Una mujer sufrió la amputación de sus pies y de parte de sus dedos tras desarrollar un síndrome de choque tóxico debido al uso de una copa menstrual.
Este padecimiento es poco común pero puede poner en riesgo la vida de quien lo sufre. Es provocado por bacterias que entran en el cuerpo y liberan toxinas perjudiciales, y puede producirse cuando un producto menstrual, como un tampón o una copa, se utiliza por demasiado tiempo.
Sandrine Graneau, de 36 años, originaria de Loire-Atlantique, en la costa oeste de Francia, narró al diario Le Parisien el día en que comenzó a sentirse enferma. Había preparado la cena para sus hijos cuando lo que comenzó como un ligero dolor de estómago se volvió cada vez más intenso.
Un médico de emergencia visitó a Graneau en su casa y le diagnosticó cálculos renales. Cuando regresó, al siguiente día, su presión sanguínea había bajado tanto que fue llevada de inmediato al hospital.
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Un médico de la sala de emergencias se dio cuenta de que la mujer presentaba un síndrome de choque tóxico cuando la piel de aquella se puso de color rojo bermellón. Graneau dijo que las bacterias habían liberado toxinas que se habían propagado a sus riñones, pulmones e hígado.
Graneau pasó las siguientes tres semanas recuperándose en cuidados intensivos. Los cirujanos tuvieron que amputarle 18 huesos de su mano, pero pudieron salvar uno en cada dedo.
Tras su terrible experiencia, Graneau fundó Dans Mes Baskets, o En mis Zapatillas. Esta organización proporciona apoyo emocional y financiero, además de crear conciencia sobre las personas que han sufrido amputaciones como resultado del síndrome de choque tóxico.
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Aunque suele relacionarse con frecuencia con el uso de productos menstruales, cualquier persona puede desarrollar este trastorno. Los síntomas, que pueden agravarse rápidamente, comprenden temperaturas altas, así como síntomas parecidos a los de la influenza, como dolor de cabeza, dolor de garganta y tos, cansancio y frío, además de dolores en todo el cuerpo. Este trastorno también puede hacer que una persona sienta náuseas, presente diarrea y erupciones en todo el cuerpo parecidas a las que provocan las quemaduras solares.
Es posible que los labios, la lengua y la esclerótica de la persona adquieran un color rojo brillante. El paciente también podría desmayarse o sufrir mareos, dificultad para respirar y confusión. En algunos casos, la persona podría tener una herida a través de la cual las bacterias entraron en su cuerpo y que no parecería estar infectada.
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Funcionarios de salud del Servicio Sanitario Nacional del Reino Unido señalan que, aunque es poco probable que esos síntomas sean provocados por un síndrome de choque tóxico, “no deberían pasarse por alto”.
El tratamiento comprende el uso de antibióticos, así como de líquidos para impedir que la persona se deshidrate o sufra daños en los órganos, además de medicamentos para normalizar la presión arterial. En Estados Unidos, entre 0.8 y 3.4 personas por cada 100,000 desarrollan este trastorno.