En la Región Carbonífera de Coahuila el trabajo “mejor pagado” es el de minero, pero ¿a costa de qué? De realizar un trabajo extenuante y peligroso, en el cual todos los días se arriesgan a sufrir accidentes, quedar con alguna discapacidad o incluso morir dentro de la mina en caso de un derrumbe; y hacia fuera, el incumplimiento de las normas pone en riesgo la salud de la población.
El panorama minero
De acuerdo con el documento “Panorama Minero del Estado de Coahuila (2017), del Servicio Geológico Mexicano, el estado de Coahuila contribuyó en el año 2016 con el 3.4% del valor de la producción minera nacional, ocupando el primer lugar en la producción de hierro, carbón, celestita, sílice, sulfato de magnesio, sulfato de sodio, bismuto y cadmio.
La actividad minera representa cerca del 3% del Producto Interno Bruto estatal, y la mayoría de las actividades mineras están enfocadas en la extracción de plata, coque, barita y fluorita. De estos productos, destaca que, de acuerdo con cifras del INEGI, la extracción de coque (un combustible que viene del carbón mineral) entre enero y agosto de este año ya había acumulado un poco más de 807 mil toneladas, y su totalidad procede del municipio de Monclova, el único sitio de todo el país donde se produce este combustible.
En este contexto, uno de los sectores más olvidados de esta actividad económica es la minería de piedra; sin embargo, según el Directorio Estadístico Nacional de Unidades Económicas se tiene registro de que existen 179 unidades económicas (instituciones, empresas, negocios o personas) dedicadas a estas actividades.
De ese total, 10 unidades se dedican a la minería de arena y grava para la construcción, 13 a la minería de piedra caliza y siete a la minería de piedra de yeso. En total, son 30 unidades distribuidas en 11 municipios de Coahuila, y de las unidades dedicadas a la extracción de piedra caliza, seis se encuentran en el municipio de Sabinas.
Este sector de la minería es relevante, porque es proveedor de otras industrias; su actividad permite el funcionamiento de cadenas productivas enteras, como las cementeras, y actualmente son un sector de la industria minera que se encuentra en el “ojo del huracán”, debido a las recientes denuncias relativas a que más de una decena de ellas son “piratas” y operan sin licencia, ante la actitud complaciente de la autoridad ambiental del Gobierno del Estado, pero también del Gobierno Federal; amén de los gobiernos municipales, los cuales son los principales promotores del incumplimiento de la normatividad en la materia.
Aunado a lo anterior, las pedreras coahuilenses son señaladas también por no cumplir con las medidas de operación requeridas para sus actividades y ocasionar graves problemas en materia ambiental por la contaminación producida a través de sus procesos de trituración.
Este sector de la minería forma parte de la industria generadora de diferentes contaminantes atmosféricos que pueden dañar la salud, por lo que la regulación estricta y el cumplimiento de las normas aplicables es fundamental. Así, de acuerdo con la información oficial, la industria extractiva pétrea participa de manera importante en la emisión de óxidos de nitrógeno (NOx) “emitidos principalmente por el sector industrial, representado por la generación de energía eléctrica y la metalúrgica al sumar entre estas dos categorías el 64% de este contaminante. Los vehículos automotores representados por los vehículos mayores a 3 toneladas, tractocamiones, camionetas, pick up, autos particulares y taxis contribuyen con el 24% de los NOx. Entre estos vehículos por supuesto se encuentran aquellos que son utilizados para el transporte de las minas y bancos de materiales pétreos.
Asimismo, hay otras consideraciones hechas por PROAIRE, Coahuila, relativas a las partículas PM10 y PM.25, tal como se enuncia a continuación: “La emisión de partículas PM10 en el Estado de Coahuila proviene, principalmente, del sector industrial por la industria de la metalúrgica y la generación de energía eléctrica (50% entre los dos sectores), los caminos pavimentados y no pavimentados (27%). Las principales categorías emisoras de partículas PM2.5 en el Estado de Coahuila son las industrias metalúrgica y de generación de energía eléctrica (65%) entre ambas, seguidas por los caminos no pavimentados, las ladrilleras y la industria automotriz”.
Esta información, contenida en el documento “Programa de Gestión para Mejorar la Calidad del Aire en el estado de Coahuila, 2017-2026”, presenta el reto de desglosar y especificar aún más la información relativa a las fuentes contaminantes, incluido el sector minero y extractivo en cuestión, y con base en ella, mejorar los instrumentos y mecanismos de verificación, supervisión y garantía de cumplimiento de las normas ambientales.
El inframundo minero
Con el paso de los años, quienes han trabajado como mineros corren mayor riesgo de contraer enfermedades como la llamada antracosis, la cual, al complicarse, deviene en neumoconiosis, un padecimiento pulmonar producido por la inhalación de polvo que provoca la limitación progresiva del funcionamiento del aparato respiratorio.
En entrevista con Newsweek Coahuila, un minero ya retirado del oficio (quien pidió permanecer en el anonimato) habló sobre el trato que recibió por parte de la empresa para la que trabajaba, tras sufrir un accidente a consecuencia de su labor:
«Una vez la pistola con las que extraemos el carbón me atravesó el pie y el encargado no hizo nada para llevarme al seguro, solamente me preguntó si iría y le respondí que sí, porque tenía un hueco en el pie», narró.
«No tengo carro, yo iba en una bicicleta a la mina. Como pude, me fui en la bicicleta hasta que llegué al IMSS y ahí me preguntaron si tenía seguro. Iba sangrando. Hasta que vieron que sí tenía seguro me atendieron. Gracias a Dios me curé y ahorita puedo caminar y hacer lo de costumbre».
Peligro “bien pagado”
La inseguridad a la que se enfrentan los mineros como parte de su trabajo es un tema recurrente, que ha tenido casos tan emblemáticos como el ocurrido en Pasta de Conchos el 19 de febrero de 2006, cuando colapsaron varios túneles de la mina de carbón en la región Nueva Rosita de Coahuila, ocasionando la muerte de 65 mineros y que 13 más quedaran heridos.
Nueva Rosita forma parte de la reserva de carbón más grande de México, conocida como la Región Carbonífera del estado, en la que se localizan municipios importantes de la entidad: Sabinas, San Juan de Sabinas, Múzquiz, Juárez y Progreso.
La población que habita esta Región es de poco más de 160 mil habitantes y la minería ha sido, durante muchos años, la principal actividad económica de la zona. «Yo me vine a vivir a Saltillo porque allá no hay nada más que ser la esposa de un minero o de cajera en Gutiérrez (supermercado local). No es malo, pero yo quería otra cosa para mi vida», comentó una joven oriunda de la región.
El exminero anónimo cuyo pie fue atravesado por su herramienta confirma que este oficio es «el único trabajo bien pagado» del lugar, pues su salario diario es de 100 pesos, más bonos de producción semanales que se entregan con base en la cantidad de toneladas de carbón que se extraen de la mina.
Además, los mineros suelen hacer equipos para que la producción sea la mejor posible. Comentó que ha estado trabajando de minero desde el año 2010 y optó por retirarse este año, 2018, porque en la mina sintió que «le faltaba aire».
Platicó cómo es un día común en la vida de un minero:
«Me levantaba a las 5 de la mañana y pasaba un camión por cada uno de nosotros. Llegábamos a la mina a las 7 de la mañana y teníamos una junta. Antes de las 8 de la mañana ya estábamos adentro de la mina, bajábamos por un hueco en el suelo, en un bote de basura; nos bajaban en una cuerda y solo utilizábamos nuestras manos para agarrarnos y no caernos del bote.
«En la mina ya teníamos un lugar para trabajar; yo acostumbraba a trabajar solo con un compañero y entre los dos empezábamos a trabajar con la pistola y taladrábamos la pared de la mina para poder tener el carbón.
«A veces nos tocaba muy lejos del hueco y siempre teníamos carretillas, que llenábamos con palas que tenían 10 kilos de carbón hasta que fueran 100 kilos para poder llevarnos la carretilla al bote en el que bajamos. Cuando se llenaba, lo subían y nosotros seguíamos trabajando».
Sin protección
El ingeniero minero Jesús Bernal Montelongo, gerente en el proyecto Concha Sur de la empresa Minera del Norte, admite que las minas de la Minera del Norte son de alto riesgo y asegura que cada minero cuenta con equipo de seguridad, aunque no usan nada para cubrirse del polvo fino, pero sí para evitar que el gas metano llegue a afectar su salud y la producción semanal de la mina.
Los elementos que extrae esta empresa son de carácter metalúrgico y térmico; el carbón que extraen de Mimosa (ejido de Sabinas, Coahuila) es exclusivamente para el altohorno de AHMSA y el que se extrae de MICARE es térmico y es para la Comisión Federal de Electricidad.
Otro exminero, Sergio Alvarado Tello, quien trabajó 25 años en esta labor, señala que durante ese periodo trabajó en diferentes minas y que, en muchos casos, cuando ocurría un accidente, los patrones o encargados hacían caso omiso para no afectar la producción semanal.
«Una vez me cayó un tubo de fierro de cinco metros en la cabeza, me desmayó el golpe y casi me quiebra la mandíbula, pero gracias al casco estoy aquí, si no, no lo estaría contando», afirma.
«En otra ocasión salió en la máquina de operación un DI (desprendimiento instantáneo); no fue tan poderoso y salimos corriendo en ese instante. Luego, al ver que no estábamos todos, regresamos a desenterrar a dos compañeros, que, gracias a Dios, no estaban cubiertos de la cabeza, solo medio cuerpo y pudimos rescatarlos», narra, pero cuenta también cómo no siempre los acompaña la buena fortuna durante estos accidentes:
«En otra ocasión no fue así. Desgraciadamente, no pudimos sacar a dos compañeros en ese instante y fallecieron. Luego, en otra ocasión, fueron cuatro compañeros, y luego seis. Ya no pude aguantar más y me salí, más que nada por mi familia y mi madre».
Aire mortal
Ramiro Flores, cronista e historiador de Sabinas, Coahuila, habló con Newsweek Coahuila sobre los riesgos de la contaminación que produce la actividad minera.
«El mineral que más se extrae es el carbón y los elementos más tóxicos con los que entra en contacto un minero es el gas metano y el polvo fino; este último crea una enfermedad llamada antracosis, que es la inflamación crónica de los bronquios y pulmones debido a la inhalación de polvo por cristales de carbón, provocando una disminución de la función respiratoria», aseguró.
Además, señaló que durante la quema del carbón en Barroterán y Palaú se contamina el aire con las partículas residuales de la actividad minera y que lo mismo pasa en la generación de electricidad en la Carbonífera de Nava.
David Saucedo, neumólogo egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León que ha trabajado durante varios años dando consultas médicas de manera privada a mineros, confirmó que «la enfermedad más conocida es la neumoconiosis por depósito de fibras de carbón que se inhalan y se incrustan en los pulmones».
De acuerdo con el doctor Saucedo, esto va causando que un proceso inflamatorio que ocasiona que la estructura normal del pulmón se haga más gruesa y se vayan haciendo cicatrices, afectando las funciones del pulmón.
«Tienen que pasar muchos años para que existan las primeras manifestaciones de la neumoconiosis. Cuando ya hay manifestaciones o molestias, habitualmente la enfermedad ya está avanzada, porque el pulmón tiene mucha reserva y tiene que estar muy dañado para que ya haya alguna manifestación en el paciente como la falta de aire, tos o dolor».
Salcedo asegura que esta enfermedad se puede detectar de manera temprana haciendo radiografías de tórax. «Por eso cuando un trabajador va a ingresar, se le toma una radiografía al inicio, porque periódicamente deben de hacerse radiografías y detectar si en algún momento hay algún daño».
Mencionó que cuando la enfermedad se presenta ya no hay una cura, por lo que sus recomendaciones están centradas en la prevención:
«Siempre hay que trabajar con protección, con mascarillas que tengan protección especial para que las partículas de cierto tamaño no pasen, aunque siempre va a haber partículas. Deben de tener periodos que trabajen dentro de mina y fuera de la mina para evitar así la exposición. Tienen que hacerse las detecciones tempranas con radiografías y cuando detecten que hay un cambio, evidentemente la empresa lo tendría que cambiar de área».
«En la mina las horas no pasan»
«Ahí abajo en la mina las horas no pasan y era muy bonito, porque no siempre había accidentes, cantábamos y reíamos», relata el exminero que nos narró cómo eran sus días cuando ejercía este oficio, «llevábamos lonche para no volver a subir, porque es muy arriesgado. Mis horas en la mina eran cinco o seis, para luego salir y seguir con mi día en mi casa. El día de paga era muy esperado para todos, porque era el último día de trabajo en la semana, los sábados. Trabajábamos de lunes a sábado».
«Después de mi accidente con la pistola, seguí trabajando y luego pasó lo del aire, que me faltaba, entonces seguí trabajando, pero a las dos semanas decidí ya no regresar», finalizó.
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