Crear un paso interoceánico que permita unir el Pacífico con el Atlántico es un sueño que empezó a gestarse desde los años 70 con los gobiernos de José López Portillo y Miguel de la Madrid, y que la administración actual pretende hacer realidad. ¿Su misión? Desarrollar y modernizar la infraestructura de transporte para incrementar la economía de la zona, lo que implica remodelar los puertos de Coatzacoalcos, modernizar las refinerías de Minatitlán y Salina Cruz y rehabilitar una central eólica de la CFE, los ductos para el transporte de gas y de crudo y el tren que recorre el Istmo de Tehuantepec.
El Corredor Transístmico junto con el Proyecto de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) buscará potenciar el crecimiento de Veracruz y Oaxaca. Se prevé que este mes de junio iniciarán los trabajos de modernización de los 300 kilómetros de vías ferroviarias que unen ambos estados, y en julio arrancará el programa del Corredor, el cual buscará competir con el Canal de Panamá y recuperar el auge económico que existió durante la época porfiriana.
Con el Corredor, en el que participa el gobierno, la iniciativa privada y el sector social, se prevé generar una ruta para el abasto de electricidad, petróleo y petrolíferos al centro y norte del país, que sea competitiva tanto en tiempo como en costos, así como incrementar el comercio con Asia, Canadá, Estados Unidos y Europa.
Sin embargo, la obra, que costará 8,000 millones de pesos, tomará cerca diez años para consolidar su funcionamiento.
¿CÓMO FUNCIONARÁ?
De acuerdo con el reporte “Zona económica especial y corredor interoceánico de Salina Cruz: una nueva ruta comercial para el mundo”, elaborado por Jesús Rodríguez Socorro durante su cargo como secretario de Economía de Oaxaca, “México se posiciona como una puerta de acceso a un mercado potencial de más de 1,000 millones de consumidores y 60 por ciento del PIB mundial”.
El Corredor Interoceánico, como también lo han llamado, abarcará los aeropuertos de Oaxaca, Ixtepec, Huatulco y Salina Cruz, así como la carretera y el ferrocarril transístmico, además de los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz. En Oaxaca se encuentra el gasoducto transoceánico de Jaltipán-Salina Cruz, eje energético estratégico de la zona.
Con la finalidad de promover la inversión y el financiamiento se tiene contemplado un Plan Polo Regional que incluye, además de los proyectos de infraestructura antes mencionados, la modernización del puerto y la creación del metrobús interurbano entre los municipios de la región. De igual forma, contempla clústeres estratégicos en los sectores agroindustrial y agro parque, manufactura, construcción y vivienda, acuacultura, minero, petrolero y energía, así como la creación de la Incubadora de Negocios y el Centro de Investigación y Desarrollo.
¿CÓMO IMPACTARÁ ECONÓMICAMENTE?
Solo para dimensionar el recorte en tiempos, cruzar el Canal de Panamá toma aproximadamente nueve horas, a las cuales hay que agregar unos diez días de espera. Mientras, se estima que el cruce por la vía interoceánica tomará diez horas.
De acuerdo con declaraciones de Andrés Manuel López Obrador, “en 2020 el Istmo se declarará zona libre, ya con la infraestructura modernizada se bajará el IVA y el ISR a la mitad. Y habrá apoyos fiscales para que haya inversión y trabajo”.
De igual forma se tienen contemplados proyectos comerciales con Estados Unidos y Europa mediante el azúcar; con Canadá, a través de la sal de trigo, y con Sudamérica, con el mármol.
El crecimiento de la zona prevé la generación de nuevos empleos, con lo que se buscará disminuir la migración por falta de trabajo, de esta forma el Corredor permitirá el desarrollo económico del territorio más rezagado del país.
PROYECTO CON HISTORIA
Aunque desde tiempos de Benito Juárez se pensó en la creación de un Corredor Transístmico, fue en 1980 cuando surgió el Plan Alfa-Omega, cuyo objetivo era desarrollar un sistema de transporte de carga transístmica. Dicho sistema contemplaba la construcción de terminales marítimas para el desarrollo portuario en Ostión-Coatzacoalcos, un parque industrial y una planta de la compañía Fertilizantes Mexicanos en Salina Cruz.
Previo a este intento de conectar la costa de Veracruz con la de Oaxaca vía marítima, se construyó el Ferrocarril del Istmo, que unía los puertos de Minatitlán y Salina Cruz; funcionó exitosamente desde 1899 hasta 1915, fecha en que se inauguró el Canal de Panamá. Poco a poco su uso fue decayendo y en 1922 concluyó sus operaciones.
De acuerdo con el estudio “El corredor del Istmo de Tehuantepec: de los proyectos fallidos a las nuevas posibilidades para su desarrollo”, de Jaime Torres Fragoso, el tren se gestó tras el Tratado McLane-Ocampo de 1859 y permitía a Estados Unidos el libre tránsito, a perpetuidad, de mercancías por la región del Istmo, incluyendo también tropas y abasto. El permiso estuvo vigente hasta 1938.
El objetivo principal del Plan Alfa-Omega era crear un corredor que disminuyera los tiempos de traslado de mercancías vía el Canal de Panamá, sobre todo considerando que, a partir de 1999, terminaría el tratado Torrijo-Carters y, con ello, Estados Unidos perdía la concesión del Canal. Sin embargo, la caída del precio del petróleo y las crisis de 1981 y 1986 hicieron inviable la construcción de nuevas plantas industriales en Salinas Cruz, mientras que en Veracruz hubo un auge petrolero y el crecimiento de Pemex lo convirtió en el centro industrial petroquímico más importante del país.
Una década después, con Ernesto Zedillo al frente, surgió el Megaproyecto del Istmo, el cual incluía el desarrollo de 11 sectores, entre ellos el Corredor de Transporte Interoceánico Coatzacoalcos-Salina Cruz y la rehabilitación del Ferrocarril del Istmo.
Vicente Fox, en marzo de 2001, retomó ambas propuestas y surgió el Plan Puebla-Panamá que integró Puebla, Veracruz, Tabasco, Campeche, Yucatán, Quintana Roo, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Costa Rica y Panamá. El Plan incluía los corredores del Golfo, Pacífico y Transístmico, ferrocarriles del Sureste, Chiapas-Mayab y del Istmo de Tehuantepec; pero no se concluyó.
Felipe Calderón, en 2007, intentó generar dos terminales de contenedores, uno en Salina Cruz y el otro en Coatzacoalcos, y surgió la idea de un proyecto multimodal que no prosperó.
Enrique Peña Nieto lo retomó en 2013 bajo el nombre de Plan Istmo Puerta de América, el cual propone que no solo se transporte mercancía, sino que también se pueda transformar materia prima en la zona, generando con ello mayores empleos y derrama económica.
La transferencia de mercancías se realizaría mediante el movimiento de contenedores de barco a muelle en la terminal especializada de Salina Cruz, de muelle a ferrocarril o autotransporte para su traslado a la terminal especializada de Coatzacoalcos, y del muelle de este puerto al buque portacontenedor y viceversa. Una vez más el país careció de las condiciones económicas necesarias para concretar el proyecto.
Finalmente, en 2016 se creó la propuesta de Zonas Económicas Especiales, que incluye el puerto de Lázaro Cárdenas, Puerto Chiapas y el corredor industrial interoceánico del Istmo de Tehuantepec. El objetivo de la ZEE es fomentar la productividad a escala regional, de tal forma que los habitantes del sureste tengan las mismas posibilidades de desarrollo que los del resto del país.