Acusado de corrupción, ¿puede el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, esperar sacar beneficio de una victoria en las legislativas para evitar la justicia o se le impedirá formar el próximo gobierno?
Dos días después de unas elecciones claves para la sobrevivencia política de Netanyahu, las consecuencias inmediatas de su inculpación judicial por corrupción, malversación de fondos y abuso de confianza siguen siendo poco claras, pero, algo es seguro: Israel se encuentra en una situación inédita.
Según las últimas estimaciones, el Likud (derecha conservadora) de Netanyahu y sus aliados podrían lograr 58 escaños en la Kneset (parlamento), tres diputados por debajo de la mayoría absoluta, contra 53-54 escaños para el otro bando, liderado por la formación centrista “Azul-blanco” del general (R) Benny Gantz.
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Una vez que se conozcan los resultados oficiales definitivos, la semana próxima, probablemente el presidente israelí Reuven Rivlin encargue al primer ministro saliente la formación del nuevo gabinete, y no Gantz.
Pero, antes, Rivlin podría solicitar asesoramiento legal, según dijo Amir Fuchs, del grupo de reflexión Israel Democracy Institute, puesto que no puede recurrir a una Constitución, que en Israel no existe, dado que el país se rige por leyes fundamentales.
Contrariamente a lo previsto para el común de los ministros, la ley vigente no impide a un primer ministro acusado penalmente permanecer en su puesto.
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Actualmente, Netanyahu dirige un gobierno de transición tras dos consultas anteriores, en abril y septiembre, de las que no salió un resultado que permitiera la formación de un gabinete, y él es “candidato al cargo de primer ministro”.
“La ley no prevé nada para un candidato inculpado por corrupción que podría ser encargado de formar un gabinete”, señaló Fuchs a la AFP.
Corrupción, malversación de fondos y abuso de confianza
Sobornos, intentos de colusión con cierta prensa, presuntos regalos de cigarros y champán: Netanyahu es el primer jefe de gobierno en la historia de Israel que es acusado en pleno ejercicio de sus funciones, y en tres casos diferentes.
Según Fuchs, el fiscal general Avichai Mandelblit, quien acusó a Netanyahu, no puede pronunciarse sobre la posibilidad de que un acusado forme gobierno.
En este caso, “sería una decisión de la Corte suprema”, añadió el jurista.
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El martes, la Corte rechazó una demanda del “Movimiento por un gobierno de calidad” contra la posible designación de Netanyahu, con el argumento de que no puede pronunciarse hasta que éste sea realmente designado para formar un próximo gobierno.
Por su parte, el movimiento argumentó que un “procesado acusado de corrupción, malversación de fondos y abuso de confianza no puede asumir la tarea de formar un gobierno”. “Un hombre como él no puede ser tomado como un modelo y ser primer ministro”, añadió.
Este miércoles, el partido izquierdista Meretz indicó que confía en que el nuevo parlamento apruebe una ley que impida que una persona inculpada acceda a ese cargo. Tal ley “sería políticamente justa y moralmente apropiada”, tuiteó el líder del partido, Nitzan Horowitz.
Los opositores al primer ministro han advertido con frecuencia que éste buscará presionar para que se tomen decisiones de inmunidad retroactiva, lo que socavaría la independencia de la justicia.
El presidente Reuven Rivlin tiene plazo hasta el 17 de marzo para decidir quién tendrá la difícil tarea de formar el gabinete de gobierno. Ironía del calendario, coincide con la fecha en que comienza el juicio de Netanyahu.