Un estudio ha identificado un nexo entre el uso de teléfonos inteligentes durante cinco horas o más con un mayor riesgo de desarrollar obesidad.
El equipo de científicos halló que el riesgo de obesidad de las personas que usan sus celulares con esa frecuencia aumenta hasta en 43 por ciento respecto de la línea basal. Y la razón es que duplica su tendencia a consumir alimentos de baja calidad nutricional -por ejemplo, comida rápida, refrigerios y bebidas azucarados-, además de que les impide hacer ejercicio.
Realizado entre junio y diciembre de 2018, el estudio se fundamentó en una población de 1,060 alumnos (700 mujeres y 360 hombres) de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Simón Bolívar, en Barranquilla, Colombia. Los datos recopilados para la investigación incluyeron el IMC [índice de masa corporal], así como la dieta de los participantes y la cantidad de horas que dedicaban diariamente a sus teléfonos inteligentes.
Los científicos identificaron una asociación entre el tiempo de uso del teléfono inteligente y un IMC más alto.
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Los investigadores presentaron sus resultados durante la Conferencia Latinoamericana del Colegio Americano de Cardiología 2019, celebrada en Cartagena, Colombia, por lo que el estudio aún no se ha publicado en una revista científica de revisión paritaria.
A decir de los autores, hay alrededor de 7.9 mil millones de teléfonos inteligentes en todo el planeta (en otras palabras, hay más dispositivos que personas), de modo que se ha vuelto indispensable explorar el nexo entre tecnología y obesidad porque, según informes de la Organización Mundial de la Salud, en 2016 había más de 1,900 millones de adultos con sobrepeso en todo el mundo; y de ese total, 650 millones eran obesos. Más aun, entre 2015 y 2016 se identificaron alrededor de 9.3 millones de personas obesas en Estados Unidos: el equivalente a cerca de 39.8 por ciento de la población estadounidense adulta.
Mirary Mantilla Morrón, autora principal del estudio y especialista en rehabilitación cardiopulmonar y vascular en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Simón Bolívar en Barranquilla, Colombia, hizo la siguiente declaración: “Es importante que la población general tome conciencia y tenga en cuenta que, aun cuando la tecnología móvil posee un atractivo indudable debido a sus múltiples usos, su portabilidad y comodidad, el acceso que brinda a innumerables servicios, y sus fuentes de información y entretenimiento, también puede aprovecharse para mejorar hábitos y adoptar conductas saludables”.
“Dedicar un tiempo excesivo al teléfono inteligente propicia el sedentarismo y reduce el tiempo para la actividad física, lo cual incrementa el riesgo de muerte prematura, así como de enfermedades como diabetes, problemas cardiacos, distintos tipos de cáncer, malestares osteoarticulares y síntomas musculoesqueléticos”, prosiguió.
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“En este estudio hemos establecido que el tiempo de exposición a la tecnología -en particular, el uso prolongado de teléfonos celulares- se asocia con el desarrollo de obesidad”, afirmó Mantilla Morrón.
A principios de este mes, un equipo científico independiente advirtió que el peso de las personas se ha incrementado en los últimos 50 años, tal vez a causa de lo que se conoce como “ambiente obesogénico”, un entorno que parece aumentar nuestras probabilidades de alcanzar un índice de masa muscular malsano.
La coautora del estudio, Maria Brandkvist, médica pediatra y candidata doctoral en el Departamento de Salud Pública y Enfermería de la Universidad Noruega de Ciencias y Tecnología en Trondheim, Noruega, ofreció a Newsweek el siguiente comentario: “La propensión genética a la obesidad puede ocasionar que algunas personas tengan más dificultades que otras para tomar decisiones de estilo de vida saludables”.
“Y en ese sentido, el entorno actual puede hacer que la elección de un estilo de vida saludable sea mucho más difícil para quienes tienen una predisposición genética a la obesidad. Si bien es imposible cambiar nuestros genes, tenemos la posibilidad de modificar el ambiente en que vivimos”, concluyó Brandkvist.