RAFAELA López vive en Xalapa, Veracruz, y es partera tradicional, tiene 28 años y desde que inició la carrera de partería ha tenido la oportunidad de atender 500 partos en los que se desempeña acompañando a las mujeres antes, durante y después del embarazo y parto.
Para ella, el objetivo es claro y tiene que ver con escuchar y orientar de la mejor manera a las futuras madres durante su embarazo, ya que el beneficio es para ellas durante esta etapa. Rafaela afirma que sí hace la diferencia el que un bebé nazca en un ambiente cálido y con amor, con todos los cuidados que se debe tener.
Instituciones internacionales como la Organización Mundial de la Salud, el Fondo de Población para las Naciones Unidas y la International Confederation Midwives, así como el Comité Promotor para una Maternidad Segura en México avalan que la atención que las parteras dan a las mujeres antes, durante y después del parto proporciona grandes beneficios tanto al bebé como a la madre.
Para Rafaela, acompañar a una mujer en el proceso de su embarazo y en el momento del parto le resulta satisfactorio. “Es un orgullo y un honor estar presente en este proceso tan importante y maravilloso para las familias. Es de los mejores pagos que se puede tener como partera”, describe en entrevista con Newsweek México.
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Sin embargo, el trabajo de la partería en México y América Latina enfrenta retos importantes en cuanto al reconocimiento que dimensione la importancia de su labor dentro de una comunidad rural o una urbana, donde las mujeres con partos no complicados o de riesgo tengan la opción de recibir a sus bebés en casa sin aforar los servicios hospitalarios, a menos de que resulten complicaciones durante el proceso de embarazo.
David Meléndez, médico y secretario técnico del Comité Promotor por una Maternidad Segura en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, explica que el tema central en la atención a la salud sexual y reproductiva de la mujer es brindarle el cuidado necesario basado en sus propias decisiones con información confiable, segura, fidedigna y sin presión para que ella de manera libre lo decida.
Lo anterior, con base en las necesidades que cada mujer tiene de acuerdo con su ritmo de vida y las comodidades que requiera al momento de iniciar un embarazo decidido, libre y seguro con el conocimiento de los riesgos que puede afrontar y, a partir de eso, decidir la manera en que tendrá a su bebé.
EL BUEN TRATO AL PROCESO MATERNO
Meléndez, quien además es médico de profesión y cuenta con una larga trayectoria en medicina social, perinatología y en temas de procesos de mejora respecto a la salud materna, explica a este medio que desde el comité le dan la información y ella decide de manera libre si desea un parto asistido con partera tradicional o profesional o si prefiere un parto por cesárea, “y eso no lo vuelve violencia obstétrica”, señala.
Sin embargo, hablar de violencia obstétrica implica aprender a identificar en qué momento una mujer está siendo víctima de esta forma de agresión, a lo que el secretario técnico del Comité Promotor por una Maternidad Segura (CPMS) explica que, desde esta representación, la cual se integra por más de 64 organizaciones sociales, incluidos académicos y agencias de las Naciones Unidas, así como instituciones gubernamentales, consideran que hay procesos que deben mejorar.
“En el Comité no nos gusta hablar de violencia obstétrica porque es un concepto que puede estigmatizar a un prestador de servicios. De lo que nosotros hablamos es de maltrato y falta de respeto, que es el concepto que también usa la OMS y que nos permite el diálogo con los ginecoobstetras, médicos generales que atienden áreas ginecoobstétricas y es interesante porque la evidencia científica en los pocos estudios que hay en México respecto a quién maltrata y quién violenta durante el ámbito de la dimensión obstétrica”, explica en entrevista con Newsweek México.
En septiembre de 2014 la Organización Mundial de la Salud publicó una declaración respecto a la salud sexual reproductiva para promover la prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud.
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Esta declaración es un llamado a los Estados nación, en el mundo, ante el trato irrespetuoso y ofensivo que muchas mujeres sufren durante el parto en centros de salud, ya que no solo viola los derechos de las mujeres a una atención respetuosa, sino que también amenaza sus derechos a la vida, la salud, la integridad física y la no discriminación.
“Esta declaración reclama un accionar más enérgico, diálogo, investigación y apoyo en relación con este importante problema de salud pública y de derechos humanos”, se lee en el documento.
Ante esto, Meléndez añade que el maltrato no es exclusivo de un profesional y escala en distintos cargos dentro de un centro de salud o unidad hospitalaria. Aunque “sí coincidimos en que tenemos un gran pendiente con el tema de la atención obstétrica respetuosa basada y centrada en las decisiones de las mujeres”.
Para el CPMS y desde muchas de las organizaciones de parteras, la atención a las mujeres durante el embarazo y a los recién nacidos es posible si se piensa en parteras y médicos, ya que es un trabajo multidisciplinario donde una mujer debe obtener lo mejor de los dos modelos que, aunque son prototipos diferentes se complementan e incluso interactúan entre ellos.
“Los buenos sistemas de salud —con mejores resultados y desempeño— sí comprenden esto e interactúa cada quien en sus espacios y eso es padre, para decir que el sistema de parteras tradicionales y de atención es una realidad. El sistema de salud debe tener menos fragmentación y más diálogo”, afirma.
PARTERAS, LÍDERES LATINOAMERICANAS
En la comunidad de Tela del Monte, ubicada en Cuernavaca, Morelos, vive Mirna Edith Amaya, ella es partera tradicional, creció con la herencia de abuelas parteras y de abuelo curandero. Cuando tenía diez años atendió el parto de su último hermano. Hoy tiene 64 años de edad y durante toda su vida se ha dedicado a implementar la medicina tradicional en atención al embarazo de acuerdo con el conocimiento de las plantas nativas en determinada región.
En su trayectoria como partera no solo ha atendiendo partos y recibido recién nacidos, también se ha esmerado en los cuidados de la salud reproductiva de las mujeres al dedicarse a la enseñanza de la medicina tradicional y la partería. Su trabajo no solo se enfoca en México, también preside la Alianza Latinoamericana de Parteras desde 2007, en la que trabaja con diferentes países reintegrando a la partera en los servicios e intercambiando saberes entre parteras de diferentes comunidades.
El trabajo de Mirna destaca por la creación de una línea propia de atención a la salud reproductiva y materna en las mujeres abocándose a qué plantas medicinales tienen las personas a las que atenderá en su comunidad, con qué cuentan y cuáles son los mayores padecimientos que tiene la esa población.
Amaya explica a este medio que cuando llega a una comunidad realiza un diagnóstico de la población, tanto de enfermedades como de las plantas medicinales con las que cuentan, ya que no puede llevar una planta que no conoce y que en la comunidad no están acostumbrados a ver y usar porque se pueden contraponer.
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De acuerdo con la enseñanza en plantas medicinales que ha adquirido a lo largo del tiempo, Mirna explica que en la atención a las mujeres durante el embarazo usa plantas antihemorrágicas y nutritivas en hierro y minerales de la región en donde atiende a la mujer.
“Siempre digo que la mejor medicina son las plantas alimenticias, es bien importante todas las hojas verdes que se puedan ingerir en la alimentación, una buena alimentación es la mejor medicina. Si la mujer, antes de embarazarse, toma suficientes plantas que contengan ácido fólico, pues no va a tener problemas. Con que se alimente de plantas de hoja verde y con alimentos que contengan hierro, porque una anemia me puede llevar a una hemorragia a la hora del parto”, explica Mirna Edith Amaya en entrevista con Newsweek México.
La especialista en plantas medicinales hace énfasis en el uso comestible de vegetales que se conozcan en la comunidad ricos en hierro, en ácido fólico y vitaminas para que llenen el sistema inmunológico de la embarazada y, así, se evite una descompensación al sistema inmune, no se estrese, no se deprima y no tenga anemia, siempre y cuando sean dosis indicadas por un médico tradicional.
UNA HERENCIA ANCESTRAL
“Hay que tener mucho cuidado con eso [la automedicación], ya que son parte de los problemas que hemos tenido mucho los médicos tradicionales, porque hay mucha gente que se automedica, donde la planta medicinal nunca falla, pero sí la automedicación en la cantidad y la dosificación. Ahí es cuando se convierte en veneno o en toxicidad”, explica.
Amaya, además de ser partera y médica tradicional se ha dedicado a escribir libros acerca de la salud reproductiva y materna en conjunto con las plantas medicinales. En 2021 presentará el libro Manual de plantas medicinales durante el embarazo, parto y puerperio.
Como partera, cuando sale a atender a una mujer acostumbra a llevar en su maletín los preparados de plantas medicinales que realiza con sus pinturas, microdosis y fitopreparados que utiliza para cualquier emergencia, “ya sea para parar una hemorragia, para el sistema nervioso o para que defequen. Incluso, para los baños posparto y las hierbas que usarán, así como para que baje la leche”, explica.
Para reconocer el trabajo de las parteras en el sistema de salud, tanto mexicano como de América Latina, Amaya, un grupo de parteras tradicionales en Latinoamérica inició un movimiento que plantea el reconocimiento de esta práctica milenaria en el continente y, que hoy día, continúa como parte de la herencia ancestral que cada partera comparte.
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Así nació la Alianza Latinoamericana de Parteras ante la necesidad de apoyar a todas las parteras de Latinoamérica. Parteras que están aisladas o que no son tomadas en cuenta, “pasa también en los servicios de salud donde las humillan mucho, entonces, hemos tratado en la manera de trabajar”, menciona.
Hasta ahora, trabajan con parteras de El Salvador, Guatemala, Argentina, Chile, Bolivia, Uruguay y Colombia, país en el que lograron que, en 2011, durante la administración de Juan Manuel Santos, se diera la premisa de “Mujer sabia” a una partera y donde logró también una ayuda a su comunidad tras haber atendido 3,000 partos, según cuenta Mirna Amaya.
“Ahora trabajamos en reconciliar todos esos estatutos que llevamos a cabo en la Alianza Internacional de Parteras que, por sus siglas, se lee ALAPAR y que vienen bien porque vamos a la par con la familia, a la par con el médico, con la enfermera, a la par con la mujer que va a parir y a la par con otra partera”, explica la especialista en medicina tradicional.
Recientemente, el documental Birth Wars, de la documentalista y fotoperiodista Janet Jarman, fue reconocido en el Chain NYC Film Festival de Nueva York, en Estados Unidos, como mejor directora de largometraje documental y mejor película del festival tras visibilizar el trabajo de las parteras tradicionales y profesionales en la región sur de México. N