POR: NATALIA LÓPEZ
Puebla, Pue. El pasado 1 de julio la gente salió convencida a emitir su voto. Millones abarrotaron las casillas para elegir a sus representantes en la elección más importante del país. La tendencia era clara y se confirmó cuando el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, salió por la noche a anunciar que el virtual ganador de la elección era Andrés Manuel López Obrador, candidato de la coalición Juntos Haremos Historia, de acuerdo con los resultados preliminares. La coalición no sólo ganó la presidencia, sino la mayoría de los escaños en el Congreso, de las gubernaturas, congresos locales y presidencias municipales.
“La tercera es la vencida” podrían pensar muchos. No era la primera vez que López Obrador contendía por la Presidencia; e incluso aún hoy existe la sombra del fraude del que fue objeto en el 2006 cuando fue declarado presidente Felipe Calderón Hinojosa del Partido Acción Nacional. En 2012 contendió otra vez para perder frente a Enrique Peña Nieto, del Partido Revolucionario Institucional; quien a minutos de que el presidente del INE hiciera el anuncio, salió ante medios de comunicación a dar un mensaje a la nación aceptando el triunfo de López Obrador.
Algunas horas antes, sus contrincantes José Antonio Meade Kuribreña de la coalición Todos por México y Ricardo Anaya Cortés, de Por México al Frente, ya habían asumido su derrota. En su mensaje, Meade Kuribreña asumió que los resultados no le eran favorables y que el abanderado de Morena obtuvo la mayoría; a quien deseó el mayor de los éxitos, a minutos de terminar la jornada electoral y antes de que se dieran a conocer algún tipo de resultado oficial.
Minutos después, Anaya Cortés hizo lo propio señalando que ya había llamado a López Obrador para felicitarlo y desearle el mejor de los éxitos. Quien fuera dirigente nacional del PAN ofreció su apoyo incondicional al ganador, sin dejar de ser “una oposición firme y frontal” en los temas en los que disienten. A su vez, condenó el uso de las instituciones del gobierno federal para denostarlo en la campaña, lo cual no empaña el triunfo de López Obrador.
Es la primera vez, en la historia del país, que esto sucede y los opositores, sobre todo el presidente en turno, aceptan la derrota. AMLO o “el Peje”, como le llama la gente, se alzó con el 53.19 por ciento de los 56 millones 611 mil 027 personas (63.4%) que salieron a votar; es decir, obtuvo 30 millones 113 mil 483 sufragios en México y 63 mil 863 en el extranjero. Esto lo convierte en el candidato más votado en la historia reciente del país.
Su antecesor, Enrique Peña Nieto obtuvo en 2012 un total de 19 millones 226,784 mil votos; por Felipe Calderón en 2006 votaron 14 millones 916 mil 9 personas; antes, por Vicente Fox en el año 2000 lo hicieron 15 millones 989 mil 63; en el 1994, Ernesto Zedillo obtuvo 17, millones 81 mil 65 votos; Carlos Salinas de Gortari en 1988 fue electo por 9 millones 687 mil 926 personas; y Miguel de la Madrid Hurtado, en 1982, por 16 millones 748 mil seis.
A su vez, dejó muy atrás a sus contrincantes: Ricardo Anaya obtuvo sólo 12 millones 610 mil 120 votos, ubicándose en un lejano segundo lugar; José Antonio Meade, 9 millones 289 mil 853 votos; y el independiente Jaime Rodríguez Calderón registró 2 millones 961 mil 732. Ni sumando los votos de los tres políticos superarían los obtenidos por López Obrador, pues sólo alcanzan los 24.8 millones.
En cuanto a porcentajes, AMLO batió record también, con el 53.1 por ciento de los sufragios. Sus antecesores Enrique Peña Nieto (38.2%), Felipe Calderón (35.8%), Vicente Fox (42.5%), Ernesto Zedillo (48.6%) y Carlos Salinas (50.7%) no se vieron favorecidos con tan amplio margen. Sin embargo, Miguel de la Madrid se llevó el 70.9 por ciento de los votos, en una época en que aún no existía el INE y los comicios eran organizados por el gobierno federal. Históricamente, José López Portillo es quien mayor porcentaje de votación alcanzó con 91.9 por ciento, pero fue candidato único en 1976.
López Obrador encarna el triunfo que se le había negado a la izquierda mexicana durante tantos años, al ser el primer presidente con esta ideología. México fue gobernado casi de manera hegemónica por el PRI, partido de centro derecha, por 70 años; y en dos ocasiones por el PAN, partido de derecha. Por lo tanto, el triunfo del abanderado de Morena supone un cambio radical para el rumbo del país y que el PAN no supo concretar en el año 2000. Además, es el primer presidente que empezó su carrera en la lucha social en comunidades indígenas.
Los festejos no se hicieron esperar y miles acudieron al zócalo de la Ciudad de México a vitorear al nuevo presidente. López Obrador salió con su familia a dar un mensaje a la multitud congregada, aseverando que “el nuevo proyecto de nación buscará una auténtica democracia y no una dictadura abierta ni encubierta. Los cambios serán profundos pero con apego al orden legal. No les voy a fallar”, tranquilizando a muchos de sus detractores. Como nunca antes se sentía un ambiente de fiesta.
El ahora presidente electo recibió también un sinfín de felicitaciones de importantes personajes de otros países. Uno de los primeros fue Donald Trump, polémico mandatario de Estados Unidos, cuya ríspida relación con Peña Nieto es conocida. A través de Twitter, como acostumbra, señaló “estoy deseando trabajar con él. Hay mucho por hacer que beneficiará tanto a Estados Unidos como a México”.
A Trump se unieron Evo Morales, presidente de Bolivia; Emmanuel Macron, presidente de Francia; Pedro Sánchez, presidente del gobierno español; el exmandatario de Ecuador, Rafael Correa; Juan Manuel Santos, presidente de Colombia; Nicolás Maduro, presidente de Venezuela; Salvador Sánchez, presidente de El Salvador; el secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, entre otros.