Estados Unidos restringió el ingreso a su país pero México siguió recibiendo un flujo sin filtro de norte a sur. Residentes de California buscan resguardo en Baja California y pasar la crisis con sus familias.
Cada fin de semana, durante los últimos seis meses, Mario tomó un camión y viajó durante 12 horas desde San Francisco, California, hasta Tijuana en Baja California para visitar a su familia.
Es un ingeniero en computación de nacionalidad mexicana que tiene visa de trabajo.
Un día de marzo, en medio de la contingencia por Covid-19, escuchó el rumor de que cerrarían la frontera.
Y porque vivía en una de las primeras ciudades que declararon estado de emergencia en Estados Unidos, decidió regresar a México.
“Aunque yo no esté en un grupo de los más vulnerables, hay menores de 2 años que han muerto por coronavirus. Si me toca aquí o me toca allá, prefiero que me toque acá”, dice refiriéndose a Tijuana.
La frontera no cerró pero la Casa Blanca sí restringió los ingresos a su país.
En cambio, el tránsito de norte a sur no se detuvo y especialistas observan que más personas como Mario buscarán resguardo en México.
Un 30% de la población mexicana en California pasará por Baja California para quedarse o viajar al interior del país, según José María Ramos, investigador del Departamento de Administración Pública del Colegio de la Frontera Norte (El Colef).
Esto significaría un flujo aproximado de 20 a 30 mil personas que puede agudizarse en el contexto de semana santa, opina Ramos.
Mario también notó un incremento en el número de personas que viajaron con él a Tijuana.
“Había un porcentaje grande de mexicanos, más de los que normalmente hay y decían que estaban hartos de estar encerrados, que mejor se venían a México”, cuenta.
Por un lado, vendrán para protegerse de la infección en California, que es uno de los estados más afectados por el virus en Estados Unidos. Por otro, porque la atención médica es costosa en ese país, opina Ramos.
Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor, coincide.
“Hay gente que está huyendo de países que están más graves a países menos graves”.
La asociación que dirige es una que promueve los derechos del consumidor y en marzo ofreció una videoconferencia en la que habló sobre factores de riesgo al contraer Covid-19.
Las personas que padecen enfermedades como la diabetes, hipertensión y obesidad, también tendrán el deseo de mudarse temporalmente a México, según Ramos.
El problema es que al menos hasta la primera semana de abril, no han existido controles sanitarios para las personas que vienen de Estados Unidos, apunta el investigador de El Colef.
Mario tampoco sabe si está infectado o no, por eso está esperando a que pasen sus primeros 14 días de cuarentena antes de ver a su madre, una mujer que cumplirá 60 años en mayo y que por su edad es vulnerable al Covid-19.
Al momento de la entrevista, Mario llevaba 10 días en aislamiento y no podía asegurar que estuviera libre del virus.
“Antes de que termine abril voy a hablar con mi jefa y le voy a decir lo que hice. Voy a ver si puedo seguir trabajando en Tijuana y si no puedo, renuncio y que mis amigos me envíen lo que se pueda de mi casa y lo que no, que lo donen a caridad”, dice Mario.
En México, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) también anticipa más casos como el de Mario.
A través de un comunicado, reiteró el llamado a evitar viajes no esenciales, particularmente entre México y Estados Unidos.
“Se exhorta a aquellos mexicanos con residencia en Estados Unidos, que buscan reunirse con sus familiares, a detener temporalmente los viajes hacia nuestro país”, detalla la SRE.
Pero no todas las personas que llegan a México desde Estados Unidos lo hacen por voluntad.
Empezando el mes de abril, el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos emitió una orden para deportar de manera inmediata a los migrantes indocumentados, como medida de protección ante la pandemia.
“El brote de coronavirus ha creado una emergencia global de salud, por lo cual los Estados Unidos han implementado nuevas medidas para mantener a nuestros países a salvo del virus”, dice un comunicado de su Embajada en México.
La situación es que en regiones tan dinámicas como ésta, la propagación se convierte en asunto internacional, de acuerdo a Brandon Brown, epidemiólogo de la Universidad de California en Riverside.
El llamado “estado dorado” reportaba miles de personas infectadas, mientras que esta península registraba sus primeras decenas.
El Secretario de Salud de Baja California, Alonso Pérez Rico, explica que la diferencia numérica se debe a que el virus llegó primero al norte de California.
Pero los números también aumentarán del lado mexicano porque así se comporta la pandemia, de acuerdo a Brown, el académico de Riverside.
Ninguna fuente se atreve a estimar cuántas personas se enfermarán en Baja California, pero el Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell, ha dicho en conferencias que entre el 70 y 80% de la población se va a infectar.
También ha aclarado que no todos presentarán síntomas, ni enfermarán al mismo tiempo.
El resultado final dependerá de diversos factores. Por ejemplo, del acceso a artículos de higiene y si la población tuvo posibilidades de quedarse en casa.
“En Tijuana hay una movilidad de cuando menos un 40%. El problema es que la gente tiene necesidad de trabajar”, dice el investigador de El Colef.
Para muchas personas, en el empleo formal e informal, la recomendación de cuarentena ha sido un problema.
Por ejemplo, entre aquellos que dependen del comercio ambulante y quienes consiguen sus productos en mercados mayoristas de San Ysidro o Los Ángeles, California.
Pero también de los trabajadores en el sector maquilador.
“¿Qué garantías están dando los tres niveles de gobierno para garantizar que esas personas no tengan que ir a trabajar y movilizarse?”, pregunta Ramos de El Colef.
En esta entidad hay más de 900 maquiladoras y tan solo en Tijuana la industria Manufacturera, Maquiladora y de Servicios de Exportación (IMMEX) genera 220 mil empleos.
Estas fábricas no se detienen al primero de abril, pero ya registran pérdidas y en algunas comenzaron a hacer recortes de personal.
“Me dijeron que hay una baja en la producción a consecuencia del coronavirus, me van a pagar el 100% y finiquito”, comenta un trabajador que fue despedido el 30 de marzo y que accedió a compartir su experiencia, a condición de anonimato pues aún no le pagan.
En un comunicado, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) rechazó la decisión que tomó el gobierno federal de emitir una declaratoria de emergencia sanitaria y no de contingencia para organismos empresariales ante el virus.
Apuntó que no es una declaratoria de suspensión de actividades y relaciones laborales, ni de actividades comerciales.
También señaló que las empresas tendrían que pagar sueldos por el tiempo que se prolongue la pandemia sin recibir ingresos.
La recomendación federal más reciente solicita un aislamiento hasta el 30 de abril, pero podría extenderse y en Baja California, los meses más críticos serán el que ya está corriendo y mayo, según el Secretario de Salud del Estado, Alonso Pérez Rico.
El trabajador que fue despedido también describió que en la maquila donde laboraba no existían medidas para mantener una sana distancia.
“La única medida de higiene era ponernos gel antibacterial a la hora de entrada y salida y para ir a comer”, comenta.
Y mientras miles de personas no pueden permitirse una situación de cuarentena.
El sector de salud pública dispone de pocos espacios para dar atención si las cifras se disparan.
Una persona es capaz de contagiar a 400, según Pérez Rico.
Sin embargo, la disponibilidad de camas en esta entidad es menor a siete por cada 10 mil habitantes, de acuerdo a datos de la Secretaría de Salud del Estado y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Pérez Rico, Secretario de Salud en esta entidad, informó que se cuenta con alrededor de 2 mil 200 camas para una población de 3 millones 315 mil 766 de habitantes.
Pero además, las camas deben estar equipadas con respiradores para tratar a los pacientes más graves.
En Baja California hay 200 y están dispersos entre el sector privado y público. De acuerdo al gobierno del estado, se realizan gestiones para adquirir 60 equipos más.
Pablo es médico en el Hospital General de Tijuana y tiene la asignación de recibir a pacientes que se hospitalizan por sospecha de Covid-19.
Él valora la salud de estas personas y decide si requieren de ventilación mecánica o respiradores. Pablo tiene otro nombre, pero solicitó un seudónimo porque no está autorizado para dar entrevistas.
“Por parte de autoridades no hemos recibido más recursos o insumos. El servicio de medicina interna, organizado por los médicos adscritos, ha brindado donaciones para hacer frente a la epidemia”, cuenta.
En general, describe el ambiente en este hospital como uno donde predomina la solidaridad, pero comenta que también sienten miedo.
“El recurso de la secretaría es limitado e incompleto para las labores asignadas. Hacen falta medicamentos para sedación, más equipos de protección personal y ventiladores mecánicos”, detalla.
También está la disponibilidad de pruebas para detectar Covid-19.
En el Hospital General de Tijuana, todos los pacientes que ingresan son considerados como sospechosos, de acuerdo a Pablo, pues ya pasaron un filtro.
Pero el único lugar capacitado para realizar pruebas de Covid-19 es el Laboratorio Estatal de Salud Pública, ubicado en Mexicali.
En una entrevista hecha la última semana de marzo, el Secretario de Salud del Estado dijo que disponían de alrededor de mil reactivos para detectar este virus.
Otro médico, que presta servicios en una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Mexicali, informó que recibieron la instrucción de tomar muestras solo al 10% de los pacientes que presenten síntomas relacionados con el coronavirus.
En su caso, considera que disponen de los insumos suficientes para hacer frente a esta pandemia si la población se mantiene informada y sigue las recomendaciones de salud.
El porcentaje de casos graves por coronavirus en otros países es de 4 a 5%, pero en México es del 7% por su tasa de enfermedades crónicas.
México lidera a nivel mundial en obesidad y Baja California en particular, registra que su principal causa de muerte son las enfermedades del corazón, de acuerdo a INEGI.
“Es un caldo de cultivo para el Covid-19”, dice Paulina Magaña, investigadora de El Poder del Consumidor.
Al primero de abril, las tres muertes por Covid-19 en esta entidad, se vincularon a estos padecimientos.
“La orden de ‘quédate en casa’ debe hacerse en cuanto sea posible para detener la epidemia”, dice Brandon Brown sobre esta península.
En California se giró esta orden el 19 de marzo, pero al cierre de esta edición, en Baja California se mantiene a nivel de recomendación.
El Aeropuerto Internacional de Tijuana también opera de manera regular aunque se han cancelado vuelos por falta de afluencia.
El protocolo de seguridad en ese aeropuerto se basa en puntos de verificación de salud y una toma de temperatura en casos de posible infección.
“No tenemos ninguna otra indicación de cancelar vuelos o cerrar otras fronteras”, dijo Alonso Pérez cuando el país aún se encontraba en fase de importación viral, que es la primera, y esto no cambió una vez que se anunció la etapa de transmisión comunitaria en México.
“Se que aquí va a pegar más duro y es algo que hemos hablado en familia”, dice Mario sobre el impacto que tendrá la pandemia en la salud y economía de los hogares mexicanos.
Su hermano sigue saliendo a trabajar pero menos días que antes, pues labora en una empresa pequeña que no podrá sostenerse más de un mes sin percibir ingresos.
Para los académicos, la autoridad debe tomar medidas que consideren escenarios como éste y el del obrero de maquiladora, pues las personas menos privilegiadas son quienes más perderán en la batalla contra el virus.
El epidemiólogo Brandon Brown opina que aquellos que puedan mantener sus trabajos verán como todo regresa a la normalidad después de unos meses.
“En cambio es posible que otros no vuelvan a tener la vida que tenían antes si pierden sus trabajos, hogares y seres queridos”.