Con la llegada de la pandemia del COVID-19, los mexicanos comenzaron a quedarse en sus casas y, conforme ha ido avanzando la emergencia sanitaria, cientos de comercios han debido cerrar sus puertas. El sector restaurantero ha sido uno de los mayormente afectados.
El 1 de abril pasado, el mismo día en que el restaurante La Esquina de los Milagros cumplió 23 años, Alejandro Manuel González se reunió con su equipo de trabajo y les anunció que tendrían que cerrar sus puertas debido a las medidas sanitarias contra el coronavirus.
Sin embargo, poco después González habló con sus compañeros y les propuso otro modelo de trabajo con el propósito de no dejar a 35 familias sin un ingreso económico. Les ofreció comercializar el desinfectante para manos de una marca estadounidense, que en medio de la contingencia es un producto de alta demanda.
“El producto elimina el 99.99 por ciento de las bacterias, no es tóxico y viene en distintas presentaciones. Pensamos en este esquema donde la gente puede comercializar un producto con la certeza de su calidad y que, además, en estos momentos es una auténtica necesidad. Quienes participen en este proyecto pueden ganar el dinero suficiente para que su vida no se vea tan lastimada”, explica Alejandro González entrevistado por Newsweek México.
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A la par de la emergencia sanitaria llegó la emergencia económica para muchos trabajadores que tuvieron que abandonar sus labores. Y, en el caso de las personas que trabajan en el sector de alimentos y bebidas, las ganancias se adquieren principalmente de las propinas que dejan los clientes.
“Las propinas de un mesero se dividen entre el garrotero, la gente de cocina, los que lavan la loza. Todas las personas que participan dentro de un restaurante se llevan una partecita de la propina que se le deja al mesero. Entonces, con el confinamiento no es nada más el mesero el que se ve lastimado, sino toda una estructura en su conjunto”.
UN PRODUCTO NECESARIO
La rapidez con la que los jefes de La Esquina de los Milagros lograron firmar un contrato de licencia y autorización para producir en México un producto desinfectante, en medio de la contingencia, hizo posible echar a andar el negocio.
Según la Organización Mundial de la Salud, una de las medidas de protección básicas contra el nuevo coronavirus es lavarse las manos frecuentemente con un desinfectante de manos a base de alcohol o con agua y jabón.
De acuerdo con González, el modelo de negocio que echó a andar permite obtener “excelentes comisiones que van incluso hasta del 25 por ciento del precio pagado”.
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El líder del proyecto añade que no es necesario que el colaborador vaya de puerta en puerta vendiendo el producto, pues la necesidad sanitaria en este momento está poniendo a los clientes enfrente y la gente está ávida de un producto como este.
“Para que una persona pueda obtener ganancias de entre 11,000 y 12,000 pesos mensuales, en seis días debe vender aproximadamente tres galones del producto. No es una meta inalcanzable. Damos orientación para que pueda tener la capacidad de colocar el producto”.
Además, “en este proyecto no solamente se oferta la posibilidad de vender: estamos considerando personal para la administración, producción, etiquetado, la línea de envasado, empaquetado, gente que está en la formulación del desinfectante. La idea es no dejar a una sola persona sin empleo”, añade González.
Hasta ahora se han postulado 320 personas en el proyecto. “Espero que esto se convierta en algo suficientemente bueno para tener la oportunidad de albergar a todas aquellas personas que quieran sumarse”, porque “sí es posible volver a llevar dinero y dignidad a nuestras casas”.
González explica que puede participar la persona que así lo desee y sin ningún tipo de inversión previa. “No tiene que ser precisamente parte del sector restaurantero. Bienvenidas las personas que se sientan con la capacidad de poder llegar a sitios como una funeraria y un centro comercial.
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“La idea también es que este modelo de negocio sea a escala nacional y siga expandiéndose. Debemos recordar que vivimos en una situación donde el producto se necesita en el globo entero”.
Alejandro Manuel González planea que se logren grupos funcionales donde haya jefes que se hagan cargo de la formación y capacitación de 12 personas más, cada uno con su propia meta. Si este cometido se logra, el modelo de negocio podría albergar a unas 5,000 personas.
Y una ventaja más, concluye, es que el modelo provee al colaborador de una base de datos con clientes potenciales, además de los que el vendedor pueda generar.