Los problemas de salud mental de los millenials y los miembros de la Generación Z han sido puestos al descubierto en un estudio en el que se muestra un pronunciado aumento en los índices de depresión y conductas suicidas entre los jóvenes estadounidenses desde mediados de la década de 2000.
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Los investigadores no encontraron la misma tendencia en los adultos de mayor edad, y observaron una ligera disminución en los índices de angustia mental entre las personas de 65 años o más.
Esto indica que pudo haberse producido un “cambio generacional” en el ámbito de los trastornos del estado de ánimo, en lugar de un aumento en todos los grupos de edades, escribieron los autores del estudio, publicado en la revista Journal of Abnormal Psychology. En opinión del equipo, las redes sociales, que consumen muchas de las horas que deberían dedicarse al sueño, podrían ser las culpables.
Entre 2005 y 2017, el índice de jóvenes de entre 12 y 17 años de edad que sufrieron un episodio de depresión mayor el año pasado aumentó 52 por ciento, de 8.7 por ciento a 13.2 por ciento. Entre los jóvenes de entre 18 y 25 años, el porcentaje de casos de depresión aumentó 63 por ciento, incrementándose de 8.1 por ciento en 2009 a 13.2 por ciento en 2017.
Y el índice de adultos jóvenes afectados por angustia psicológica grave en los últimos 30 días aumentó 71 por ciento, de 7.7 por ciento en 2008 a 13.1 por ciento en 2017.
Esto incluyó sentirse nervioso, desesperanzado, agitado o inquieto, tan triste o deprimido que “nada podría alegrarte”, como si todo costara trabajo, y sentirse mal con uno mismo, no sentirse lo suficientemente bueno o sentir que no vale nada. Mientras tanto, el índice de jóvenes de entre 18 y 19 años que tuvieron pensamientos, planes o intentos suicidas aumentó de 8.5 por ciento en 2008 a 12.4 por ciento en 2017.
Al parecer, las mujeres y las niñas enfrentan un riesgo particularmente alto de padecer trastornos del estado de ánimo. Por ejemplo, en 2005, 13.1 por ciento de las niñas de entre 12 y 17 años de edad habían experimentado un episodio de depresión mayor en los últimos 12 meses. Esto aumentó a 19.9 por ciento en 2017, es decir, casi una de cada cinco niñas.
El estudio se basó en datos representativos nacionales de 611,880 adolescentes y adultos de la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y Salud, en el que se incluye a personas de 12 años o más. Los investigadores analizaron datos de un total de 212,913 adolescentes de entre 12 y 17 años de edad, de 2005 a 2017, y de 398,967 adultos de 18 años o más, de 2008 a 2017.
Jean Twenge, la autora principal del estudio y escritora del libro iGen: Why Today’s Super-Connected Kids Are Growing Up Less Rebellious, More Tolerant, Less Happy—and Completely Unprepared for Adulthood (La generación i: Por qué los chicos superconectados de hoy son cada vez menos rebeldes, más tolerantes, menos felices y están completamente impreparados para la edad adulta), declaró a Newsweek: “Me sorprendió enormemente el gran incremento en los casos de problemas de salud mental entre 2016 y 2017.
La tendencia de los problemas de salud mental ya era importante, pero este incremento significa que, en algunos grupos de edades, la depresión y los intentos suicidas se duplicaron entre 2008 y 2017”.
Sin embargo, Twenge señaló que es importante recordar que el estudio se limita a Estados Unidos y que únicamente se exploran los trastornos de salud mental que se incluyen en la encuesta.
“Las mediciones de la depresión, angustia psicológica y problemas relacionados con el suicidio se basan en autoinformes de síntomas. Sin embargo, también examinamos los índices de suicidio, que no están sujetos a los sesgos de los autoinformes”, dijo.
Twenge señaló que el estudio no revela una causa definitiva para el alza, pero descartó los cambios económicos, entre ellos, la Gran Recesión, y otros factores, como la desigualdad y los cambios en el mercado de trabajo, junto con las presiones académicas.
“Sin embargo, hubo un cambio que tuvo un mayor impacto en la vida de los jóvenes que en la de los grupos de mayor edad: el creciente uso de los teléfonos inteligentes y de los medios digitales, como las redes sociales, el envío de mensajes de texto y los juegos en línea”, dijo.
“Las personas mayores también han utilizado estas tecnologías, pero su adopción entre los jóvenes fue más veloz y más completa, y el impacto en su vida social fue mucho más grande. La forma en que los adolescentes y los jóvenes adultos pasan su tiempo libre ha cambiado de manera fundamental: ellos pasan menos tiempo con sus amigos en persona, duermen menos y dedican más tiempo a las redes sociales”.
La disminución de las horas de sueño es uno de los principales factores de riesgo de la depresión y de los pensamientos suicidas, afirmó Twenge.
“En estudios anteriores, encontramos un súbito incremento en el número de adolescentes que no duermen lo suficiente, el cual se produjo alrededor del mismo periodo, cerca de 2011 o 2012. En muchos estudios se ha encontrado que pasar demasiado tiempo frente a una pantalla, especialmente justo antes de ir a la cama, se relaciona con el hecho de no dormir lo suficiente”.
La doctora Moira Rynn, experta en trastornos pediátricos del estado de ánimo y de ansiedad de la Facultad de Medicina de la Universidad Duke y que no participó en el estudio, declaró a Newsweek que este último había sido bien planeado y bien diseñado.
Se requieren más investigaciones para comprender por qué las niñas parecen presentar un riesgo mayor de desarrollar depresión y ansiedad, dijo.
“Comparto las preocupaciones de la autora de que el crecimiento de las redes sociales podría estar contribuyendo a esta tendencia. Hay investigaciones que indican que las niñas podrían experimentar más acoso cibernético y sentirse más avergonzadas que otros grupos. Asimismo, en psiquiatría, se sabe desde hace mucho tiempo que los adolescentes necesitan dormir 12 horas, y que se ha producido una continua reducción en el número de horas que dedican a dormir”.
Rynn señaló que en el estudio no se aprecia claramente si la advertencia colocada en los antidepresivos por las autoridades sanitarias de Estados Unidos, en la que se indica que dichos fármacos se relacionan con un riesgo de pensamientos, sentimientos y conductas suicidas en los jóvenes, está provocando que los proveedores de salud no prescriban antidepresivos, lo cual podría contribuir a que no reciban un tratamiento adecuado.
A principios de este año, en otro estudio, se encontró que los adolescentes que consumen cannabis podrían presentar un mayor riesgo de intentos de suicidio y de sufrir depresión.
El cannabis es la droga más popular entre los adolescentes de todo el mundo, señalaron los autores de un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry. Para investigar los posibles riesgos de salud mental del consumo de mariguana, los investigadores analizaron minuciosamente 11 estudios existentes, en los que participaron 23,317 personas.
Si vives en Estados Unidos y tienes pensamientos suicidas, dispones de ayuda confidencial gratuita en la Línea Nacional para la Prevención del Suicidio. Llama al 1-800-273-8255. La línea está disponible las 24 horas, todos los días. Si alguien a quien conoces parece contemplar la idea del suicidio, visita Bethe1To.com para obtener ayuda.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek