Los adolescentes que viven en áreas con una mala calidad del aire podrían presentar un mayor riesgo de psicosis, según un reciente hallazgo realizado por un equipo científico.
En estudios anteriores, se ha mostrado que las personas que viven en las ciudades tienen mayores probabilidades de presentar síntomas de psicosis, como escuchar voces y presentar conductas paranoicas, al igual que trastornos como la esquizofrenia, entre cuyos síntomas está la psicosis. Se trata de una línea de investigación importante, ya que se espera que, para el año 2050, 70 por ciento de la población mundial viva en un entorno urbano.
En su estudio, publicado en la revista JAMA Psychiatry, los autores descubrieron que los adolescentes expuestos a dióxido de nitrógeno (NO2), óxidos de nitrógeno (NOx) y partículas en suspensión de menos de 25 micras (PM2.5) presentan un mayor riesgo de sufrir psicosis. El hallazgo constante de una combinación de NO2 y NOx explicó 60 por ciento de las asociaciones entre la urbanicidad, que es como los científicos denominan a los efectos de vivir en una ciudad, y la psicosis en los adolescentes, señalaron los investigadores.
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El equipo estudió datos sobre 2,232 niños que participaron en el Estudio Longitudinal de Riesgos Ambientales en Gemelos y fueron entrevistados periódicamente desde su nacimiento hasta que cumplieron 18 años. Los participantes nacieron entre el 1 de enero de 1994 y el 4 de diciembre de 1995 en los países de Inglaterra y Gales, en el Reino Unido. Del total de los sujetos estudiados, 2,063 proporcionaron información sobre experiencias psicóticas a la edad de 18 años. Se les preguntaron cosas como si habían pensado alguna vez que alguien los observaba o si habían escuchado voces que otros no oían.
A continuación, los investigadores analizaron las concentraciones de NO2, NOx y PM2.5 en las áreas donde vivían esos jóvenes en 2012, así como de dos lugares que visitaban con regularidad.
Los datos revelaron que 623, o 30 por ciento, de los adolescentes habían tenido al menos una experiencia psicótica entre los 12 y los 18 años de edad. Y los que se encontraban en el cuartil superior de exposición a las tres sustancias tenían un mayor riesgo de presentar psicosis.
Esto indica que la contaminación podría afectar directamente al cerebro durante un periodo largo, señalaron los autores.
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Helen Fisher, autora principal del estudio en el Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencias, declaró a Newsweek que la relación entre la contaminación y la psicosis se mantuvo incluso después de que el equipo hizo ajustes para tomar en cuenta otros factores explicativos como el tabaquismo, el consumo de cannabis, la dependencia del alcohol, la pobreza, otros trastornos mentales y vivir en la miseria o en un área con carencias, alta criminalidad y baja cohesión social.
Sin embargo, reconoce que, debido a que el estudio fue observacional y no se contó con un grupo aleatorizado de control, no fue posible concluir firmemente que la contaminación del aire provoca psicosis. Y dado que dicha contaminación se midió aproximadamente en la misma época en la que se produjeron las experiencias psicóticas, el equipo no pudo estar seguro de si la exposición a la contaminación ocurrió antes de que se produjeran tales experiencias. Otros factores no evaluados, como la contaminación auditiva, también pudieron haber contribuido al riesgo, señaló.
“Nuestro estudio se suma al conjunto de pruebas existentes en los que se relaciona la contaminación del aire con problemas físicos de salud, como las enfermedades cardiovasculares y respiratorias”, afirmó Fisher. “Nuestro estudio también se suma a nuevas pruebas que relacionan a la contaminación del aire con trastornos cerebrales y psiquiátricos como la demencia. Sin embargo, se requieren más estudios antes de establecer conclusiones firmes sobre la función de la contaminación del aire en el desarrollo de problemas de salud mental”.
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El doctor Marc Weisskopf, catedrático de epidemiología ambiental y fisiología de la Facultad de Salud Pública T.H. Chan de Harvard, quien no participó en el estudio, declaró a Newsweek: “La posibilidad de que la contaminación del aire pueda contribuir a la producción de problemas de salud mental como los eventos psicóticos es muy importante y debe ser comprendida.
“Ciertamente, yo esperaría que, si algo como esto ocurre en el Reino Unido, es posible hallar cosas similares en Estados Unidos.
“Pienso que es importante evitar la exposición excesiva a la contaminación del aire, aunque, en este momento, existen resultados más establecidos que hacen que esto sea importante”.
Weisskopf también señaló que el estudio tiene ciertas limitaciones. “Aún no estoy seguro de cuánto de la asociación que ellos [los autores] encontraron con los contaminantes del aire es verdaderamente un efecto de esos contaminantes, o si esos contaminantes son simplemente un marcador de algún otro aspecto de la urbanicidad”.
Sophie Dix, directora de investigación de la organización sin fines de lucro MQ: Transforming Mental Health (Transformando la salud mental), comentó: “Este estudio aporta nuevos datos a la discusión sobre la relación entre la salud mental y la vida urbana. La relación entre vivir en una ciudad y un aumento en las enfermedades mentales ha sido algo que se ha explorado durante mucho tiempo, y muchos factores se han considerado responsables. Este estudio es importante porque proporciona un punto de inicio en una posible relación entre la contaminación y la psicosis, dando a las futuras investigaciones una plataforma en la cual basarse. Descartar o admitir ciertos factores resulta útil para determinar cuál es la mejor manera de abordar el problema”.
Al igual que Weisskopf, la investigadora también señaló que se requieren más estudios para demostrar que existe una relación de causa y efecto. “No hay ninguna prueba de que la contaminación necesariamente provoque psicosis ni de que sea uno de sus muchos factores o que actúe aisladamente. Hay un panorama más grande, pero esto no reduce la importancia de estos hallazgos ni el potencial que se deriva de ellos”.
El estudio es la más reciente investigación que indica que la contaminación del aire podría ser dañina para la salud. A principios de este mes, en un artículo publicado en la revista European Heart Journal, se reveló que la contaminación del aire, incluidas las partículas en suspensión, provoca la muerte de 8.8 millones de personas cada año. Esta cifra es casi el doble de lo que se creía anteriormente.
“Esperamos demostrar que es urgente e importante reducir aún más la cantidad de partículas en suspensión en el aire del ambiente. El principal mensaje es que la contaminación del aire por PM2.5 es un factor de riesgo para la salud comparable a otros trastornos importantes como la hipertensión, la diabetes y el consumo de tabaco”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek