La pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, causante del COVID-19, ha demostrado la capacidad de propagación de los virus y que estos cada vez obtienen mayor aptitud de adaptación en los cuerpos humanos. Por ello, una de las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el distanciamiento social para contener la propagación de este virus durante la actual pandemia.
Para lograr adaptarse en los seres humanos, los virus utilizan cierta plasticidad o capacidad de moldear su forma para multiplicarse y crear copias en serie de sí mismos, explica la doctora en virología Susana López Charretón en entrevista con Newsweek México.
La OMS describe los coronavirus como una gran familia de virus que pueden causar enfermedades tanto en animales como en humanos a través de infecciones respiratorias, las cuales van desde un resfriado común hasta enfermedades graves como el síndrome respiratorio de Medio Oriente (MERS) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), como el que hoy aqueja a la humanidad.
Estos virus persisten en los animales, y cuando una persona tiene contacto con uno, el virus “brinca” del huésped animal al huésped humano.
“Eso es común y pasa seguido —señala la especialista—. Cuando las personas tienen contacto de cerca con los animales, los virus que los infectan pueden brincar a las personas. En ocasiones, el virus que es de un animal no se adapta, no logra crecer ni multiplicarse en la persona, y ahí para el asunto”.
VIRUS BRINCADOR
A estos “brincos” de un virus de animal a persona se les conoce como eventos zoonóticos. Para la OMS, las enfermedades zoonóticas son un grupo de padecimientos infecciosos que se transmiten de forma natural de los animales a los seres humanos. El mayor riesgo de transmisión de estos eventos zoonóticos se produce en la interfaz entre el ser humano y los animales a través de una exposición directa o de productos derivados de estos como la carne, leche y huevos.
De acuerdo con la doctora Susana Charretón, también investigadora del Instituto de Biotecnología de la UNAM, que la transmisión de un virus suceda con la magnitud del COVID-19 es muy raro.
“Lo que nos pasó es que hubo un contacto muy cercano de una persona con el animal que estaba infectado con un coronavirus. Ese virus brincó a una persona por la cercanía que guardan y resulta que ese virus se adaptó a crecer bien en el cuerpo humano. Lo raro es que ese virus empezó a brincar de persona a persona hasta volverse un contagio entre personas. Es poco usual, pero fue lo que sucedió”, explica.
Para la especialista, el que el virus del animal lograra adaptarse en una persona, para después reproducirse y contagiarse entre más personas, no es algo nuevo. Empero, la labor ahora es buscar al animal portador de ese virus.
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Mucho se ha hablado del murciélago como portador de una gran cantidad de virus. Es uno de los mamíferos más abundantes de la tierra y tiene un sistema de defensa extraordinario, por lo que puede alojar muchos virus en su organismo sin que le cause algún daño.
Como animales altamente sociables, que gustan de vivir en cuevas con colonias enormes, si un miembro llega portando un virus, se contagian todos. “No se enferman, pero se contagian. Lo portan”, apunta López Charrertón.
Uno de los virus que los murciélagos portan son los coronavirus. Se sabe que estos mamíferos comparten secuencias muy parecidas a este virus, pero no son exactos, es decir, “tuvo que haber un puente intermedio entre el murciélago y la persona”.
Es decir, “tuvo que haber otro animal que todavía siguen buscando en China para ver si encuentran al ancestro más cercano, es decir, el papá del virus SARS-CoV-2 que nos está causando el problema ahora”.
Hallar a este animal será muy importante, ya que permitirá a los seres humanos entender qué cuidados se tendrán con determinados animales.
EVENTOS ZOONÓTICOS FRECUENTES
Hace unos días, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inauguró “El Aleph”, festival de arte y ciencia en línea, esta vez dedicado a abordar ejes importantes en relación con la enfermedad causante de COVID-19. Ahí, la investigadora y viróloga mexicana Susana Charretón ahondó en los eventos zoonóticos y confirmó que cuando el ser humano tiene un contacto considerable con un animal doméstico, como un puerco, gallina o caballo, la cercanía física hace que el virus brinque y se adapte en la persona. Si lo logra se replicará con otras personas, y es cuando el contagio se vuelve un problema.
De acuerdo con cifras que la experta entregó durante su participación en “El Aleph”, al menos 60 por ciento de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas, es decir, provienen de virus que originalmente infectaban a los animales.
A ese respecto, la especialista explica a este medio que los eventos zoonóticos son cada vez más frecuentes porque, en la búsqueda de alimentos y de sitios de vivienda, la gente se mete en lugares más selváticos y boscosos y en los que normalmente no hay personas.
“Son zonas más rurales donde te encuentras con animales que normalmente no están en contacto con personas”, agrega Charretón.
Entre otros factores que la viróloga enuncia y que favorecen la aparición de estas enfermedades se encuentran la sobrepoblación, que lleva a las personas a la búsqueda de nuevos sitios de cultivo y vivienda y, por ende, al contacto con animales silvestres; la globalización, que permite el transporte de bienes materiales, humanos y más alrededor del mundo con gran eficiencia, y los cambios ambientales en el orbe.
A cinco meses del primer contagio ya hay autorizados 41 sistemas diagnósticos y se están ensayando 23 tratamientos para controlar la enfermedad y varios prototipos de vacunas. Además, existen dos tipos de pruebas para detectar el COVID-19, las moleculares y las serológicas.
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“Ambas se basan en reconocer distintas partes del virus. Las pruebas moleculares permiten ver el genoma del virus en muestras de personas enfermas, y las serológicas, a través de anticuerpos permiten detectar algunas proteínas del virus”, añade.
¿QUÉ NOS ENSEÑA ESTA PANDEMIA?
Al momento de escribir este artículo México continuaba en los primeros diez lugares de las naciones con mayor número de muertes por COVID-19, con 9,044 fallecimientos. Para la especialista, esta pandemia exhibe la vulnerabilidad de la humanidad y ha ayudado a revalorar las vacunas existentes y debilitar las campañas antivacunas.
“El año pasado, la OMS dijo que uno de los movimientos más peligrosos en la salud era el antivacunas, entonces, con esto [el coronavirus] ahora todo el mundo pregunta por la vacuna”, concluye.