DESDE hace varios años, con el inicio de la era de los medios digitales, el mundo de la comunicación ha cambiado drásticamente. A través de los blogs y las redes sociales todos pueden ser creadores de contenido, reporteros o periodistas, además de ofrecer un espacio para promover canales de comunicación pública y debate.
A su vez, esto también ha generado una creciente falta de confianza en los medios de comunicación y los periodistas profesionales, haciendo más probable que la mayoría de las personas que reciben noticias de familiares y amigos las compartan en lugar de apelar a artículos de medios tradicionales.
Los académicos coinciden en que lo que estamos viviendo es una falta de opiniones transversales. A diferencia de lo que se buscaba en un principio con las redes sociales, ahora no hay ninguna conexión, sino más bien una separación de redes. Cuando los algoritmos comprenden cómo interactúa un usuario en línea, crece para adaptarse a sus intereses, creando la llamada “burbuja de alienación”. En esta lógica, cuando uno ingresa en una comunidad, hay un sentido de reconocimiento y pertenencia a algo mayor. Por lo tanto, es difícil interactuar con otros usuarios que puedan tener opiniones opuestas.
En este contexto, la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad en conjunto con el ITAM organizó la Cátedra “Theodor Heuss 2021 sobre Redes Sociales y Política”, en la que participó el Dr. Darren Linvill, profesor de la Facultad de Ciencias Sociales y Salud del Comportamiento de la Universidad de Clemson, en Estados Unidos, donde explicó el caso de cómo desde Rusia se promueve la desinformación y discursos de odio en estas plataformas, generando la polarización social en diferentes países.
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La Agencia de Investigación de Internet de Rusia se ha convertido en una empresa privada conectada a los medios estatales para actuar como una empresa de marketing que ejecuta bots, troles, sitios web y comentarios en publicaciones de todo el mundo. Por ejemplo, algunos tipos de troles pretenden ser sitios de noticias. Estas cuentas toman notas locales reales y las publican ofreciendo un sesgo en sus tuits, presentando un mundo dividido y polarizado y haciendo pensar que el planeta está aún más fraccionado de lo que realmente sucede.
Otro tipo de troles utilizados por la maquinaria rusa son los de izquierda y derecha, que pretenden ser personas reales, por ejemplo, ciudadanos promedio que piden apoyo a ciertos líderes políticos o movimientos civiles. Algunos troles incluso publican blogs, eventos, boletines y páginas de donaciones. Con el tiempo se ha vuelto más difícil identificarlos: los troles son muy profesionales y pretenden cambiar la percepción que tienen los habitantes de otras naciones.
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El profesor también señala cómo la Agencia de Investigación de Internet de Rusia estudia culturas y sociedades para saber cómo y qué piensan los individuos con el fin de mejorar sus servicios. Así, en la actualidad estas cuentas pretenden estar muy comprometidas con una causa política y crecen exponencialmente porque su contenido apela a una identidad grupal y a grupos específicos.
Aunque sea complicado poder detectar estos troles, podemos evitar caer en su juego verificando la información que se encuentra en redes sociales, y corroborándola con portales confiables. Si quieres conocer más sobre la Cátedra Theodor Heuss y los temas que se tocaron en esta, visita su página y pon en marcha mecanismos para la defensa de la democracia en un mundo cada vez más digitalizado. N
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María José Salcedo es coordinadora de Proyecto México de la Fundación Friedrich Naumann para la Libertad. Los puntos de vista expresados en este artículo son responsabilidad de la autora.