SERIE CAMINO ELECTORAL
Erika Bernal está decidida a votar y prácticamente ya sabe a quién le dará su voto para la presidencia.
El próximo domingo primero de julio volverá a las urnas, algo que no hace desde que sufragó por Vicente Fox.
“Desde el 2000 dejamos de creer en el gobierno”, dijo.
Coordinadora de servicios inmobiliarios en una empresa de Tijuana, Erika nunca ha hecho trabajo partidista o político pero dice que últimamente se encuentra hablando de elecciones con mucha frecuencia.
Lo hace con sus amistades, con sus compañeros de escuela o trabajo y en familia.
“Cuando fue Vicente (Fox) hubo una algarabía, traíamos un desastre. Después como que la gente se enfrió. Dejamos de creer”, recuerda.
Si entonces tenía entusiasmo, hoy parece tener más interés.
Ningún candidato acaba de convencerla pero está consciente de que el abstenerse beneficia más a los partidos que a la sociedad, algo con lo que coinciden algunos analistas que han revisado la evolución del electorado bajacaliforniano.
“A los partidos, curiosamente o contradictoriamente, no les interesa que la gente vaya a votar. Al contrario entre menos vayan a votar mejor, porque yo puedo ganar una elección con mi voto duro”, dice Luis Carlos López Ulloa, profesor en la facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC).
Erika se considera una electora más consciente y ha ido aprendiendo cómo demostrar su valor en la boleta.
“Yo desconocía que podías hacer voto cruzado. Yo pensé que tenías que agarrar a todos del PAN o todos del PRI o todos del PRD”.
Aunque es difícil poner un porcentaje, gran parte de la ciudadanía no tiene un amplio conocimiento del proceso electoral o del sistema de gobierno en México.
“En su enorme mayoría es gente que va a votar por sentimiento”, dice Alfredo Estrada, director de la Escuela de Derecho de CETYS Universidad.
El académico percibe que muchos de los votantes no entienden a fondo el sistema político mexicano o la división de poderes en el gobierno, pero en términos prácticos eso no los hace menos importantes.
“Es probable que la mayor parte del electorado no lo tenga claro”, dijo refiriéndose al entendimiento del Congreso y su rol para ayudar o complicar el gobierno a un presidente de “equis color”.
Los analistas creen que en esta elección disminuirá el voto duro y la ciudadanía optará más por el voto cruzado.
“El voto cruzado empieza a ser una especie de muestra de madurez del electorado. En donde ya no le da miedo votar por A, B o C en términos de mayoría, sobre todo porque se fija en el candidato”, dice Alfredo Estrada.
Los bajacalifornianos votaremos por presidente de la república, senador y diputado federal.
Quien vote cruzado, votaría por partidos distintos: partido “A” para presidente, “B” para senador y “C” para la diputación federal.
No hay que olvidar que por primera vez existen candidatos independientes, aunque en el estado 29 solo aparecen en la contienda presidencial.
Puede darle su voto en dos cargos al mismo partido y el tercero a uno distinto o hacer la combinación que considere conveniente incluyendo o no, a un independiente.
En Baja California, la entidad donde arrancó la alternancia electoral en México en 1989, históricamente ha habido un voto bastante consistente. En varios comicios el voto duro ha sido la base para lo que llaman en el argot político “carro completo”.
Desde entonces, todos los gobernadores han sido del Partido Acción Nacional (PAN), pero para 2004 las cosas empezaron a modificarse y el Partido Revolucionario Institucional, (PRI) logró movilizar a sus militantes y simpatizantes con cierta solidez en algunos sectores.
Ensenada es una muestra. La alcaldía regresó al PRI en 2010 y no la ha perdido desde entonces.
“Yo le llamo el bipartidismo en alternancia, donde a PRI y PAN -a excepción de la elección de gobernador – pues más o menos los resultados les favorecen”, recalca López Ulloa.
Agrega que hay una relativa zona de confort por lo que no hay incentivo para cambiar.
Aún así, los académicos ven variaciones en el horizonte.
“A mayor desarrollo de las sociedades, más se presenta este fenómeno del voto cruzado. A pesar de que nunca deja de haber voto duro en los partidos más importantes de la sociedad”, dice Alfredo Estrada.
“El voto duro son aquellas personas que ya se identifican con la ideología, la historia, incluso con las personalidades que representan a un partido político determinado y siempre votan por ese”, añade.
Desde antes de las precampañas, las encuestas muestran que Andrés Manuel López Obrador lleva la delantera.
Es su tercer intento por llegar a Los Pinos.
Ahora lo hace por Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), partido que él fundó y que va acompañado en la boleta por el evangélico Partido Encuentro Social (PES) y el izquierdista Partido del Trabajo (PT).
Ricardo Anaya, por el frente formado por PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, disputa hasta ahora el segundo lugar con José Antonio Meade, quien va por la coalición que integran el PRI, PANAL y el Partido Verde.
Al arranque de las campañas, oficialmente solo Margarita Zavala había logrado su registro como candidata independiente a la presidencia lo que hace este proceso algo inédito.
Aunque ha ganado terreno, Zavala la ex panista y esposa del ex presidente Felipe Calderón sigue apareciendo en cuarto sitio en los sondeos.
Tras las impugnaciones ante el Tribunal Electoral el 10 de abril amaneció con la noticia de que Jaime Heliodoro Rodríguez Calderón, más conocido como “El Bronco” también aparecería en la boleta.
Habrá 7 candidatos independientes para el Senado, en distintos estados entre los que se cuentan Sinaloa, Jalisco y Baja California Sur, pero ninguno en Baja California.
Esta conformación refuerza la expectativa de que el elector escogerá de manera distinta a quién respaldará en los 3 mil 400 cargos que estarán en juego en todo el país.
López Ulloa, catedrático y co-autor de libros sobre política mexicana, ve que el tradicional voto panista se dividirá entre Ricardo Anaya, oficialmente nominado por el PAN y Margarita Zavala, quien renunció a ese partido pero es vista por algunos blanquiazules como la “panista legítima”.
En el Revolucionario Institucional también hay electores divididos pues Meade no es militante priísta. Además, con todo y críticas, muchos priístas emigraron a otros partidos, principalmente a Morena.
“Las dos candidaturas panistas, la candidatura priísta que no acepta el priísmo o que no termina de asumir el priísmo, sí pueden ser la ventanita por donde se pueda colar la oposición para lograr un voto cruzado”, comenta López Ulloa.
Ambos profesores coinciden en que el voto dividido en la boleta tiene ventajas y desventajas para la gobernanza.
Entre las ventajas señalan la posibilidad de un mayor equilibrio entre poderes, ya que un Congreso plural o de oposición podría limitar el poder presidencial.
En la desventajas encuentran el que esa oposición sea tal, que impidan los cambios requeridos, ya sea por interés partidista o para lucrar en una negociación.
En uno de sus anuncios de campaña más recientes, Andrés Manuel López Obrador ya no se enfoca en pedir que voten por él, sino que pide a sus simpatizantes que lo hagan también por los otros candidatos de Morena para lograr un Congreso que lo apoye.
Está la posibilidad de que más ciudadanos usen esto como contrapeso para limitar el poder de un presidente, respaldando un congreso de oposición.
“El voto duro también —ciertos porcentajes— le da cierta estabilidad al sistema de partidos. Y sigue siendo muy fuerte sobre todo por el problema de que el porcentaje de personas que votan es relativamente bajo, de acuerdo al listado nominal ”, apunta Estrada, abogado y analista de CETYS.
“Podríamos pensar en el fenómeno de un votante que está buscando alternativas. Hay un segmento de la población que vota de manera más racional, es decir no necesariamente voto por la franquicia o por el partido político, sino por el personaje”, comenta López Ulloa.
Erika aún está evaluando por quién votará para el Senado y la diputación, pero encontró cómo vencer su tendencia al abstencionismo.
Con tal de no dejar que otros decidan por ella.