La Corte Internacional de Comercio de Estados Unidos ordenó la prohibición de la importación de todos los productos marinos atrapados por empresas pesqueras mexicanas que utilizan redes agalleras en el Golfo de California.
En un esfuerzo por conservar al mamífero marino mexicano, la corte determinó “una medida cautelar que requiere que el gobierno, en espera de la adjudicación final de los méritos, prohíba la importación de todos los pescados y productos marinos de las pesquerías comerciales mexicanas que usan redes agalleras dentro del rango de la vaquita”.
Para Giulia Good Stefani, abogada del Consejo de Defensa de Recursos Naturales que presentó el caso ante la corte estadounidense, esta decisión es “la línea de vida que la vaquita necesita desesperadamente”.
“Colectivamente, nuestras organizaciones han pasado más de una década trabajando para salvar a la vaquita, y nunca se ha sentido tan cerca de la extinción, pero ahora, la marsopa más pequeña y en peligro de extinción del mundo tiene su última oportunidad”, añadió, de acuerdo con un comunicado.
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La vaquita marina habita únicamente en el alto Golfo de California y su población ha disminuido drásticamente al morir atrapada en las redes que se usan para capturar a la totoaba. En 2017, las autoridades mexicanas reportaron 32 avistamientos de estos animales, pero la organización que presentó la demanda calcula que sólo hay 15 vivas y señala que podría extinguirse para 2021.
La prohibición de emitida este juves, dice el comunicado, incluye a camarones, corvina (pez tambor), sierra (caballa española) y chano (patudo) de la zona, que se pescan a través de redes de enmalle o agalleras, que se cuelgan en el agua y “atrapan indiscriminadamente tanto a los peces objetivo como a otras criaturas marina”.
“Con las vaquitas al borde de la extinción, estas sanciones económicas son dolorosas pero necesarias para presionar a los funcionarios mexicanos”, añadió Sarah Uhlemann, directora de programas internacionales del Centro para la Diversidad Biológica y criticó que “durante 20 años, el gobierno mexicano prometió salvar a la vaquita pero no tomó medidas significativas”.