En una tarde de lunes hace casi 20 años, cuando era una joven reportera política, nuestro director de recursos humanos me pidió que pasara a su oficina, y cuando salí, cinco minutos después, ya no tenía empleo. Esto no es tan sorprendente: desde 2008, las salas de prensa han sido recortadas a la mitad. Pero por entonces, con la industria de los periódicos todavía en auge, yo estaba estupefacta.
En un instante pasé de tener un “empleo regular y estable” (aunque mal pagado) a no tener nada: el periódico me mandó a freír espárragos con una indemnización de cuatro días. Para complicar el problema, fui despedida el lunes 10 de septiembre de 2001. Mi búsqueda de trabajo al día siguiente no salió como la planeé.
Por supuesto, finalmente hallé otro trabajo. Pero el estrés de quedar desempleada al borde de una crisis nacional como la que azotó a Estados Unidos con el derrumbe de las Torres Gemelas fue profundo, y eso es exactamente lo que muchas personas sufren hoy día.
Dado el curso impredecible de la pandemia, es imposible contar con una recuperación rápida. Más bien, lo que he aprendido, a través de mi experiencia personal y de escribir un libro sobre el futuro del trabajo, es esto: por estos días, todos necesitan un trabajo paralelo. La verdadera seguridad es nunca permitirnos el hacernos dependientes de un solo empleador.
Los empleados atareados se preguntarán: ¿de dónde sacaré el tiempo? ¿Cómo sabré siquiera dónde empezar?
EXPLOTA TUS HABILIDADES ESCONDIDAS
Mientras escribía mi libro Entrepreneurial You (El tú empresarial, traducción no oficial), descubrí unos cuantos principios que cualquiera de nosotros puede usar para desarrollar un flujo paralelo de ingresos, de maneras pequeñas y manejables, con el tiempo.
Primero, incluso si no sabes cuál es tu área de experiencia, otros sí. Casi todos tienen amigos que acuden a ellos por ciertos favores: tomar fotografías, ayudarles a coordinar guardarropas, mejorar su currículo o perfiles de LinkedIn. Te buscan porque reconocen que tienes habilidades inusuales, y ahora es el momento de que tomes nota.
Segundo, prueba el concepto. Nadie quiere pagarte por algo que nunca antes has hecho. Pero —si tu oferta es deseable— muchas personas podrían levantar la mano para convertirse en un “probador beta” gratis. Es de poco riesgo para ellos: incluso si la cena en la que provees comida no alcanza los estándares de Julia Child, todavía es una cena gratuita (presuntamente decente). Y es una manera de que valides la idea, ya que es una verdadera mala noticia si nadie quiere tu producto o servicio, incluso si es gratis.
Finalmente, es hora de que te paguen. Probablemente no puedas comprar tarifas altas al principio. Pero al echar mano de las referencias de tus probadores beta originales, ahora deberías de ser capaz de ganar un poco de dinero con tu empleo paralelo. Y con el tiempo, conforme afinas tus habilidades y confianza —y acumulas clientes felices—, tu capacidad de cobrar un extra crecerá.
Hoy he desarrollado múltiples flujos de ingresos: enseñar en escuelas de comercio, dar charlas de presentación, escribir libros, instruir a ejecutivos, cursos en línea y más. Y cuando la alteración pegue, como lo hizo con la pandemia, esa diversificación crea resistencia: las charlas de presentación en las conferencias se agotaron, pero las ventas de cursos en línea crecieron exponencialmente.
El cambio ya viene, ciertamente, pero no sabemos cómo ni cuándo. La mejor seguridad de carrera posible —para todos nosotros, incluidos aquellos con “empleos estables”— es construir un empleo paralelo hoy que pueda ayudar a proteger nuestro futuro financiero mañana.
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Dorie Clark enseña en la Escuela Fuqua de Comercio de la Universidad Duke y es la autora de Reinventing You (Reinventarte, traducción no oficial) y Entrepreneurial You (Harvard Business Review Press). Las opiniones expresadas en este artículo son propiedad de la autora.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek