Hoy 15 de mayo, Día del Maestro en México, la revista El Educador Reflexivo comparte este breve ejercicio con todos los docentes de Aguascalientes.
Pensar en el ejercicio del magisterio en condiciones normales, es pensar en actores múltiples y contextos complejos, pero hacerlo en circunstancias especiales como las que nos ocupa el Coronavirus COVID-19, es algo inédito.
El confinamiento al que hemos sido convocados todos los protagonistas del hecho educativo como estudiantes, padres de familia, docentes, autoridades escolares, educativas locales y federales por espacio de 6 semanas (más lo que se acumule), nos ha exigido compromisos, esfuerzos, imaginación, creatividad y transferencia de capacidades y competencias, no llevadas a cabo en experiencia alguna.
Por todo lo anterior y más, la revista educativa en cuestión, extiende una felicitación a todos y cada uno de esos participantes que se desempeñan cotidianamente desde la precaria escuela y comunidad rural, hasta la oficina bien equipada en la gran ciudad.
La presente realidad socioeducativa que más parece novela de ficción, nos ha llevado a otro nivel de conciencia, a un nuevo saber empírico: ignoramos más de lo que sabemos sobre la enseñanza y el aprendizaje en condiciones de confinamiento.
Los conocimientos “precientíficos” que suponíamos adquiridos sobre nuevas pedagogías, diferentes formas de gestión escolar, distintos enfoques disciplinarios y sus didácticas, eficaces estrategias con el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y demás herramientas para distintos contextos y niveles educativos, fueron puestas a prueba; es posible que los procesos-resultados a obtener en la enseñanza-aprendizaje al final del aislamiento, tanto de estudiantes como docentes, no son los que la teoría de la acreditación y la calificación prometen con dichos referentes.
De pronto, las autoridades de los diferentes niveles se ven obligadas a tomar decisiones lo más asertivas en el menor tiempo posible; los expertos en tecnología educativa, al funcionamiento de equipo y estrategias de comunicación válidas para universos heterogéneos; los docentes a “enseñar” a distancia sin la mínima experiencia; los directores (as) de escuelas a monitorear los avances de los grupos; los padres de familia a adoptar el rol de “monitores”, carentes de una elemental capacitación, y los estudiantes a realizar tareas a pesar de no contar con hábitos autodidactas ni competencias en el aprendizaje autónomo.
Es decir, una vez más el docente mexicano es el más presionado para adoptar el papel de agente central en la delicada tarea educativa, dadas algunas condiciones creadas a “rajatabla” en lo mediático, pedagógico, social, psicológico y cultural del quehacer profesional docente, si bien mejoradas, pasadas las primeras dos semanas del confinamiento domiciliario.
El otro agente educativo con mayor presión es el padre/madre de familia, al sentirse -oficialmente- depositario de la tarea de enseñar o al menos observar que su hijo(a) cumpla con las tareas escolares “al pie de la letra”. Así también, no faltó la presión social para las autoridades de los tres niveles (escuela, entidad, federación) y desde luego, en el centro del conflicto cognitivo, político educativo y académico, el estudiante de básica, media superior y superior.
Termino este texto con la propuesta de atender (cuando menos) tres premisas ineludibles: 1) hacer una evaluación (no calificación) de procesos y resultados en la enseñanza aprendizaje en condiciones de confinamiento; 2) realizar una revisión de enfoques del diseño curricular en los tres niveles educativos; 3) llevar a cabo una revisión en los programas de capacitación docente (cultura digital y tecnológica) en tales niveles educativos, premisas que obviamente, deberán guardar horizontalidad y congruencia teórico metodológica.
Es valioso y oportuno recordar el modelo pedagógico de Donald Schön: el profesional reflexivo, que comprende tres fases, 1) conocimiento en la acción; 2) reflexión durante la acción; 3) reflexión sobre la acción y sobre la reflexión en la acción.
De este autor compartimos la siguiente cita: “Cuando hablamos del profesor nos estamos refiriendo a alguien que se sumerge en el complejo mundo del aula para comprenderla de forma crítica y vital, implicándola afectiva y cognitivamente en los intercambios inciertos, analizando los mensajes y redes de intención, cuestionando sus propias creencias y planteamientos, proponiendo y experimentando alternativas, y participando en la reconstrucción permanente de la realidad escolar.” (Schon 1992:89)
En espera de mejores tiempos para todos, El Educador Reflexivo desea una pronta restauración de los daños que está dejando esta pandemia, volver a la normalidad en la vida productiva del país y de Aguascalientes, pero mientras esto ocurre: ¡no olvides quedarte en casa y atender las recomendaciones de las autoridades en salud!