Hoy en día se cuenta con demasiados recursos tecnológicos que ayudan a las personas y organizaciones a ser más productivos y eficientes en los procesos. Son demasiados. Tan solo en Google Play y App Store ya se rebasa el millón de aplicaciones, de las cuales más de 100,000 están orientadas a los negocios. Ello sin mencionar aquellas que permiten monetización siendo parte del sector de entretenimiento o estilo de vida.
El cloud computing ha permitido que la información esté disponible en cualquier momento y por medio de distintos dispositivos sin importar su hardware o sistema operativo, lo que lleva la accesibilidad a otro nivel. Incluso esto está permitiendo que la función “Guardar” sea obsoleta debido al guardado automático, o la colaboración en edición de un mismo documento por varias personas en distintos puntos del mundo con tracking de cambios. El necesitar un dispositivo de almacenamiento como un Pendrive, CD o DVD para compartir contenidos está en vías de extinción, ya que es técnicamente posible y gratuito poder compartir cualquier archivo sin requerirlos.
Ahora bien, ¿en Latinoamérica se está aprovechando todo esto de manera óptima?
La respuesta es NO.
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Existe un fuerte paradigma de hacer las cosas “como siempre”, ya que así se han logrado resultados. Por ejemplo, se tiene la costumbre de anotar lo importante en papel, lo cual hace que cuando no se tenga “el papel” a la mano, información crucial no esté disponible en todo momento. Y no solo hablando de papel, sino de software que no necesariamente es la mejor opción para el fin en mente. Hoy en día siguen existiendo empresas que dependen de hojas de Excel consolidadas para poder conformar reportes que ayuden a la toma de decisiones de negocio, lo cual representa tiempo perdido en reunir los archivos de cada persona o área, además de desenfoque del jobs to be done de los colaboradores, cuando para ese tipo de reportes lo óptimo es contar con un CRM con informes previamente configurados que hagan que dicho informe pueda tenerse en tres segundos en lugar de un día o una semana.
Actualmente se encuentra muy estigmatizado el mencionar a los millennials como los únicos que entienden de tecnología. No obstante, no ayuda mucho que haya personas que les cueste un poco de trabajo no entender, sino aceptar, que se podría tener mayor eficiencia con el manejo de diversas tecnologías. Al abrir un sistema con 100 iconos o funciones, por ejemplo, se crea un sentido de complejidad y renuencia, pero al saber que solo cinco de ellos forman el 80/20 del resultado, la percepción cambia.
Para aprender a explotar un recurso tecnológico no siempre se requieren cursos costosos en tiempo y dinero, sino, de manera consistente, observar tutoriales en YouTube o simplemente buscar en Google “cómo hago para…”, “cómo se activa…”. que muchas veces no toma mas de cinco minutos y nos ayuda a aprender herramientas que usamos en nuestro día a día.
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En Latinoamérica la tendencia de startups está en un punto muy alto, cada día hay una nueva startup de tecnología o apoyada en tecnología, sin embargo, la adopción de tecnología no incrementa proporcionalmente.
El paradigma del colaborador sin importar su edad debe cambiar y aceptarse que, sin involucrar tecnología, en los procesos se crea un autorrezago. Por lo que no está de más el ir poco a poco involucrando recursos tecnológicos en procesos o puntos clave, explorando todo tipo de opciones, principalmente freeware o bien opensource, que hace que no haya un alto impacto en las finanzas de la persona u organización.
Concluyo con dos posiciones: una recomendación y una pregunta.
- Los invito a utilizar Yesware, Owler, Mailchimp, Eventbrite, Email Hunter, Vtiger, Slack. En un minuto sabrán si les agrega valor o no.
- Quizás su empresa ya tiene mucha tecnología implementada, pero ¿han trabajado en los comportamientos de sus colaboradores para realmente capitalizar dicha inversión?
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Erick Damián Medina Iturbe es docente del IPN y especialista en negocios internacionales, desarrollo organizacional y e-business.