El pintor hidrocálido Saturnino Herrán se enfrentó en sus tiempos a una problemática; el arte y lo comercial se encontraron en el camino y hasta la fecha no se han logrado separar. Esto, de acuerdo con el crítico de arte e investigador independiente, Carlos Blas Galindo, quien expuso durante la conferencia “Saturnino hoy” que forma parte de las actividades del simposio “El imaginario de Saturnino Herrán”.
Para Blas Galindo, las ferias de artes que realizan instituciones en todo el mundo, hoy día tienen el poder de determinar qué puede ser percibido como arte y además, qué valor monetario se le puede adjudicar,.
“Las ferias están organizadas por los galeristas que están induciendo un mercado, llevan a las ferias lo que se imaginan que sería bueno que se vendiera y eso es lo que tiene el aval de artisticidad hoy en día”.
Esta situación la vivió Saturnino en la primera década de 1900, donde se desarrolló como estudiante y artista en la Ciudad de México, donde la Escuela Nacional de Bellas Artes y otras academias, imponían los cánones, normas y reglas de la percepción del arte.
Para el crítico, Herrán logró sobrellevar esta situación al adoptar los léxicos y conceptos artísticos en lugar de copiarlos, dándole la oportunidad de expresar de manera única su imaginario de la cotidianeidad mexicana del siglo XX.
Incluso, consideró a Saturnino Herrán como partícipe de un nacionalismo no se paratista, debido a que con sus obras logró representar las distintas caras del México de su época, sin la necesidad de excluir género, clases sociales y culturas indígenas.
Es por esto, que invitó a los estudiantes de arte a que retomen la iniciativa del máximo pintor de Aguascalientes, y romper los paradigmas actuales del mundo del arte.“Yo veo en muchas exposiciones ejemplos de ser sumisos ante lo que se imaginan de lo que es la vertiente privilegiada por el mainstream, haciendo eso no van a contribuir al desarrollo de la cultura artística absolutamente para nada y muy probablemente su desarrollo artístico se estanque”, puntualizó