UNA COMISIÓN de especialistas ha advertido al Congreso de Estados Unidos que el ejército de China está expandiendo rápidamente sus capacidades bélicas y que podría estar listo para intervenir en guerras prolongadas en el extranjero en los próximos 15 años.
Hace unos días, la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad Estados Unidos-China envió su más reciente informe al Congreso, después de un año de deterioradas relaciones entre ambos países y en medio de la pandemia de coronavirus, disputas de derechos humanos, conflictos comerciales y una enconada campaña presidencial en la que el Partido Comunista Chino (PCC) fue visto como una importante amenaza para la seguridad nacional de su par.
La Comisión señala que China “está inmersa en una competencia mundial con Estados Unidos por el poder y la influencia”, y añade que el PCC “considera los valores liberales democráticos defendidos por Estados Unidos como un impedimento fundamental para sus ambiciones externas y como una amenaza existencial para su gobierno interno”.
Un elemento clave de la protección del poder de China es el Ejército Popular de Liberación (EPL) que, gracias a la enorme inversión recibida en décadas recientes, está pasando de ser una fuerza de la Guerra Fría, numerosa pero poco sofisticada y centrada en tierra, a convertirse en un ejército más avanzado y enfocado, capaz de realizar proyecciones de fuerza naval y aérea, además de operaciones internacionales.
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Actualmente, China tiene el segundo presupuesto militar oficial del mundo, con 178,000 millones de dólares. Aún así, es menor que el de Estados Unidos, de cerca de 721,500 millones, mayor que el de las siguientes diez naciones combinadas.
Sin embargo, el gasto de China preocupa a funcionarios y analistas estadounidenses, quienes temen que Pekín pronto sea capaz de desafiar la hegemonía militar de Estados Unidos en Asia y en otros lugares.
“Los recientes avances en equipamiento, organización y logística han mejorado significativamente la capacidad del EPL de proyectar poder y desplegar fuerzas expedicionarias lejos de las costas de CHina”, se lee en el informe de la Comisión.
“Una evolución simultánea en la estrategia militar exige que la fuerza sea capaz de operar en cualquier lugar del mundo y de contender con el ejército de Estados Unidos si debe hacerlo. En los últimos 20 años, los líderes chinos han impulsado vigorosamente al EPL para desarrollar proyección de poder y capacidades de expedición.
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“Las capacidades de proyección de poder de China se desarrollan a un ritmo rápido y constante, lo que refleja la determinación de los líderes civiles de transformar al EPL en una fuerza expedicionaria mundial en cuestión de décadas”, se añade en el informe.
“A corto plazo (próximos cinco años), el EPL se centrará en consolidar las capacidades que le permitirían llevar a cabo operaciones militares a gran escala alrededor de su perímetro marítimo. A mediano plazo (próximos 10 a 15 años), el objetivo del EPL es adquirir la capacidad de combatir en una guerra limitada en el extranjero para proteger sus intereses en países participantes [en la iniciativa Cinturón y Ruta]. Para mediados del siglo, el EPL busca ser capaz de desplegar fuerzas rápidamente en cualquier lugar del mundo”.
ENFRENTAR EL DILEMA CHINA
Actualmente, en Washington, D. C. ambos partidos reconocen que es necesario hacer frente a la cuestión de China. En la reciente elección presidencial, el presidente Donald Trump y el ganador, Joe Biden, prometieron tomar una postura más firme ante Pekín.
Las décadas anteriores de capitalismo de “dejar hacer, dejar pasar” han fracasado, afirman los críticos, al no impulsar un estado chino más liberal que sea una parte responsable en el orden internacional dominado por Estados Unidos. A las naciones occidentales les alegró cosechar los beneficios económicos de unos lazos más estrechos con China, pero no pudieron, o no quisieron, considerar la posibilidad de que Pekín pudiera usar su influencia y su riqueza para afianzar y exportar su autoritarismo.
Biden asumirá el cargo el mes próximo y heredará la peor relación entre Estados Unidos y China en décadas. El presidente electo ha dicho que los demócratas no consideran el desafío de China como “principalmente militar”, aunque el partido” disuadirá y responderá a la agresión”. Esto incluye las disputas alrededor del Mar del Sur de China y Taiwán, dos puntos clave en los que los ejércitos estadounidense y chino se cruzan regularmente.
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El desafío de China extenderá su sombra sobre la política exterior de Biden, y es muy probable que sea el reto estratégico número uno que deban enfrentar por décadas los presidentes sucesivos.
En el informe anual de la Comisión se señala que “la valoración de los líderes chinos de Estados Unidos como un oponente peligroso y firmemente comprometido ha influido en casi todas las facetas de la estrategia diplomática, de la política económica y de la planeación militar de China en la era posterior a la Guerra Fría”.
Esto se ha intensificado desde que el presidente Xi Jinping asumió el poder en 2012, según la comisión. Xi ha centralizado el poder y abolido los límites de los periodos presidenciales, convirtiéndose de hecho en presidente vitalicio y en el líder más poderoso desde el cofundador del PCC, Mao Zedong.
“El éxito continuo del gobierno chino al lograr sus objetivos económicos, diplomáticos y militares podría retrasar el progreso económico y tecnológico de Estados Unidos durante décadas, generando un costo para los buenos empleos y la prosperidad compartida, envalentonando a autócratas y dictadores de todo el mundo y obstruyendo el apoyo militar de Estados Unidos a sus aliados y socios de la región Indo-Pacífico en caso de un conflicto futuro”, se advierte en el informe.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek