Por primera vez, unos científicos han utilizado tejido testicular de monos, conservado criogénicamente, para obtener espermatozoides funcionales que después se usaron para producir un macaco sano. Algún día, este método experimental podría ofrecer una estrategia para preservar la fertilidad de los niños que reciben tratamientos anticancerosos, los cuales suelen conducir a infertilidad en la edad adulta.
“Algunos tratamientos contra el cáncer matan las células que se dividen con rapidez. Y dado que las células germinales (las células espermáticas de los testículos y los ovocitos de los ovarios) se dividen rápidamente, son vulnerables a la toxicidad; en particular, la que causa la quimioterapia”, explicó a Newsweek la Dra. Lynne Elmore, directora científica del programa de Investigación Oncológica Traslacional, en la Sociedad Estadounidense de Oncología (ACS, por sus siglas en inglés).
“Los varones pueden desarrollar infertilidad permanente si las células de los testículos que se dividen para formar espermatozoides (las células madre espermatogoniales) se dañan al extremo de que ya no son capaces de producir espermatozoides nuevos”.
https://newsweekespanol.com/2018/11/evolucion-mono-perezoso-cientificos-adn/
En el caso de los adultos, existe la posibilidad de crioconservar espermatozoides y óvulos para utilizarlos más tarde. Pero esto no es opción para los niños prepúberes, en quienes se utiliza la crioconservación para preservar sus tejidos ovárico y testicular. En cuanto a las niñas, ese tejido puede trasplantarse a la paciente para restablecer su fertilidad (y de hecho, ya se ha trasplantado). No obstante, hasta el momento no se ha descrito la manera de obtener espermatozoides con tejidos almacenados.
Algunos investigadores han utilizado tejidos testiculares crioconservados para producir crías vivas de ratones y cerdos. Sin embargo, a fin de trasladar sus investigaciones a ensayos clínicos humanos, los científicos tenían que demostrar que el proceso podía replicarse exitosamente en primates, y obtener crías sanas. Hasta ahora, esos intentos habían sido un fracaso.
El 22 de marzo, la revista Science publicó el estudio de un equipo de investigadores estadounidenses y canadienses, quienes produjeron el primer mono del mundo a partir de tejido testicular criopreservado.
Para su investigación, tomaron tejido testicular de macacos Rhesus adultos y castrados, y criopreservaron el tejido para luego reinsertarlo bajo la piel del lomo o del saco escrotal. Los injertos crecieron y empezaron a producir testosterona y espermatozoides. A continuación, extrajeron espermatozoides de los monos de estudio y los utilizaron en la técnica de inseminación conocida como inyección intracitoplasmática de espermatozoides (IICE), la cual consiste en introducir una única célula espermática directamente en el citoplasma de un óvulo.
Los investigadores usaron la técnica IICE para fecundar 138 óvulos en total. Transfirieron 11 de ellos a seis macacos hembra, y confirmaron una gestación en diciembre en 2017. La cría nació en abril de 2018, y le dieron el nombre de Grady.
Según los investigadores, Grady se ha desarrollado con normalidad. “Estamos vigilando continuamente su salud, sus interacciones sociales y sus actividades de juego. Y el desarrollo de Grady es semejante al de otros monos de la misma edad”, informó a Newsweek el Dr. Kyle Orwig, autor del estudio por parte de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh. En una declaración, el equipo de científicos reconoce que, si bien son necesarias investigaciones adicionales con monos, esperaba trabajar con tejidos humanos en el futuro.
“Me parece que esta tecnología ha madurado lo suficiente para traducirse a la clínica humana”, agregó Orwig. “Queremos demostrar que la misma estrategia puede funcionar con tejidos humanos”.
https://newsweekespanol.com/2018/02/monos-clonados-china/
El resultado fue celebrado por los doctores Nina Neuhaus y Stefan Schlatt, científicos que estudian células madres en el Centro para Reproducción Médica y Andrología de la Universidad de Münster, Alemania, y quienes escribieron un editorial acompañante afirmando que la investigación “acerca una estrategia, hasta ahora experimental, a la aplicación clínica”. Con todo, advierten que las pruebas con tejidos humanos deben vigilarse de manera muy estrecha para asegurar que las investigaciones no introduzcan cambios genéticos.
Aunque no participó en el estudio, la Dra. Elmore, de ACS, también hizo un llamado a la cautela en cuanto a los resultados. Comentó que la investigación tenía muchas limitaciones e insistió en la necesidad de responder muchas interrogantes. Por ejemplo, si un paciente oncológico tiene leucemia, linfoma y cáncer testicular, el injerto de tejido testicular crioconservado podría reintroducir células cancerosas. Por otra parte, señaló que los autores no aclaraban si los injertos podrían producir espermatozoides en un receptor que no estuviera castrado.
En su opinión, es muy aventurado afirmar que los hallazgos pueden conducir a un tratamiento para humanos. “A pesar de que los resultados de esta prueba de concepto son prometedores, hay numerosas consideraciones biológicas y experimentales que vuelven muy prematuro el debate sobre la perspectiva de su aplicación clínica”, concluyó Elmore.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek