Por primera vez, desde que Francisco fue nombrado papa, la Plaza de San Pedro en el Vaticano luce vacía en Semana Santa.
El papa conmemoró el viernes santo en medio de la pandemia de coronavirus, acompañado por cinco detenidos de una prisión de Padua, al norte de Italia, y cinco médicos y enfermeros del Vaticano.
Mientras que en Tierra Santa, todos los lugares de culto están cerrados al público, incluida la iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, el lugar donde, según los evangelios, murió y fue sepultado Cristo.
El papa escenificó junto a un grupo de prisioneros de Padua y médicos y enfermeras del Departamento de Salud del Vaticano el calvario de Jesús, desde su condena hasta su crucifixión y su muerte.
En 2019, el pontífice estuvo acompañado de 20,000 católicos a un víacrucis nocturno en torno al anfiteatro romano del Coliseo, todo iluminado, como ocurre cada año desde 1964.
Cientos de millones de cristianos conmemoran este Viernes Santo en aislamiento, debido a la pandemia del coronavirus que ya superó el umbral simbólico de los 100,000 muertos en todo el mundo.
Los médicos y enfermeras caen “muertos en el frente como soldados que dieron su vida por amor”, dijo el papa argentino en una declaración a Rai1.
Ellos pasarán a formar parte de los “crucificados de la Historia”, añadió.