El jefe del Estado Mayor de Estados Unidos, el general Mark Milley, admitió este jueves que se equivocó al acompañar al presidente al posado de una foto en una iglesia, después de que una manifestación pacífica fuera reprimida, un indicio de que la fractura entre Donald Trump y el Pentágono se profundiza.
“No debería haber estado allí”, declaró el general que emitió esta declaración después de que el jefe del Pentágono, Mark Esper, marcara distancia con Trump la semana pasada.
El controvertido incidente se produjo el 1 de junio, cuando Trump caminó desde la Casa Blanca para tomarse una foto sosteniendo una biblia frente a la cercana Iglesia de Saint John, vandalizada la víspera durante protestas contra la brutalidad policial tras la muerte de George Floyd.
El paseo fue objeto de críticas por la orden de desalojar con gases lacrimógenos a unos manifestantes que solo participaban en una protesta pacífica y porque el mandatario se limitó a pasear y posar con una biblia ante la iglesia más cercana, lo que también provocó reproches de la iglesia episcopaliana por entender que estaba haciendo un uso político de símbolos religiosos.
La Casa Blanca defendió la foto de Trump afirmando que enviaba un mensaje contundente e incluso lo comparó con el primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial, Winston Churchill.
En un momento de debate nacional sobre las discriminaciones raciales, “mi presencia en ese momento y en ese ambiente creó una percepción de participación militar en la política interna”, indicó el alto mando.
“Debemos respetar escrupulosamente el principio de un cuerpo militar apolítico, que está enraizado profundamente en la esencia de nuestra república”, agregó el general.
Las imágenes del militar en traje de combate junto a Trump fueron utilizadas por la Casa Blanca en un video con tintes electorales, lo que consternó a Milley, indicó una fuente del Pentágono.
El general, pensó que estaba acompañando a Trump y a su equipo para pasar revista a las tropas de la Guardia Nacional desplegadas fuera de la plaza Lafayette, según responsables del Departamento de Defensa.
Las declaraciones del general Milley, que marcan un nuevo distanciamiento de una autoridad militar con respecto a Trump. Otros antiguos jefes militares, incluyendo el exsecretario de Defensa Jim Mattis, se expresaron también contra una politización de las Fuerzas Armadas.
“Yo juré defender la Constitución. Yo nunca hubiera podido imaginar que tropas que tomaron el mismo juramento hubieran podido, bajo ninguna circunstancia, violar los derechos de sus ciudadanos”, criticó Mattis en una tribuna en The Atlantic.
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Estas primeras declaraciones públicas contrastan con la línea política que ha mantenido Trump desde que empezó el movimiento de protesta por la muerte de Floyd. El mandatario lleva varios días abogando por aplicar políticas duras para detener las protestas siguen creciendo por todo el país y que también incluyen incidentes violentos y saqueos en algunos casos.
El miércoles, el mandatario estadounidense volvió a tener una disputa con las Fuerzas Armadas tras rechazar la posibilidad de que el Pentágono estudie cambiar los nombres de las bases militares bautizadas con nombres de comandantes confederados que lucharon en la Guerra de Secesión.
Con información de AFP y Europa Press.