“Pasamos el año con mucha prisa y se nos olvida ayudar y, al menos el 25 de diciembre, es una fecha en la que tenemos el tiempo de hacer algo por el prójimo”: Claudia Reyes-Heroles
ESE 25 DE DICIEMBRE Claudia entró a la cocina para sorprenderse cuántas cacerolas de comida estaban listas para el recalentado. “Habíamos cenado en exceso la noche anterior, pero al despertar encontré que, en mi casa, sobraba mucho después de la cena de Navidad”. Esa mañana invernal, la chica de 22 años tomó una decisión: haría tortas y las repartiría en la calle.
Su mamá se sumó a la iniciativa y elaboró una lista de calles, esquinas y semáforos donde habían visto personas en situación de calle. Juntas prepararon tortas de bacalao, romeritos y pavo y luego Claudia, se subió a su auto y se puso a repartir las tortas.
El próximo día 25 se cumplirán seis años de que Claudia Reyes-Heroles echó a andar ese ritual navideño que visualiza como un gran festín familiar. “No podemos olvidar que hay gente en la calle que no puede comer romeritos, bacalao o pavo. A mí me gusta darles esa tradición navideña”, explica entusiasmada.
Aunque algunos años la han acompañado algunos amigos a entregar las tortas, la realidad es que casi siempre Claudia lo hace en compañía de su perro Tush. “Luego invito gente a ayudarme, pero les da flojera; casi todos los años voy a entregar las tortas sola. Tengo amigas que me preparan algunas con lo que hay en sus casas, yo paso por ellas y las voy a entregar. El 25 de diciembre es un gran día para dar sin recibir, pero muchas veces la gente tiene flojera salir de sus casas”, explica.
Mexicanos que llevan la Navidad a quienes más lo necesitan
Para Claudia, la experiencia no tiene igual. La gente se acerca al coche mientras ella les dice que hay tortas de distintos guisos a elegir pero “hay veces que les doy una para dos porque llega demasiada gente alrededor del coche y no siempre alcanza. Compartimos, la gente sonríe, y a mí me encanta poder darles un poco de la navidad a través de la comida casera”, dice Claudia. Los romeritos y el bacalao son platillos especiales porque su preparación lleva mucho tiempo.
En estos tiempos de tecnología y redes sociales, la gente está acostumbrada a compartir todo lo que hace, sin embargo esta es una acción que Claudia no comparte, no toma fotos y avisa solo a quienes la pueden apoyar o acompañar. “Lo hago —precisa— porque me da un gran sentimiento de tranquilidad y paz el poder acabar el año con una acción que me calienta el corazón y el alma. Pasamos el año con mucha prisa y se nos olvida ayudar y, al menos el 25 de diciembre, es una fecha en la que tenemos el tiempo de hacer algo por el prójimo”.
Ella desea un México en donde a nadie le falte comida, en donde haya siempre un hogar cálido para quienes no tienen donde vivir. Incluso, desde su empresa está buscando la manera de hacer que los restaurantes dejen de tirar a la basura las sobras de su comida y las regalen a quienes viven en situación de pobreza extrema.
Claudia espera poder continuar esta tradición, desea ser mamá e iniciar a sus hijos en esta ruta de entrega de tortas. “Es una tradición que me parece más importante que el típico recalentado en casa de los abuelos”, concluye.