EL MÉDICO griego Hipócrates decía que, si el miedo y la tristeza se prolongan, es melancolía. Ello basado en la teoría de los cuatro humores que en la cultura griega antigua explicaba todas las enfermedades y los cambios de temperamento.
La teoría de los cuatro humores se basa en que las personas con mucha sangre se consideraban sanguíneos (emocionales); quienes tienen mucha flema eran flemáticos (equilibrados); los que tenían gran cantidad de bilis amarilla eran coléricos (irascibles, violentos); y quienes poseían mucha bilis negra se conocían como melancólicos (apáticos, tristes).
Es así como a la depresión se le denominó “melancolía”, y el término permaneció hasta el Renacimiento.
Fue en 1725 cuando sir Richard Blackmore, señalado como un “mal poeta” y médico respetado, denominó como “depresión” la enfermedad.
El 13 de enero se celebra el Día Mundial de la lucha contra la depresión, un trastorno mental que puede presentarse con frecuencia. Se calcula que afecta a más de 300 millones de personas en el mundo, de acuerdo con datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
“La depresión puede convertirse en un problema de salud serio con la presencia de síntomas tales como la tristeza, pérdida de interés, sentimientos de culpa o falta de autoestima, falta de sueño, falta de apetito, cansancio y falta de concentración”, explica a este medio la doctora María Teresa Monjarás Rodríguez, académica de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Por ello recomienda prestar atención al comportamiento, ya que es de suma importancia prevenir desde que se comienzan a vislumbrar algunos o todos los síntomas.
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“La depresión puede ser multifactorial. En algunos casos existe un elemento genético-hereditario o puede ser provocada por factores ambientales tales como el estrés, situaciones de violencia, problemas en la familia, en el ámbito laboral, pérdidas de personas cercanas. Estas situaciones pueden desencadenar este tipo de trastornos”, comenta la psicóloga Monjarás Rodríguez.
TIPOS DE DEPRESIÓN
La depresión puede ser recurrente (distimia) y se puede prolongar hasta uno o dos años, “aunque los síntomas pueden llegar a ser más leves, pero más prolongados”, comenta la especialista.
Joaquín Ricardo Gutiérrez Soriano, especialista del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina de la UNAM, señala por su parte que este trastorno “lleva a un estado de discapacidad. El individuo presenta dificultades para hacer sus actividades y no es capaz de tomar decisiones por sí mismo”.
A ese respecto, la doctora Monjarás Rodríguez añade que esta situación puede llevar a la persona a presentar dificultades para desempeñarse en el trabajo, la escuela y, en general, una falta de capacidad para afrontar la vida diaria, lo que en su forma más grave puede conducir al suicidio.
Las cifras de la OMS indican que cada año se suicidan cerca de 800,000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo etario de 15 a 29 años.
“Las personas con episodios depresivos leves tendrán alguna dificultad para seguir con sus actividades laborales y sociales habituales, aunque probablemente no las suspendan completamente.
“En cambio, durante un episodio depresivo grave es muy improbable que el paciente pueda mantener sus actividades sociales, laborales o domésticas si no es con grandes limitaciones”, explica la OMS.
El organismo internacional observa que, asimismo, existe el trastorno afectivo bipolar, un tipo de depresión consistente en episodios maniacos y depresivos separados por intervalos con un estado de ánimo normal. Los episodios maniacos cursan con un estado de ánimo elevado o irritable, hiperactividad, autoestima excesiva y disminución de la necesidad de dormir.
TRISTEZA VS. DEPRESIÓN
La tristeza forma parte de los síntomas de la enfermedad, pero cuando se habla de un trastorno de depresión mayor se conjuntan una serie de síntomas.
Cuando una persona se encuentra triste no quiere decir que necesariamente está padeciendo una depresión, por ejemplo, ante una pérdida es necesario sentir tristeza para el desahogo.
“Después de llorar, los seres humanos s pueden sentir un poco más relajados porque esa es la función de la tristeza, expresar esas situaciones, aunque generalmente se percibe como un sentimiento desagradable.
“La tristeza es una emoción básica, la depresión es un conjunto de síntomas que están presentes por lo menos dos semanas o incluso años, pero cuando ya incapacita a la persona en el área familiar, laboral o en lo social puede que otros nos lo hagan notar, nuestro círculo. Desde que nos dejamos de sentir bien se debe poner atención y actuar”, comenta Monjarás Rodríguez.
EL TRATAMIENTO DEPENDE DE LA SEVERIDAD Y DURACIÓN
La doctora Monjarás indica que existen tratamientos eficaces que son indicados por psiquiatras y psicólogos en conjunto.
“Es importante que ambos vayan de la mano, de ser así, sí puede haber un progreso y una recuperación, siempre y cuando se llegue al final del tratamiento. Uno de ellos es la terapia cognitiva conductual”.
Esto consiste en tener sesiones de psicoterapia con un asesor de salud mental de forma estructurada y sin faltar a las reuniones, que son de una cantidad limitada. Esto hará que el individuo tome conciencia de pensamientos negativos y avanzar hacia la visualización de escenarios de la vida cotidiana con mayor claridad y así reaccionar de forma más efectiva.
“También se puede hacer uso de medicamentos, aunque en ocasiones el paciente rehúsa usarlos o los consume a medias y rompe la secuencia. El resultado es la presencia de dificultades que no permiten que el trastorno se cure”, señala la psicóloga.
La OMS observa que los antidepresivos pueden ser eficaces en la depresión moderada a grave, pero no son el tratamiento de elección en los casos leves, y no se deben utilizar para tratar la depresión en niños ni como tratamiento de primera línea en adolescentes, en los que hay que utilizarlos con cautela.
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En tanto, la Asociación Psiquiátrica Mexicana (APM) explica que el resultado del tratamiento depende de la severidad y duración.
Cuando la enfermedad es leve y ha durado menos de un año, el tratamiento puede ser solo con psicoterapia, antidepresivos o la combinación de ambos.
Cuando el caso es grave, además de la psicoterapia y el uso de antidepresivos, puede ser necesario, en algunas ocasiones, hospitalizar al paciente para salvaguardar su vida o su integridad física.
“Existen otros tratamientos que no necesariamente implican el uso de medicamentos, como la estimulación magnética transcraneal (EMT). Tratarse en caso de que se padezca depresión mejora notablemente la funcionalidad, la calidad de vida, y en casos severos, incluso se conserva la integridad física y la vida, ya que con la mejoría anímica las ideas de muerte o de suicidio desaparecen”, señala la APM.
En México, el Instituto Nacional de Psiquiatría “Juan Ramón de la Fuente”, la Facultad de Psicología y la Secretaría de Salud están a cargo de la pagina “Mi salud también es mental”, en donde los usuarios pueden encontrar un breve cuestionario que funciona como un instrumento para la detección de riesgos a la salud mental que pudieron haber surgido o complicarse durante la pandemia de COVID-19.
A partir de lo que responda, el usuario recibe retroalimentación y recomendaciones para actuar ante las emociones, pensamientos y comportamientos que se puedan identificar. N