A sus 58 años de edad, Adolfo Cevallos ha recorrido más de 17 mil kilómetros por casi todo el continente americano, únicamente acompañado de “Astrid” *, su pequeña bicicleta de ciclismo BMX.
A los 16 años se inició en la modalidad de “bicicross”, cuyo objetivo es realizar recorridos en el menor tiempo posible o hacer acrobacias, mediante bicicletas con ruedas de 20 pulgadas de diámetro.
Originario de Guadalajara, Jalisco, Adolfo es ingeniero industrial, lo que le ha permitido adaptar su inseparable bicicleta con maletas que le permiten cargar con lo esencial para sus aventuras:
“La bici trae lo necesario; un par de llantas nuevas, cámaras nuevas, herramienta, dos cambios de ropa, además de un poquito de ropa para invierno, chamarras y un pantalón de ski, además del sleeping bag y la casa de acampar, es todo lo que trae la bici”.
Aunque amigos ciclistas y algunos patrocinadores le han aconsejado cambiar su bicicleta a una de mayor rodada o de materiales más ligeros como el carbono o el aluminio, Adolfo no ha aceptado ya que considera que “Astrid” es la única que se ha adaptado al desempeño y funcionamiento que necesita.
“Es una bici que es versátil, bajo de la carretera a la tierra e igual subo, brinco topes y banquetas y no me pasa nada. Además, al ser rodada 20 me garantiza que va a haber refacciones en cualquier país, porque de qué me sirve traer una bicicleta de carbono y de 10 mil dólares si se me va a quedar en algún lado. Las maletas que diseñé son capaces de romper 26 por ciento el aire y tengo capacidad para llevar mis cosas y que sea ligera”.

De la Sierra Madre Occidental hasta Las Pampas
El año pasado, a pesar de su edad, Adolfo inició su mayor reto: viajar desde México hasta Argentina, recorrido que le llevó 189 días, de los cuáles 158 fueron pedaleando, lo que le trajo un sinfín de experiencias y de aprendizajes en 11 mil 500 kilómetros de distancia.
“En ese viaje me aventé 11 países, es super emocionante, es bonito ver cómo la gente de Sudamérica nos aprecia mucho. Si vas con la mente abierta como iba yo, en todas partes me recibían, en Facebook iban viendo por donde iba a pasar y me apoyaban para recibirme, fue una bonita experiencia para mí”, comentó.
Durante su viaje, Adolfo conoció a mucha gente, a la cual apoyó a cambio de la estancia en sus hogares para descansar y después regresar al camino.
“Para hacer ese viaje tuve que ahorrar durante ocho meses para comprar alimentos, agua, refacciones. No es por echarle al gobierno pero creo que a veces no se fijan en los deportes en los que somos buenos y no se nos apoya”.

Cruzar el país en dos ruedas
Actualmente, se encuentra realizando su segundo mayor reto: pedalear por los 32 estados de la República así como los países de Guatemala y Belice, en un trayecto que le puede tomar hasta 280 días.
“En febrero voy a cerrar el viaje en Morelia, Michoacán, porque ahí me han tratado muy bien. Lo más importante es que estamos promoviendo el ciclismo urbano”.
Su paso por los estados de la república y su experiencia previa en los países sudamericanos, le han permitido conocer las carencias en materia de infraestructura para ciclistas y los retos en los que todavía se puede mejorar en nuestro país, señala.
“Ecuador tiene ciclovías enormes, que yo creo que recorren de lado a lado su país; Colombia no se diga, es un país bicicletero por excelencia y que además tiene buenos corredores, Panamá tiene muy buenas ciclovías y limpias y también Costa Rica donde la gente respeta mucho al ciclista, pero acá en México todavía no tenemos esa cultura”, afirmó.
Adolfo Cevallos tiene el récord de haber viajado en bicicleta en 1981, de Tijuana, Baja California, a Guadalajara, Jalisco en 23 días, superando el récord que había en ese entonces que era de 45 días. Sin embargo, al completar la hazaña las autoridades del ciclismo en México le negaron el registro del récord ya que el recorrido lo había hecho con una “bicicleta no oficial”.
Aguascalientes es el décimo estado en su travesía, para luego dirigirse a los estados del centro y sureste del país y los países de Guatemala y Belice.
“Ahorita estoy gastando 160 pesos en promedio al día. La mayor parte la destino a comprar agua y alimentos”, indicó.

Viajar por Europa por un año
Una vez que termine el reto por México, Adolfo Cevallos espera emprender su próximo trayecto: viajar por Europa durante un año.
“Europa tiene muchas partes de montaña y entonces vamos a entrenar aquí bien para no quedar mal con la gente y ellos están dispuestos a pagar todos los gastos para que vaya”.
La aventura iniciaría en Italia, luego de un encuentro fortuito en México.
“El viaje es por invitación de unas personas que me encontré en la carretera que les interesó mucho el diseño de las maletas porque es único, no hay otras maletas iguales, yo las diseñé y ellos quieren que diseñe maletas para viajar en Europa un año”, aseguró.
Según comenta Adolfo, los viajes que realiza son asimilados como retos personales en los que busca superarse a sí mismo, sin límite de tiempo, ni presiones por parte de patrocinadores, únicamente para hacer el deporte que le apasionó desde joven.
“A nosotros nos decía un maestro que lo primero que debe tener un ingeniero es el ingenio para fabricar y diseñar cosas y entonces eso ha sido parte de mi vida, diseñar y fabricar en todos mis viajes”.
A pesar de tener familia e hijos, Adolfo sigue haciendo lo que más le gusta: conocer lugares nuevos, personas nuevas y culturas nuevas, todo a bordo de su bicicleta.
“Mis hijos me dicen que ya estoy grande para la bici y yo les digo que me digan una edad adecuada para dejar de hacer cosas, pero la verdad es que no hay edad, yo me he encontrado gente más grande que yo en su bici en la carretera, como el caso de una señora de 78 años, americana, que ya ha recorrido dos veces el continente americano y sigue pedaleando y yo estoy muy a gusto disfrutando la bicicleta y conociendo gente nueva”.
(* Su bicicleta fue nombrada “Astrid” en honor a una hija de un compañero ciclista BMX, de 7 años de edad, quien como muestra de solidaridad recaudó fondos para que Adolfo pudiera hacer su primer viaje hacia Argentina y él optó por ponerle su nombre a la bicicleta con la que haría el trayecto como muestra de afecto por la acción de solidaridad).