Bill Cosby abrió camino a las nuevas generaciones de afroestadounidenses en la televisión, un humorista aclamado, encarnación del padre ideal y filántropo. Esa imagen quedó en el olvido cuando fue declarado culpable en abril pasado de la agresión sexual de una joven hace 14 años.
William Henry Cosby Jr. fue el primer actor afrodescendiente que ocupó un rol protagónico en una exitosa serie televisiva, “I Spy”. También fue el primero en ganar un Emmy, el mayor premio de la televisión estadounidense, por su papel en esta serie en 1966. Y ganó otros dos en 1967 y 1968, algo nunca visto en la época.
Antes de la televisión, Cosby trabajó en teatro, y fue sobre sus escenarios que comenzó a imprimir su marca en la cultura popular de Estados Unidos. Su caída fue traumática, y muchos de sus admiradores se sintieron traicionados.
Acusado por más de 60 mujeres de acoso, agresión sexual o violación, encarnaba un descenso social increíble. La condena de Cosby es “una advertencia para los depredadores sexuales en todas partes”, estimó la organización feminista estadounidense NOW.
Vigilado por GPS
El actor será vigilado por GPS y deberá someterse a una evaluación para depredadores sexuales violentos, ordenó recientemente un juez estadounidense a cargo del caso. Cosby solo podrá salir de casa para tratamientos médicos o para ver a sus abogados, indicó el juez Steven O’Neill en una orden que aclara los términos de su fianza de un millón de dólares.
Cosby solo puede trasladarse por el área de Filadelfia y también debe someterse a una evaluación por parte de un panel de expertos en violencia sexual para analizar qué riesgo representa para la sociedad, antes de ser sentenciado por O’Neill en 75 días. Aunque aún no se fija la fecha de su sentencia.
Revocación de títulos honoríficos
La Universidad de Yale, por primera vez en su historia, derogó el título honorífico que le entregó a Bill Cosby en 2003. La decisión se basa en un expediente judicial que proporciona pruebas claras y convincentes de conducta que viola los estándares fundamentales de decencia compartidos por todos los miembros de la comunidad de Yale, conducta desconocida para la junta en el momento en que se otorgó el título.
La junta de síndicos de la Universidad tomó esta decisión después de la condena penal del Cosby. En un comunicado de prensa, la institución educativa se dijo comprometida tanto con la eliminación de la mala conducta sexual como con la adhesión al debido proceso.
Palabras que sentencian
El integrante más joven del jurado que sentenció al comediante, Harrison Snyder, declaró en una entrevista en la cadena televisiva ABC que las palabras de Cosby definieron su destino. Durante su audiencia el actor admitió darle drogas a mujeres para tener sexo con ella, esa fue la evidencia para declararlo culpable.
Sin honores pese a donaciones
La escuela católica de Baltimore eliminó en abril pasado el nombre de Bill Cosby de su ––edificio con el que fue honrado en 2012–– después de ser declarado culpable de tres cargos de asalto indecente agravado por drogar y agredir sexualmente a una mujer. Las letras fueron removidas el mismo día de la sentencia. Según un artículo de 2005 en la Revista Católica, su esposa Camille Cosby donó 2 millones de dólares a la Academia St. Frances en 2005 y había hecho importantes donaciones anteriores a la escuela. Las universidades de Fordham y Marquette también anularon los títulos honorarios que le habían otorgado a Bill Cosby.
Su esposa lo defiende
La esposa de Bill Cosby rompió su silencio este jueves para lanzar un feroz ataque contra la condena de su marido por agresión sexual, y culpó a los medios, a los fiscales y a su acusadora del “linchamiento” de su marido.
“En el caso de Bill Cosby, acusaciones sin probar evolucionaron en linchamientos”, denunció Camille Cosby en un comunicado de tres páginas donde evoca la condena de otros dos hombres afrodescendientes que eran inocentes y denuncia el racismo contra su marido.
Camille Cosby, casada durante más de 50 años con el actor y madre de sus cinco hijos, pidió “una investigación penal del fiscal y sus secuaces”, denunció a la prensa por la “demonización despiadada” de su marido y “la aceptación sin reparos de las denuncias de las acusadoras”.