Hace una década, El Salvador se decidió a que el turismo se convirtiera en una palanca de crecimiento económico. Según Napoleón Duarte, ministro de Turismo, este cambio ha alcanzado a 95 por ciento de los municipios salvadoreños.
El turismo en El Salvador ya no genera una contribución marginal a la economía, sino que se ha convertido en una palanca del crecimiento económico del país. Volcanes, olas, pueblos vivos, distancias cortas y majestuosos paisajes hacen del país un extraordinario destino para visitar. A ese respecto, Newsweek en Español charló con José Napoleón Duarte Durán, ministro de Turismo del país centroamericano.
—¿En qué estado se encuentra el turismo en El Salvador hoy en día?
—En 2009 se sentaron las bases de un modelo turístico que, a diez años de su implementación, ha reconstruido el tejido económico de los municipios, generando emprendimiento turístico, empleo, desarrollo económico y social y, sobre todo, un pacto nacional en pro del turismo como modelo de transformación de los destinos. El modelo se denominó “De adentro hacia afuera con reciprocidad activa” y se implementó a través de la estrategia nacional Pueblos Vivos, que ha permitido que 95 por ciento de los municipios del país abracen el turismo como modelo de cambio en la productividad.
“Posteriormente se implementó la marca destino que funcionaba hasta 2017, llamada ‘El Salvador Impresionante’, con un plan estratégico de promoción internacional que incluyó transformar la manera de comercializar el país y explotar sus atractivos turísticos”.
—¿Cuáles son las principales rutas y ofertas turísticas?
—El Salvador tiene siete corredores turísticos a escala nacional muy importantes que permiten una mezcla estupenda de experiencia que va desde naturaleza y volcanes, pasando por sus imponentes playas, hasta llegar a la historia y cultura. Un destino obligado son las playas La Libertad, una extensión de playa maravillosa con imponentes olas que las convierte en las favoritas para los surfistas internacionales. A solo 42 kilómetros de San Salvador, la playa El Tunco se ha convertido en uno de los destinos preferidos de la Ruta Sol y Playa, en especial de los que disfrutan de la vida nocturna, la música y las olas para surfear.
—¿Qué experiencias aguardan al turista al visitar El Salvador?
—Visitar El Salvador significa explorar nuevas experiencias de viajes, algo más cercano con la cultura, la gente y la historia. No solo encontrará un rostro diferente de nuestra nación, diferente a la percepción que la gente de afuera tiene, sino también una experiencia única de destinos. Imponentes volcanes en el occidente del país, con más de 200 kilómetros de playas. Las distancias cortas ofrecen una experiencia con mayor capacidad de deleite. Una mezcla de sensaciones en un solo día. Desayunar en la montaña, almorzar en la playa y cenar en la ciudad. Todo en un día.
—En materia de seguridad ¿qué consideraciones debe tomar en cuenta el turista?
—A escala mundial no hay un destino seguro. En grandes destinos como París y Londres los turistas han sido víctimas de ataques lamentables. Creo que eso afecta a cualquier destino. Lo importante es que todos los turistas deben informarse sobre el destino y no saltar las reglas que los mismos países tienen en cuanto a la movilidad en el territorio. En El Salvador nuestra recomendación es informarse adecuadamente de los destinos a visitar. Un turista informado reduce los inconvenientes. Como destaca la Organización Mundial del Turismo, los retos globales exigen soluciones globales y el desarrollo turístico depende en gran medida de nuestra capacidad colectiva de promover la seguridad y facilitación de procesos en los viajes.
—¿Qué hace diferente a El Salvador de otros destinos turísticos de América Latina?
—En un mundo dividido en posturas y puntos de vista, existe un lugar donde cualquier encuentro es posible. Este es un lugar como ningún otro, donde majestuosos volcanes y olas son el lienzo donde se escriben extraordinarias historias. Historias de éxito y emprendimiento, de amistad y negocios, de pactos políticos y personales, de grandes relaciones. Este es un lugar sorprendente de grandes conexiones y gran diversidad, pero, sobre todo, de inmensas posibilidades. Así es El Salvador, grande como su gente.