología blockchain para publicar y distribuir sus obras.
Un NFT es una unidad única no intercambiable de datos almacenados en un sistema de blockchain que además puede asociarse con todo tipo de archivos digitales. Algunos escritores han optado por generar una imagen tipo GIF con la portada del libro que asocian a un NFT y la ofrecen a la venta con una copia digital en PDF de su obra. Esta imagen que sirve como prueba de propiedad del libro no se almacena en un estante. Más bien, se agrega a la billetera digital del usuario.
¿ALTERAR LA EXPERIENCIA DEL LECTOR?
Tanto los NFT como el blockchain ofrecen, además de la posibilidad de compra y venta de obras, posibilidades de experimentación formal que unidas al desarrollo del metaverso pueden alterar por completo la experiencia del lector. Una persona podrá usar lentes VR (realidad virtual) para interactuar y desenvolverse en el metaverso. Dentro de este también tendría acceso a un espacio virtual privado en el que los criptolibros podrían leerse bien sea de forma tradicional o convertirse en experiencias audiovisuales con todas las posibilidades que las nuevas tecnologías puedan permitir. En algún momento será posible la existencia de universidades y escuelas con criptolibros en el metaverso.
Por otra parte, la criptoliteratura tiene una aplicación inmediata como una forma de publicación y difusión directa de contenidos. Ello amenaza la posición dominante de compañías como Amazon, Google Play e Ingram Spark, entre otras. Sistemas de blockchain como Solana han comenzado a rebajar los costos de acuñar NFT y prestan un servicio de venta y distribución de contenidos sin intermediarios que traslada casi todo el beneficio al autor.
No te pierdas: De Cervantes a la genealogía genética
Blake Butler y Kalen Iwamoto son dos de los escritores que han iniciado esta tendencia de autocriptopublicación. Además, pronto existirán los llamados NFT con recursos múltiples que podrán pasarse de una plataforma a otra permitiendo que el mismo archivo funcione como un ebook (libro electrónico) o como un audiolibro en un reproductor de sonido.
Los NFT y las tecnologías de blockchain pueden también convertirse en instrumentos para proteger la propiedad intelectual. Los registros de las transacciones con estas tecnologías son inalterables. Un autor puede utilizarlos para crear un NFT privado que esté asociado con un archivo original de un libro. Este, en lo sucesivo, podría usarse como prueba de autoría. En la medida en que estas nuevas tecnologías se hagan más económicas y ubicuas es muy posible que los autores del futuro cercano abandonen el largo y tedioso trabajo del registro de derechos de autor en favor de un sistema de NFT que cumpla la misma función.
¿Cómo habría reaccionado Woodrow Mulligan, el personaje interpretado por Buster Keaton en 1961, si en lugar de girar el dial hacia la izquierda para regresar a 1890 lo hubiese girado hacia la derecha y se transportara a 2022? Quizá pensaría que se ha transportado a la una criptodimensión desconocida. N
—∞—
Carlos Aguasaco es escritor, académico y profesor en The City College of New York. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.