Según algunos economistas y sociólogos, esta revolución será mucho más importante y significativa que las anteriores, ya que todo los avances, cambios y diversidad de disciplinas que involucra, así como su vertiginosa velocidad, marcan un nuevo hito en la historia de la humanidad
El doctor Klaus Schwab, fundador y director general del Foro Económico Mundial, en su libro La cuarta revolución industrial, afirma que esta revolución no es parte de la tercera revolución industrial —como lo creen algunos académicos y profesionales—, y señala que hay tres características que indican que se trata de una nueva etapa:
• Velocidad. La evolución se está dando a un nivel exponencial más que lineal, ya que la nueva tecnología engendra tecnología cada vez más nueva y más poderosa.
• Amplitud y profundidad. Se basa en la revolución digital y combina múltiples tecnologías que provocan cambios de paradigma como nunca en la economía, los negocios, la sociedad y las personas. Cambiando de esta manera no solo el “qué hacer” y “cómo hacer” las cosas, sino la definición de quiénes somos.
• Impacto de los sistemas. Referente a la transformación de sistemas entre los países, las empresas, las industrias y la sociedad civil.
Debido a la importancia de esta revolución y a la relación de todos los sectores que se verán involucrados, será necesario que los gobiernos e instituciones trabajen de manera conjunta para que sean capaces de comprender mejor las tendencias emergentes y que éstas sean de verdad un rompimiento de paradigmas y mejora en la calidad de vida de todos y no un peligro para la humanidad.
La Cuarta Revolución Industrial se está difundiendo mucho más rápido que las anteriores, pese a que éstas no se han desarrollado por completo en algunas partes del mundo. Por ejemplo, la Segunda Revolución Industrial, marcada por poder tener acceso a la electricidad, no se ha completado, ya que por lo menos 17% de la población mundial no tiene acceso a este servicio; asimismo, pese a la Tercera Revolución Industrial, resulta que la mitad de la población mundial aún no tiene acceso a Internet.
El doctor Schwab divide en tres grupos las tendencias que marcarán la Cuarta Revolución Industrial, a saber: físicas, digitales y biológicas. En las físicas podemos encontrar lo relativo a los vehículos autónomos, como drones, aviones, barcos y camiones, los cuales irán mejorando y aumentando sus capacidades conforme se optimicen los sensores con los que trabajan.
Éstos se pueden utilizar para un sinfín de actividades, como la entrega de paquetes, el traslado de medicinas a lugares remotos, o en zonas de guerra, así como en la agricultura para el control de riegos y la fertilización de los campos a través del análisis de datos.
Otro campo de las tendencias es la impresión 3D, con la cual se pueden crear objetos tridimensionales a partir de varios materiales y que en un futuro podrán hacerse en casi cualquier material. Existen incluso impresoras 3D que imprimen piel humana, huesos y tejido vascular, y hasta se podrán imprimir capas de células hepáticas con las que se podrían crear órganos para trasplantes. Además, algunos científicos ya están trabajando en la impresión 4D, la cual raya en la ciencia ficción, pues los productos serían capaces de modificarse a sí mismos de acuerdo con respuestas ambientales como frío y calor, y que podría aplicarse, por ejemplo, para fabricar ropa y calzado o implantes que se adapten al cuerpo humano.
La robótica es otra de las tendencias físicas. Los robots ya son utilizados en diversas tareas, no solamente en tareas repetitivas o peligrosas en las industrias y en la milicia, pero los robots del futuro seguirán avanzando en su diseño y en su funcionalidad hasta tener características como la inteligencia artificial y diseños funcionalmente inspirados en estructuras biológicas complejas.
La creación de nuevos materiales, como metales que vuelven a sus formas originales o cristales que se autorreparan o que pueden convertir la presión en energía son solo algunos ejemplos de los materiales que se estarán creando en esta Cuarta Revolución Industrial, metales más fuertes que el acero, como el grafeno, que además es un millón de veces más delgado que un cabello humano y un eficiente conductor de calor y electricidad. La limitante en este momento del uso de este material es su costo, ya que una hojuela de un micrómetro de grosor cuesta más de 1,000 dólares.
El siguiente grupo de tendencias es el digital y uno de esos campos es el Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés), que se ha logrado gracias a la aparición de diferentes sensores que permiten conectar casi cualquier cosa del mundo físico a redes virtuales. Estos sensores inteligentes permiten, a través de los dispositivos inteligentes, tener control a distancia sobre aparatos electrodomésticos, ropa y accesorios, redes de transporte y de energía. Se podrá monitorear remotamente en tiempo real cualquier cosa a la que se le coloque un sensor.
Dentro de las tendencias digitales también están las plataformas digitales que te acercan a servicios como Uber, Airbnb, Alibaba o Facebook, las cuales también marcan tendencia en el aspecto de la “economía bajo demanda”, ya que ninguna de las empresas de esas plataformas digitales son dueñas de lo que venden o de lo que rentan, reduciéndose a simples intermediarios entre el usuario que requiere el servicio y el usuario que lo proporciona, pero que genera cuantiosas ganancias solo por ofrecer el servicio.
La última de las tendencias está en el campo biológico; en éste las innovaciones que se han dado y que se prevé se darán en no mucho tiempo son extraordinarias, como la secuenciación genética y la modificación de genes. Gracias a que se logró descifrar el genoma humano, en la actualidad es posible secuenciar un genoma en pocas horas y a un costo de 1,000 dólares.
En un futuro estaremos viendo la personalización de organismos mediante el manejo del ADN, lo que facilitará grandes avances en la medicina (para encontrar la cura a enfermedades como el cáncer), en la agricultura y en la producción de biocombustibles. El único límite a estos avances que se aproximan puede estar relacionado con aspectos jurídicos, éticos, psicológicos y de regulación.
También se están creando dispositivos para monitorear nuestra actividad y la química sanguínea para asegurar el bienestar de las personas, su salud y su productividad. Se trabaja también en el campo de la neurotecnología, estudiando a fondo cómo es que funciona nuestro cerebro.
Todos estos avances son solo algunos de los que configuran la aparición de la Cuarta Revolución Industrial y nos llevan a una velocidad impensable hacia un futuro cada vez más cercano, en el cual seremos capaces —en poco tiempo, quizá menos de lo esperado— de atestiguar la aparición de tecnologías aplicables a diversos campos que solo se nos hubieran ocurrido como producto de la ciencia ficción y que nos plantearán nuevos desafíos como sociedad y como seres humanos.
Fuente: Schwab, Klaus. “La cuarta revolución industrial”.