DURANTE 2020 se registró la muerte de 50 periodistas mientras desempeñaban su trabajo. Siete de cada diez fueron asesinados en países en paz, y ocho de cada diez de esas muertes fueron crímenes premeditados.
A algunos los mataron en condiciones particularmente sórdidas, especialmente en México e India, donde se han dado casos de periodistas decapitados, descuartizados o asesinados a machetazos, de acuerdo con el informe anual de Reporteros Sin Fronteras.
“México consolida su primer puesto en la categoría de los países más peligrosos para la profesión”, se lee en el informe, pues durante los últimos cinco años el país ha registrado un invariable promedio de “ocho a diez periodistas asesinados cada año”. En 2020 se sumó el asesinato de ocho periodistas.
En el estado de Veracruz, Julio Valdivia Rodríguez, del diario El Mundo, fue encontrado decapitado. Su colega Víctor Fernando Álvarez Chávez, director del medio digital de información local Punto x Punto Noticias, fue cortado en pedazos en Acapulco, Guerrero.
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“La llegada al poder hace dos años del presidente Andrés Manuel López Obrador no ha logrado aliviar las lacras que azotan México. Persisten los vínculos entre los narcotraficantes y la clase política, y los periodistas que se atreven a abordar estos asuntos siguen siendo víctimas de asesinatos, en ocasiones salvajes”, lanza el reporte titulado “Balance 2020. Periodistas asesinados”.
En relación con el año inmediato anterior, a nivel mundial se registró un número similar de muertes de periodistas, pero se han modificado las condiciones en las que murieron, ya que se incrementan los casos de periodistas asesinados por su profesión frente a los que se encontraban en el terreno de agresiones “sin ser blancos específicos” de esta.
En 2019, de 54 muertes, 63 por ciento fueron vinculadas con crímenes deliberados. Ese porcentaje se incrementó en 2020 y, de 50 muertes, 84 por ciento fueron víctimas mortales de un ataque planeado, advierte la organización internacional.
A partir de 2016 se registró una tendencia de reducción en el número de periodistas asesinados en zonas de guerra. Sin embargo, los países considerados en paz se perfilan como los más mortíferos para los periodistas. En 2020, casi siete de cada diez periodistas asesinados (el 68 por ciento) se encontraban en zonas de paz. En 2016, solo cuatro de cada diez fueron asesinados fuera de las zonas de conflicto.
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“Los periodistas que trabajan sobre temas espinosos se han convertido en objetivo preferente de los asesinatos. Este año, cuatro periodistas han sido asesinados mientras investigaban las actividades de la mafia. Además, a diez periodistas los han matado por sus investigaciones de casos de corrupción local o malversación de dinero público, y a tres los han asesinado cuando trabajaban en temas relacionados con cuestiones medioambientales (casos de extracción minera ilegal y acaparamiento de tierras)”, consigna RSF.
En América Latina, por segundo año consecutivo, Honduras es el segundo país más mortífero del continente. El asesinato más reciente es el del periodista independiente Luis Almendares, quien denunció la corrupción de los cargos electos locales y la violencia policial. “Al igual que sus otros dos compañeros asesinados en 2020, lo abatieron a tiros sin que las autoridades hondureñas reaccionaran y sin que se llevara a cabo una investigación seria”, denuncia Reporteros Sin Fronteras.
A pesar de que las coberturas informativas se han reducido por la epidemia de covid-19, los periodistas asesinados en los últimos diez años suman 937. Los periodistas, como el resto de la población mundial, no se han librado de la pandemia, por lo que cientos de informadores han sido víctimas del coronavirus en todo el mundo.
Aunque no es posible determinar si contrajeron la enfermedad mientras ejercían su profesión, la organización internacional consigna que al menos tres periodistas murieron por falta de tratamiento tras contagiarse mientras estaban presos. N