LOS RELATOS y controversias hoy en día están en la disputa sobre la utilización de las energías primarias fósiles (petróleo, gas natural y carbón) en el futuro. La realidad es que no existe una certidumbre sobre cómo dejar de usar estas en el mediano plazo debido a que no hay una coordinación real entre las organizaciones ambientalistas, gobiernos y el dinero. ¡Por eso todo cae en una doble moral!
En las últimas fechas he podido comprobar que el mundo está preocupado por el futuro, y no por el presente inmediato. Y cuando se llegue al futuro del hoy sucederá lo mismo que hoy.
Hay un sinnúmero de estudios, análisis, teorías, tendencias y cálculos matemáticos sobre cómo podemos hacer frente al cambio climático. ¿Pero quieres que te diga un secreto? Acércate: este ya fue desde el momento en que el hombre requirió convertir el poder calorífico de la naturaleza en energía para su utilización.
Hoy lo que debes de analizar para cambiar es comprender el cómo, para qué y cuánto debo tomar de las energías primarias para su transformación, y cuánta de ella puedo reutilizar, regenerar, capturar y aprovechar al máximo.
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El mundo se está llenando de papeles, servidores y todo lo que sirva para almacenar conocimiento, pero solo se está quedando en eso, en simple recolección de ideas que necesitan ser convertidas en algo tangible. Pero para ello se requiere dinero, el cual ha sido el valor que le hemos dado a cualquier bien que necesita ser desarrollado. Digiera aquel dicho: “Nada es gratis, todo cuesta”.
Hay una pugna en el presente sobre el futuro para mantener una temperatura menor a 1.5 oC, ello con el objetivo de no ampliar los cambios en la naturaleza que llevan siglos realizándose y adaptar el planeta para que no pierda su función principal de ser el hábitat de cualquier ser vivo.
Varios estudios analizados, y algunos de diferentes percepciones sobre cómo mantener la temperatura menor a 1.5 oC, se concluye en forma tácita que las energías primarias fósiles continuarán su utilización con base en las actuales políticas públicas, y ante la falta de certidumbre en la transición energética, en donde el dinero manda sobre los papeles escritos en los acuerdos climáticos. Las empresas solo representan en promedio el 12 por ciento del peso de sus acciones en las carteras que están comprometidas con el clima.
Esto se confirma con la reunión realizada por Estados Unidos en días recientes, en donde estaban varios países de América Latina, incluido México, y donde se alinearon compromisos para hacer frente al cambio climático. Adicionalmente, fue firmado con la Unión Europea el compromiso de la reducción de metano, el cual representa aproximadamente la mitad del aumento neto de 1.0 oC en la temperatura promedio global desde la era preindustrial.
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La reducción rápida de las emisiones de metano es complementaria a la acción sobre el dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, y se considera la estrategia más eficaz para reducir el calentamiento global a corto plazo y mantener a nuestro alcance el objetivo de limitar el calentamiento a 1.5 oC. Uno de los sectores en donde se requerirán inversiones para reducir lo anterior será la industria de las energías primarias fósiles, las cuales deberán adoptar tecnologías que mejoren la combustión al tener mejores aditivos, combustibles como oxigenantes o combustibles renovables para cualquier motor que requiera realizar una combustión.
¿La Secretaría de Hacienda y Crédito Público de México tendrá contemplado dar más presupuesto a las empresas productivas del Estado, no solo para operar, sino para hacer frente a los compromisos adquiridos sobre la reducción del metano?
El mensaje que debemos considerar en la nueva diplomacia ambientalista, creada en este siglo XXI, es que la crisis climática también presenta oportunidades económicas reales e increíbles para crear puestos de trabajo y elevar el nivel de vida de las personas en todo el mundo. Esto refiere que el crecimiento económico entrará en la variable del PIB sobre cuántos bienes y servicios finales producidos por una nación en un determinado periodo estarán relacionados con las inversiones para hacer frente a los cambios en la naturaleza.
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Un ejemplo de esto es la reciente Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la cual creó un fondo para contingencias ante el cambio climático. De los 30 que participaron solo el 67 por ciento mencionó su preocupación.
El problema de mantener una temperatura adecuada para el planeta no radica hoy día en qué energías primarias se utilizan. Más bien está en la coordinación de políticas públicas, en su aplicación y, sobre todo, en una adaptación continua para poder realizar lo necesario para reducir los contaminantes. Pero para ello todos en el mundo requerirá de dinero, y en ello la parte pública tiene un límite finito para poder cubrir el todo.
La naturaleza es, entonces, humilde para el mundo. N
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad del autor.