Un equipo internacional de científicos ha descubierto un enorme cráter de impacto de más de 30 km de ancho, escondido bajo la capa de hielo de Groenlandia.
Se piensa que el cráter, cuyo tamaño es mayor al de la ciudad de París, fue producido por un meteorito de hierro de 1 km de ancho que se estrelló en la Tierra en un periodo que podría ir de 3 millones a 12,000 años, aunque aún no ha sido fechado directamente.
Localizado bajo el Glaciar Hiawatha en el noreste de esa enorme isla, el cráter es “el primero que se ha hallado bajo una de las capas continentales de hielo de la Tierra”, de acuerdo con un artículo publicado en la revista Science Advances. En cuanto a su tamaño, se encuentra entre los 30 mayores cráteres de impacto del mundo, de acuerdo con los investigadores.
El equipo, encabezado por científicos del Centro de GeoGenética (CGG) del Museo de Historia Natural de Dinamarca, en la Universidad de Copenhague, indican que el meteorito cayó en la isla antes de que fuera cubierta por una capa de hielo de 1 km de espesor. Este hielo ha preservado durante mucho tiempo los secretos de este catastrófico evento, el cual probablemente tuvo importantes implicaciones para la vida en la Tierra de esa época.
“La energía liberada por el impacto fue equivalente a 47 millones de bombas de Hiroshima”, declaró a Newsweek Nicolaj Larsen, uno de los autores principales del estudio y miembro del CGG. “El efecto en el ambiente fue enorme, tanto en el ámbito local del noroeste de Groenlandia, como a escala global. El polvo provocado por el impacto y el agua de la capa de hielo derretida pudieron haber provocado un enfriamiento global”.
El equipo descubrió el cráter en julio de 2015 mientras examinaba un nuevo mapa de la tierra y de las características físicas debajo de las capas de hielo de Groenlandia. En el mapa, observaron una enorme “depresión circular” que no había sido detectada antes.
Intrigados por su hallazgo, los miembros del equipo pidieron a un avión de investigación que volara por encima del glaciar y llevar a cabo mediciones de radar de última generación. Éstas revelaron la forma del cráter con mayor detalle.
El siguiente paso fue tratar de determinar qué objeto había producido tan enorme cráter. Para hacerlo, los investigadores analizaron químicamente los sedimentos en el agua derretida que había sido extraída de la depresión para buscar rastros de platino, paladio, rodio y oro, así como de otros metales, los cuales indican la caída de un meteorito.
De acuerdo con Larsen, parte de la arena de cuarzo extraída del cráter tenía características de deformación que sugerían que se había formado debido al violento impacto de un meteorito.
“Las pruebas son muy sólidas”, dijo. “Tenemos datos de radar obtenidos en el hielo, los cuales muestran claramente una depresión circular de 31 km, de unos 300 m de profundidad, con un borde elevado y un cono central. Además, hemos encontrado granos minerales, como cuarzo impactado, que son indicadores de la caída de un meteorito”.
Algunos de los resultados del análisis químico fueron inesperados, señaló en una declaración Iain McDonald, uno de los coautores del estudio, de la Escuela de Ciencias de la Tierra y del Océano de la Universidad de Cardiff.
“Inicialmente, creímos que hallaríamos las características de un meteoro condrito o ‘pétreo’, pero la única explicación del patrón de metales que encontramos tiene que ser una mezcla entre las rocas de la corteza del área circundante y un inusual asteroide de hierro”, dijo.
En el área que rodea Cabo York, cerca del sitio del cráter recién descubierto, se han encontrado varios meteoritos de hierro, entre ellos, un fragmento de 20 toneladas métricas, conocido como Ahnighito. Esto indicó al equipo que debió haberse producido un impacto en la región, pero hasta ahora, no habían encontrado ninguna prueba que apoyara esa hipótesis.
Los meteoritos de hierro se originan de los núcleos metálicos de asteroides o planetas menores que sufrieron colisiones catastróficas en las primeras etapas de la historia del sistema solar.
“La huella que identificamos no fue exactamente la misma que la del meteorito de hierro [de 20 toneladas métricas] encontrado previamente en Cabo York”, dijo McDonald.
Este hallazgo llevó a los investigadores a sugerir que Ahnighito y las muestras que examinaron para su estudio más reciente probablemente representan distintos fragmentos de un meteorito más grande.
“Sospechamos que, inicialmente, se separaron en el campo de gravedad de la Tierra y luego desaceleraron al entrar a la atmósfera para caer al sur del cráter de Hiawatha”, indicó McDonald.
De acuerdo con los investigadores, el cráter está excepcionalmente bien preservado, lo cual es sorprendente, dado que el hielo glaciar puede ser increíblemente corrosivo y pudo haber eliminado rápidamente cualquier rastro de su existencia. Esto indica que es relativamente joven desde el punto de vista geológico.
“El siguiente paso de la investigación será fechar con seguridad el impacto”, afirmó en la declaración Kurt H. Kjær, que también pertenece al CGG. “Esto será todo un reto, debido a que probablemente necesitemos recuperar del fondo de la estructura material que se derritió durante el impacto, pero esto es muy importante si queremos comprender cómo el impacto de Hiawatha afectó la vida en la Tierra”.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek