El acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo y sus aliados (OPEP+) de mantener la producción contraída un mes más, ante el incremento lento de la demanda mundial, ha originado un nuevo orden en la comercialización del crudo para el mediano plazo, en donde países como Arabia Saudita captarán a los importadores como China en función de ofrecer almacenamiento y logística mas ágil.
En julio, Arabia Saudita incrementará los precios, con lo que dará pie a que los márgenes de las ganancias que obtienen las refinerías de petróleo al procesar el crudo en combustible estén luchando para mantenerse al día con el mercado ante una lenta recuperación.
Ante lo anterior, México debe de hacer un alto y darse un espacio para analizar si mejor conviene convertirnos en refinadores y cubrir la demanda interna y dejar de exportar crudo.
Ante la apertura de nuevas marcas y las importaciones de combustibles debemos determinar si actualmente tenemos la capacidad de crudo necesario y la calidad para las refinerías que estamos utilizando.
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Hoy en día podemos observar que:
∞ La producción de crudo está conformada por 63 por ciento de crudo pesado y 47 por ciento de ligeros.
∞ La mezcla que entra en refinerías actualmente es del 51 por ciento de pesado y 49 por ciento de ligero.
∞ El porcentaje de salida por cada barril de entrada es de 32 por ciento de gasolina y 23 por ciento de diésel.
∞ La producción actual promedio en 2020 podría llegar a 1 millón 718,000 barriles (mbd), y la producción operativa en diciembre podría llegar a 1.850 mbd.
∞ Las seis refinerías fueron conceptualizadas para tener crudo ligero en mayor proporción. Antes de 2018 entraba un 40 por ciento de crudo pesado, y este aumento se debió a la contracción en la extracción de crudo ligero.
∞ La capacidad de las refinerías en función de la destilación atmosférica es de 1 millón 615,000 barriles diarios y están actualmente laborando al 41 por ciento.
∞ En diciembre de 2019 las importaciones de gasolina eran realizadas en 80 por ciento por parte de Pemex y 20 por ciento por privados. Respecto al diésel, el 64 por ciento, Pemex y 36 por ciento, privados.
Es primordial establecer que, para volverse un refinador neto, se debe tener cubierto el 100 por ciento de la materia prima del total de la utilización que se planea realizar en función de la calidad y el tipo de crudo. Y que el mercado de refinación se oriente a competir por reducción de costos y por maximización de rendimientos del crudo.
En México, al convertirnos en refinadores, tenemos que dejar en claro que, para poder lograrlo, debemos de cumplir con dos requisitos fundamentales: tener el suficiente recurso financiero para apalancar a la empresa productiva del Estado que funge como la base del total de la producción nacional y alcanzar las metas de producción establecidas para esta administración para 2024 entre la empresa productiva del Estado y privados.
¿DE QUÉ DEPENDE EL MERCADO?
El mercado de importación de combustibles a partir del 2021 dependerá de si la demanda mantiene una constante para la gasolina de alrededor de 800,000 barriles por día y 400,000 para el diésel en la nueva normalidad. En proyecciones realizadas por la Secretaría de Energía (Sener) en 2018 se indica que podría llegarse, en 2032, a un consumo de combustibles de 1.6 mbd (incremento de 400,000 barriles).
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A marzo pasado, en México existen 103 permisos de gasolina y 68 de diésel, los cuales incluyen a ExxonMobil, Shell, Valero, Tesoro, Total y BP entre las marcas de combustibles de escala mundial y que tienen sus marcas en estaciones de servicio. PMI, de Pemex, ante los cambios de mercado se ha convertido en Trader directo de mayor volumen de importación al tener al mayor cliente que cuenta con infraestructura para la comercialización de los combustibles.
Con lo anterior debemos dejar claro que sin dinero no habrá materia prima para enviar crudo a refinar. Convertirnos en refinadores y dejar de exportar a nuestros socios comerciales es no cumplir con la ecuación y se comprometerían los compromisos que se tienen con empresas de países europeos y Estados Unidos. Es importante, al mismo tiempo, que la SHCP se pronuncie sobre si a la nación le conviene ser un refinador.
La exportación de crudo conviene a la nación, la refinación es el negocio de Pemex en el mercado de los combustibles en México al tener controlado gran parte de la producción y las terminales de almacenamiento de reparto. En la tabla que acompaña este artículo se muestra, con base en el plan de Pemex, el Plan de Desarrollo de la Nación y con la refinería de Dos Bocas, una visión de lo que podría pasar.
El mejor de los escenarios indica que en 2022 el 66 por ciento de la demanda de gasolina sería cubierta por la refinación nacional y no requeriríamos de importar diésel (en función de que aumente la producción de diésel de bajo azufre). Pemex requeriría una inversión de 21 MM de dólares para llegar a la producción de 2.697 MBD (privados podría compensar de las rondas) para poder regresar a los mismos valores de importación que en 2019.
En el peor de los escenarios, el de no tener el dinero suficiente para incrementar la producción, en dado caso que la demanda se incrementara de acuerdo con lo pronosticado por la Sener en 2018 en las prospectivas, la importación incrementaría tanto de gasolina o diésel.
El esfuerzo no está en la construcción de la refinería hoy día, está en poder llegar a la meta de producción y en tener la materia prima suficiente. No tenerla significaría tener que importar crudo ligero dando a lugar a una contracción del margen de utilidad del Sistema Nacional de Refinación.
Para convertirnos en refinadores primero tenemos que dar el dinero suficiente a Pemex Exploración y Producción, dejarlo decidir qué campos deben ser explotados y, en el caso de que el presupuesto no sea el suficiente, dejar que tenga socios que le ayuden a capitalizar y tener un mayor factor de recuperación de cada yacimiento a explotar. Aquí no es lo que le conviene a Pemex, sino a la nación.
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Ramsés Pech es analista y asesor de la industria energética y en economía.