Un grupo de consumidores de drogas psicodélicas afirma que pequeñas dosis de LSD y hongos han ayudado a disminuir su ansiedad y han estimulado su mente sin experimentar un viaje trascendental, de acuerdo con un estudio.
Investigadores canadienses estudiaron los efectos de la “microdosis”, o el uso de pequeñas cantidades de alguna sustancia psicodélica para que el usuario nunca se acerque al umbral de los efectos psicoactivos y pueda continuar su rutina diaria. En sus observaciones, los investigadores encontraron que los “microdosers” reportaron niveles más bajos de ansiedad y depresión, menos vulnerabilidad al fracaso y menos dudas sobre sí mismos que aquellos que nunca consumieron. Según los investigadores, esto es evidencia de que las drogas ilegales podrían utilizarse para tratar los trastornos mentales.
Los investigadores reclutaron “microdosers” activos, exconsumidores y aquellos interesados pero inexpertos en Reddit, Twitter y Facebook para observar los impactos de las microdosis de LSD y psilocibina, u hongos psicodélicos.
Después de tomar la dosis baja, casi una cuarta parte de los usuarios informaron un mayor enfoque y una mayor energía, lo que aumentó su participación y estimulación con las tareas manuales. Más del 20% dijo que el estado de ánimo y las perspectivas de vida de los participantes mejoraron, y otro 13% dijo que la microdosis mitigaba la ansiedad y el estrés existentes. Los “microdosers” también obtuvieron una puntuación ligeramente superior en las mediciones de jucio y la mente abierta.
Pero las posibles desventajas superan las recompensas para algunos. Casi el 30% de los participantes, usuarios y no usuarios, se sentían incómodos al usar sustancias ilegales, y la falta de una cantidad estándar de microdosis llevó a los usuarios a dudar de su fiabilidad y precisión en el tratamiento de sus síntomas. Otros se desanimaron por su potencial de abuso y los efectos de de la abstinencia, incluso sin haber vivido un “viaje”, y el 15% de los usuarios dijeron que su ansiedad aumentó durante el uso de la droga como resultado de la sobreestimulación.
El coautor del estudio, Rotem Petranker, dijo que los resultados deben ser analizados con precaución: existe poca investigación sobre el tema, y los científicos sacaron sus conclusiones tras la observación, por lo que se abstienen de respaldar completamente la práctica.
“Todavía estamos muy lejos de decir que esto es medicina y debemos prescribirla a las personas”, dijo a CBC.
Nuevos estudios sobre drogas psicodélicas, la mayoría de los cuales se detuvo a principios de los años 1970 una vez que las drogas se volvieron ilegales, han ofrecido resultados prometedores.
Una investigación de 2014 encontró que el 80% de fumadores había dejado de consumir cigarrillos seis meses después de que los médicos administraran tres dosis de psilocibina, y otro descubrió que una sola dosis alta del fármaco podría reducir significativamente la depresión y la ansiedad en pacientes con cáncer. Casi el 60% de los participantes en un estudio de 2011 experimentó un cambio sostenido en la personalidad, permaneciendo más imaginativo y tolerante incluso 14 meses después de su uso inicial.
Aunque los “microdosers” evitan el viaje, los investigadores sugieren que los pacientes con problemas de adicción y depresión podrían beneficiarse de la “experiencia mística”. La desaceleración en el flujo sanguíneo y la actividad eléctrica en la “red de modo predeterminado” del cerebro provoca una experiencia extracorporal que fortalece la conexión entre el yo y el mundo, unificando sectores del cerebro que normalmente no interactúan
“A diferencia de casi todos los demás medicamentos psiquiátricos que tienen un efecto biológico directo, estos medicamentos parecen funcionar a través de la biología para abrir una oportunidad psicológica”, dijo Matthew Johnson, psiquiatra de la Universidad Johns Hopkins, a NBC News en 2017.
El LSD y la psilocibina, junto con la marihuana, actualmente están clasificados como medicamentos ilegales del Anexo I por la Drug Enforcement Agency (Agencia para el Control de Drogas), o aquellos que no tienen un uso médico actualmente aceptado y un alto potencial de abuso. En los estudios de adicción y depresión, la minoría que no experimentó un cambio en los comportamientos tuvo “experiencias menos significativas” en sus sesiones psicodélicas, y las agencias de salud a menudo igualan la falta de fiabilidad de las drogas con el peligro. Otros estudios han informado que los pacientes sufren paranoia y pánico o miedo a la muerte, aunque estos resultados fueron precedidos por altas dosis de LSD y psilocibina.
“Las drogas psicodélicas no son una panacea, pero la investigación muestra muchas promesas”, dijo Kenneth Tupper, director del Centro de Abuso de Sustancias de Columbia Británica, a NBC News.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek