El beisbol unió, desde muy pequeños, a Mauricio (José Ángel Bichir) y Reynaldo (Kuno Becker). Entre juegos, fantaseaban con que serían elegidos para la Serie del Caribe mientras crecían con los consejos del abuelo de Reynaldo. Un día sus sueños se hicieron realidad y este dúo “indestructible” consiguió llegar profesionalmente a los estadios y, de ahí, a las grandes ligas.
El éxito, empero, poco a poco se convirtió en la manzana de la discordia. Los jugadores, más allá de perfeccionar su habilidad deportiva, comenzaron a poner a prueba su inteligencia emocional para mantener su amistad por encima del amor e incluso de la enfermedad.
Fernando Kalife, director de El estudiante, la película más taquillera en 2010, toma el juego como un pretexto para contar esta historia sobre la fraternidad y los sueños. La estrategia en el campo es el principal ingrediente para mantener la atención de los aficionados quienes, además de recibir una dosis de belleza y romance gracias a la presencia de la exmiss universo Jimena Navarrete, gozarán con la presencia de Fernando Valenzuela y el Titán, Adrián González.
La cinta, bajo la producción de Gastón Pavlovich, Rolf Helbig y Carlos Bremer, llega a la pantalla grande cuatro años después de haberse iniciado el rodaje, y a casi un año del arranque de la administración de Andrés Manuel López Obrador, quien ha destinado un presupuesto especial para apoyar el beisbol, la caminata y el box.
El filme de Kalife incluye secuencias del “rey de los deportes” grabadas por Pavlovich durante la Serie del Caribe en la que México ganó el título debido a la extraordinaria participación de Los Yanquis de Ciudad Obregón.
“A VECES ME CONFUNDEN CON UN FUTBOLISTA”: KUNO BECKER
Kuno Becker, quien ha participado en más de 50 proyectos televisivos y cinematográficos, recuerda que en 2012 protagonizó Espacio interior, cinta en la que interpretó a Lázaro, un hombre que, durante el tiempo que estuvo secuestrado, consiguió comunicarse con su familia a través de la revista Newsweek enviando mensajes en clave.
Becker, director de El día de la unión, nominada a tres premios Ariel en la categoría de mejores efectos especiales, efectos visuales y maquillaje, habló en exclusiva para la revista Newsweek México sobre su trabajo en 108 costuras, la película sobre beisbolistas que se estrena este viernes 4 de octubre a escala nacional con 700 copias.
—De nueva cuenta te vemos interpretando a un deportista de alto rendimiento después de la trilogía ¡Goool! ¿Cómo te fue con esta experiencia?
—Es lo más difícil que me ha tocado hacer porque lo que menos soy es deportista. Mi oficio, además de actuación, era la música clásica y andar a caballo. Como actor fue gran reto hacerle creer a la gente que de verdad soy un deportista. No tenía una noción del beisbol salvo lo que había visto en la televisión, ya me dirán cómo les pareció.
“Después de mi trabajo en ¡Goool! de repente me confunden con un futbolista y para mí es un gran halago. Pero es importante resaltar que esta no es una película sobre el juego, sino sobre Reynaldo, una persona con características muy particulares, como la necedad —que por cierto es una de las pocas virtudes que tengo—, y lo demuestra con la manera como se sobrepone a la enfermedad de Lou Gehrig para cumplir sus sueños.
—Podríamos decir que la película gira en torno a los hermanos que eliges en la vida…
—Sí, no creo tanto en la familia, en mi caso la familia de la vida es la que ha sido muy importante y me siento muy afortunado de tenerla, hay que agradecerle mucho Dios por tener una familia, ya sea de sangre o no.
“La película habla de la amistad, de cómo ser necio o tenaz a pesar de los obstáculos, y tiene un tono de melancolía porque muchos de nosotros nos vamos durante muchos años de nuestra vida, es decir, pensamos que nuestros sueños nos van a dar la felicidad y no es así.
“El trabajo, el oficio y los sueños son un juego serio que hay que jugarlo con toda la necedad del mundo para ganar. Pero tu felicidad no está ahí, está en tu familia, en estar bien, en tu salud”.
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—¿En qué lugar queda el éxito?
—Cuando le quitas el peso del éxito a la vida, juegas mejor a ganar porque aprendes a negociar. Si no se lo quitas siempre quieres más, si ya te dieron tres nominaciones al Ariel quieres ahora cinco; por eso no hay que irnos con la finta de seguir los sueños nada mas a lo pendejo.
—¿Cómo ha sido tu experiencia como director?
—Yo nunca he hecho nada más divertido que jugar a la dirección. Con El día de la unión me divertí como perro, la gente que fue a verla lloraba, se le puso la piel chinita, yo los estaba viendo desde lo oscurito de la sala. En la Cámara de Diputados fue aprobada de forma unánime, y por decreto se instituirá el 19 de septiembre como el Día de la Unión Nacional en memoria de las víctimas y héroes de los terremotos, esperamos esto suceda ya a partir del próximo año.
Con Ánima aprendí mucho y en 108 costuras también gracias a Fernando Kalife: es un gran director que me dejó mucho aprendizaje como ser humano. Es una persona que maneja el set como sedita, muy generoso en lo humano, deja proponer con los personajes, y eso se agradece mucho.
—¿Qué te ha significado esta decisión de la Cámara?
—Es un orgullo. Como mexicano amo a mi país, y aunque no se diga mucho, es el mejor del mundo y lo adoro con toda mi alma. Es muy importante no olvidar para seguirnos preparando. La idea de hacer la película era recordar que, en esa fecha, además del dolor y las pérdidas, la unidad nos hizo más fuertes.
“EL BEISBOL ES UN DEPORTE MUY INTELIGENTE”: JOSÉ ÁNGEL BICHIR
Hijo de Odiseo Bichir, José Ángel ha participado en cintas como Jirón de niebla (2013), por la que la prensa le otorgó el premio a mejor actor. Aficionado al beisbol, comparte en exclusiva los retos de interpretar a un deportista de primer nivel.
—¿Cuál es tu relación con el béisbol?
—Me encanta desde niño, a mis dos abuelos les fascina. Cuando existía el estadio en Parque Delta [antiguo parque de beisbol del IMSS en CDMX] asistía con mi abuelo Alejandro Bichir. Para la película tuvimos que entrenar mucho, aprender a pichar y hacer todos los movimientos; tratar de demostrar que soy un deportista de alto rendimiento profesional de las grandes ligas, ese fue el reto, transmitir que soy un deportista de esas alturas a pesar de que no mido lo que miden ellos, ni peso lo que pesan ellos.
—¿Qué opinas de que la película se estrene justo en esta administración que desea impulsar particularmente este deporte?
—Es un hecho que hay un apoyo para este deporte, en marzo se inauguró el nuevo estadio de los Diablos Rojos. Espero que para la película sea favorable, que le funcione tanto a los aficionados como a los nuevos aficionados porque el deporte siempre es maravilloso en la vida de los seres humanos, y más el beisbol, que es tan inteligente.
—¿Como te sentiste al compartir crédito con el Titán?
—Es uno de los regalos que me llevo de esta película, convivir con Adrián González fue maravilloso, es un tipo extraordinario, por eso tiene todo lo que tiene y está triunfando. Mis dos abuelos van a estar muy contentos de verme en pantalla con ellos.
—Con Jimena Navarrete establecen una comunicación muy profunda desde los silencios, ¿cómo la lograron?
—Jimena es una reina, en toda la extensión de la palabra, y siendo realistas, desde antes de llegar al set hubo mucho entendimiento. Fue muy fácil y fluido transmitir esa comunicación de silencios, amorosa, como de toda la vida.
—¿Que te dejó la película?
—Reconocer que en la vida hay que estar siempre con los pies en la tierra y que lo más importante es la conexión que tienes con tus raíces, tu familia y los seres que te aman.
—Por fortuna, cada vez se filman más películas mexicanas, pero aun seguimos teniendo problemas con la distribución. ¿Cómo crees que podría enfrentarse el tema?
—Es un problema bastante severo, no tengo muy claro cómo se puede solucionar, pero es muy grave que solo haya pocas cadenas de distribución. Creo que es responsabilidad del gobierno apoyar al cine mexicano, deben existir más cinetecas nacionales y varios espacios donde se exhiba cine mexicano, sin importar si tiene grandes entradas de taquilla o no y tendría que garantizarse cierta duración, quizá hasta un mes, para que el público pueda disfrutar de su propio cine a un precio no tan caro como cuestan los boletos en las cadenas privadas. Nuestro cine es mucho y de muy buena calidad.