¿Realidad o ficción?: Un hombre es asesinado a manos de su novia, quien acto seguido se suicida según el forense. Cierran el caso con todo e irregularidades.
Pero entra al quite el detective Édgar “el Zurdo” Mendieta, quien devela cómo el narco y las autoridades están involucradas, entre cubrir al enemigo o procurar justicia en México.
Así inicia “Asesinato en el Parque Sinaloa”, la más reciente obra del escritor sinaloense Élmer Mendoza y donde una vez más, su personaje principal da una cátedra de la Policía que el país necesita: eficiente, capacitada y que haga el bien.
En entrevista con Newsweek en Español Baja California, el escritor dice que con los delitos que se cometen en México, hay material para escribir y leer novela negra para un buen tiempo.
Élmer Mendoza está atento de lo que vive nuestra nación y sobre la elección en puerta, no percibe a un estadista dentro de las opciones y aunque ve en José Antonio Meade un candidato inteligente, dice que su mayor pecado es ser el abanderado del PRI.
“Nos gusta la gente que habla mucho. Que sonríe, que es capaz de pelear en público, decir estupideces como cortar la mano del Bronco, ¡por favor! Merecemos un presidente inteligente”, afirma.
Esta entrevista fue editada por cuestiones de espacio, pero el sentido de las respuestas se conserva.
-¿Cómo se relaciona “Asesinato en Parque Sinaloa” con lo que estamos viviendo en México con la violencia por el crimen organizado?
-Aquí hay un delito común: el asesinato de Pedro Sánchez. Édgar Mendieta está retirado de la Policía y regresa pero vive en un país con problemas y la Marina está persiguiendo a un capo importante. El Zurdo participa en el área del país más peligrosa por el narco. Los policías pueden hacer su trabajo en muchas áreas y alcanzar a jubilarse, pero en el narcotráfico es muy difícil. Es un buen policía, muy instintivo, sabe encontrar los hilos y eso lo pone en condiciones a favor. Yo creo que está transformándose la Policía, me consta. Tengo lectores de ese grupo, hice una presentación en Palacio de Minería, firmé libros para 6 detectives y se me hizo muy emocionante porque se identificaron. Y las seis eran mujeres.
-¿El personaje de Edgar “el Zurdo” Mendieta es el policía ideal? Es un personaje con sus debilidades, pero que al final persigue hacer el bien…
-Yo creo que sí; incluso mi relación con la Policía Federal tiene que ver con eso porque el Zurdo Mendieta tiene algún parecido con detectives reales, que es muy difícil que sean puros al cien. Siempre tienen sus deslices como el Zurdo pero el sueño de tener policías capacitados, que investiguen, que no se dejen impresionar por el dinero o delincuentes poderosos: el Zurdo es eso. Es un policía valiente, no les tiene miedo aunque después del día estaba aterrorizado, pero los enfrenta y a México le convendría una Policía así, bien preparada, investigadores de primer nivel y con la capacidad de enfrentar a los delincuentes más poderosos.
-¿Qué tanto se inspira o basa en la nota roja o investigaciones de la Procuraduría?
Leo a Diego Enrique Osorno, antes Alejandro Almazán publicaba textos, ahora es guionista de la serie del Chapo. Leo a Reveles, a Anabel (Astorga) y del periódico donde colaboro, Héctor de Mauleón sabe muchísimo y comunica cosas importantes para la ficción contemporánea del mundo del crimen de nuestro país. A Carlos Loret de Mola. Escriben sus artículos y trato de ver qué puedo agarrar, me lo imagino y puedo partir de lo que escriben. Es gente que sabe bastante pero todas mis fuerzas las dedico a la ficción.

-Cuando se trata del crimen, uno queda con dudas y en la ficción se encuentran respuestas. ¿Por eso hay ávidos lectores de esta literatura?
-La novela ésta, al final yo creo que todas tienen una carga de esperanza. Pero mis novelas particularmente tienen algo que yo no sabía que lo había hecho: una vez escuché un crítico argentino hablando de “Balas de Plata” y él mencionaba que el Zurdo atrapaba a los criminales pero no los entrega porque no confía y yo no me había dado cuenta de eso. El perfil de nuestros jueces tiene que cambiar para que confiemos en ellos.
En el libro relata el escape del capo Perro Laveaga y su relación con la locutora Daniela Ka, una “k” que nos recuerda a “Kate del Castillo y el Chapo”. ¿Estaba planeado o fue coincidencia?
Sí, yo siempre hago un plan y de pronto pasó eso y me causa mucha gracia. Muchas veces estoy escribiendo cosas, pasan y pienso ¿qué debe un escritor de hacer? Y sigo mis planes porque son planes que están mucho tiempo en mi cerebro, no tengo por qué abandonarlo. Al final de cuentas soy un escritor de ficción y la ficción siempre tiene parecidos con la realidad. Pero a veces los perfiles son tan parecidos, los referentes tan famosos, pues ni modo. Yo al menos no he recibido reclamos de la señora (Kate del Castillo) que sé que es muy agradable. No la conozco, es muy guapa, eso sí.
-El elemento periodístico siempre está en sus libros y hoy hay una situación muy seria con el asesinato de periodistas. ¿Es peligroso escribir del narco desde cualquier trinchera?
-Desde la nuestra como escritores creo que no, pero de la del periodismo sí porque el narco es un tejido amplio de personas y muchos de ellos no se dedican a eso. Pueden ser políticos, los investigadores tienen que buscar en sectores empresariales, en la banca, sectores que en nuestro país no se han tocado y pienso que son los más agresivos. A los narcos no les molesta, les encantan los corridos, hacer fiestas, cerrar restaurantes y que les digan adiós. Pero los otros sí guardan las formas. Creo que los periodistas terminan por llegar a ellos y ahí es una parte muy peligrosa, que a muchos les ha costado la vida.
-¿La novela negra que se hace actualmente se puede entender sin el narco como temática?
Claro que sí, la novela negra es muy amplia. Edgardo Buscaglia dice que en nuestro país se comete 23 delitos graves y que hay otros más graves que el narco. Una novela negra que trate de esos otros 22 es posible.
-¿Qué reflexión le deja este momento que vive México, con las elecciones en puerta?
–Yo elegí a mi candidato por cuestiones culturales, no políticas. He visto los dos debates, los perfiles y veo a todos bastantes endebles. Vamos, no veo estadistas, un presidente que muestre capacidad de tomar las riendas de un país que está en crisis económica y social. El candidato con el que simpatizo es el que veo más centrado pero siento que no convence porque creo que los mexicanos no estamos acostumbrados a votar por candidatos inteligentes. Nos gusta la gente que habla mucho. Que sonríe, que es capaz de pelear en público, decir estupideces como cortar la mano del Bronco, ¡por favor! Merecemos un presidente inteligente, con dos dedos de frente.
-¿Su candidato tiene posibilidades?
-He aprendido que las encuestas no son un instrumento definitorio, por ejemplo Hillary Clinton. Y he escuchado que no hay mexicanos indecisos. (Mi candidato) Es Meade, lo conozco desde antes, en este ambiente de los libros, en el teatro, las veces que platiqué con él, hablamos de libros. Lo veo y digo “al menos es inteligente”. Tiene preparación, otra visión pero tiene una desgracia que es el PRI. El PRI es una desgracia y ojalá los priistas reconozcan que son un lastre y que la disciplina los lleve a decir “tenemos el mejor candidato de nuestra historia y aunque todos piensan que somos un lastre, lo vamos a apoyar”, y los demás, los inteligentes digan “qué desgracia que lo haya lanzado ese partido pero ése es el mejor”.
-Dada la coyuntura en México, ¿hay material para novela negra para rato?
-¡Ay, sí! yo sigo dando cursos de formación, la mayoría de los cursos son específico para novela negra y las mujeres me tienen asombrado. Son increíbles y tienen una sensibilidad adicional para estos temas.