Un niño de 9 años, originario de Nueva Inglaterra, se quejaba de oír un zumbido. Y resultó que una garrapata se había adherido a su tímpano.
En el caso de estudio publicado el 2 de mayo en la revista New England Journal of Medicine, los médicos tratantes detallan que el paciente acudió a una unidad pediátrica especializada en oído, nariz y garganta [otorrinolaringología] debido a la sensación de que había algo dentro de su oído derecho.
El menor informó a los expertos que, desde hacía tres días, percibía un zumbido que se originaba en el interior de su oído, y que antes que el extraño sonido se manifestara estuvo jugando en el patio de su escuela de Connecticut.
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Cuando practicaron el examen del conducto auditivo externo, los pediatras descubrieron que una garrapata se había alojado en el tímpano, y observaron que el área circundante se encontraba muy inflamada, como muestra la siguiente imagen del interior del oído.
Excepto por la extraña sensación auditiva, el niño no se quejaba de dolor ni padecía de acúfenos, y su audición seguía intacta.
Los otorrinolaringólogos utilizaron un microscopio especial para tratar de retirar el ácaro alojado en el oído derecho, pero como no pudieron extirparlo, decidieron enviar al paciente al departamento de cirugía.
El animal estaba adherido al tímpano mediante los quelíceros y el hipostoma -dos estructuras de la cabeza o capitulum con las que se alimentan las garrapatas-, y ya que el ácaro había introducido estas piezas bucales bajo una capa de la membrana timpánica, los doctores no pudieron hacer una extracción simple.
Decidieron anestesiar al menor y, una vez dormido, los cirujanos lograron separar la boca de la garrapata y liberar el tímpano.
El ectoparásito fue identificado como Dermacentor variabilis, conocido vulgarmente como garrapata americana del perro o garrapata de madera. Esta especie de ácaro hematófago es el principal vector -o transmisor de enfermedades- en Estados Unidos.
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Después del procedimiento, el niño no presentó síntomas que apuntaran a que la garrapata le había contagiado alguna enfermedad. De cualquier manera, los médicos indicaron antibióticos para tratar la infección del oído. Los autores del artículo informan que, al cabo de un mes, el paciente se encontraba bien y su oído había sanado.
El Dr. Erik Waldman, profesor auxiliar de cirugía y jefe de otorrinolaringología pediátrica en el Hospital Infantil de Yale New Haven, también intervino en el caso, y en entrevista con el sitio Web Live Science, señaló que fue difícil extraer la garrapata porque había introducido sus estructuras bucales en la membrana timpánica del niño.
“Se resistía a salir”, agregó el Dr. David Kasle, residente de otorrinolaringología del Hospital Infantil de Yale New Haven, quien reveló a Live Science que aquella fue la primera vez que topaba con un caso semejante.
Kasle explicó que el zumbido que escuchaba el niño bien pudo haber sido el movimiento de la garrapata arrastrándose dentro del canal auditivo.
“En esencia, cuanto más se acerque el sonido al tímpano, más intensa será la sensación auditiva del paciente”, concluyó Kasle.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek