LAS PANDEMIAS, normales en la historia de la humanidad, muchas veces han sido descritas en narraciones literarias. Enfermedades infecciosas como la lepra, el cólera y la peste se encuentran ancladas en el mundo de la literatura y han sido usadas como musas para crear grandes obras.
La peste negra que tuvo lugar entre 1347 y 1351 es considerada la pandemia que más muertos dejó en el planeta. Llegó de Asia a Europa a través de las rutas mercantes y durante 400 años apareció y desapareció, dejando millones de muertos.
Siglos antes de esta enfermedad, Sófocles ya había escrito sobre la peste en la tragedia griega Edipo rey (430 a. C.). El autor decidió que la enfermedad asolara Tebas, no solo para cumplir con el destino que le tocaba a Edipo, sino que también fue usada como una metáfora sobre la violencia que padecía la ciudad y lo contagiosa que era entre la sociedad.
Tras la aparición de la peste negra, Giovanni Bocaccio fue uno de los máximos exponentes de dicha enfermedad, la cual plasmó en el Decamerón (1353). Ambientada en Florencia, narra la historia de siete mujeres y tres hombres que huyen de la enfermedad y se refugian en una cabaña. Por medio de los protagonistas el autor crea una visión terrorífica de esa enfermedad.
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En estos días, en el transcurso de la pandemia por el coronavirus, alrededor del planeta muchos han sido los lectores que han recordado a Albert Camus y leído o releído La peste (1947), que expone que las peores epidemias o pandemias no son enfermedades físicas, sino morales. Y es que, de acuerdo con la narrativa, en escenarios de crisis aflora la deshumanización, la discriminación y el egoísmo, pero también la solidaridad.
El amor en los tiempos del cólera (1985), de Gabriel García Márquez; La peste escarlata (1912), de Jack London; Epidemia (1987), de Robin Cook, y El año de la plaga (2018), de Marc Pastor, forman parte del gran mosaico de obras que han narrado los estragos que dejan a su paso las enfermedades infecciosas y el comportamiento humano ante estas.
OTROS MONSTRUOS LITERARIOS
Por su parte, el premio Nobel de Literatura José Saramago en Ensayo sobre la ceguera (1995) presenta una muestra del egoísmo social a partir de una trama que narra el curso de una imparable epidemia de ceguera, convirtiendo en un caso a toda una ciudad.
La cuarentena (1995), de Jean-Marie Gustave Le Clézio, relata la epidemia del cólera dentro del barco Ava, que recorría las rutas entre Marsella y Mauricio y es obligado a desembarcar en la isla Plate para cumplir la obligación de una cuarentena. La obra literaria exhibe la pérdida de la cordura ante los contagios de cólera, pero también resalta las virtudes humanas.
En Peste y cólera (2012), de Patrick Deville, se muestran estas imponentes enfermedades a través de una narración sobre una apasionada aventura científica y humana. En tanto, Diario del año de la peste (1722) es una de las novelas más representativas de Daniel Defoe. En medio de la tragedia, el autor coloca al lector como testigo de comportamientos humanos insólitos, pues hay sirvientes que cuidan incondicionalmente a sus amos y padres que abandonan a sus hijos infectados.
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Ébola 76 (2012) narra el primer brote de ébola en la República Democrática del Congo, en 1976, cuando un obrero textil lo lleva a Sudán tras contraerlo al tener relaciones sexuales con una prostituta. El escritor Amir Tag Elsir crea un mar de historias que se entrelazan en la obra, lo que da la impresión de que predijo el brote de 2014.
La literatura ha ocupado un lugar principal ante la catástrofe de las enfermedades infecciosas y las tramas mantienen en la memoria lo que no se debe repetir. Incluso, sugiere ciertos cuidados y prevenciones que no deberían pasar inadvertidas durante la actual pandemia.