Frente a los recientes escándalos que involucran a Rusia en una política de injerencia en procesos electorales en el mundo, y ante las versiones de que la elección en México no será la excepción, el especialista en seguridad nacional y consultor de defensa, Javier Oliva, asegura que la amenaza rusa es real y el gobierno mexicano debe prepararse para enfrentarla.
“Se debe tomar muy en serio el contexto internacional de los intentos de intromisión de grupos de hackers ubicados en Rusia”, dice Oliva, y recomienda al gobierno “no tomarse a broma la posibilidad de sufrir ataques cibernéticos o la injerencia política de grupos de interés rusos”.
Javier Oliva subraya que la agenda de Rusia, encabezada por Vladimir Putin, un exmiembro del KGB, ya impactó de forma dramática en Occidente. Y pone sobre la mesa dos ejemplos. En Estados Unidos, el secretario de la Defensa, James Mattis, ha dicho que el terrorismo no representa la principal amenaza para la seguridad de ese país, y ubica a China y Rusia como las nuevas amenazas. En Reino Unido, el jefe del Estado Mayor de las Reales Fuerzas Armadas Británicas, dijo recientemente que el parlamento debía otorgar más dinero “para afrontar la amenaza rusa, al menos en lo que se refiere en materia de ciberseguridad”, dice Oliva.
El consultor asegura que la agenda de injerencia rusa “está más que demostrada, no es una suposición o una especulación, y la posibilidad de que intervenga en México se debe tomar en consideración”.
—Frente al contexto internacional en donde Rusia se ha visto involucrada en escándalos de injerencia política, ¿qué representa para México este tema en un año electoral?
—Es un tema de primer orden. A mí me parece que para poder garantizar la equidad, la ecuanimidad en el proceso electoral, debemos estar alertas ante la difusión de las fake news o noticias falsas, la post truth o la posverdad; que recordemos que en varios centros de estudio fue catalogada como la palabra del año. En ese sentido, vale la pena que nuestras autoridades tengan en consideración de manera muy importante qué es lo que puede suceder, si organizaciones que quieran influir o desestabilizar el proceso electoral en México decidieran hacerlo. Recordemos que en 2007 y el año pasado fueron muy celebrados los diez años del primer asalto masivo informático de un país a otro, cuando Rusia atacó a Lituania y lograron paralizar el sistema bancario, el sistema de transporte, los aeropuertos por varias horas; entonces, es algo que es absolutamente real, es algo absolutamente posible y que ojalá las autoridades electorales y las autoridades políticas como la Secretaría de Gobernación, estén tomando las medidas necesarias para evitar que esto suceda.
—Históricamente México ha sido receloso frente a Rusia, como en los años 70, ¿crees que quedan huellas de aquella hostilidad?
—No, porque los dos regímenes políticos han cambiado, no los sistemas, pero sí los regímenes políticos. Cambiaron las reglas formales en la disputa por el poder, pero no las reglas informales que representan el sistema. Son dos regímenes políticos diferentes, la Unión Soviética ya desapareció y el priato acabó su hegemonía en el año 2000. Entonces ahora la situación es diferente. Aquí más bien es cuál sería el objetivo de ciertos círculos de intereses rusos. De ninguna manera puedo señalar al gobierno de Putin, ni mucho menos a intereses específicos, no en nuestro país, pero cuáles serían los intereses de generar cierto tipo de reacciones, de desestabilización o la promoción de un proceso político basado en el encono, la confrontación, las noticias falsas, las revelaciones sensacionalistas, y esto es una realidad ante la cual, desafortunadamente, por el talante moral de buena parte de la clase política mexicana, son un blanco muy vulnerable. Entonces yo sí pienso que los intereses para generar este ambiente de confrontación en nuestro país, aunado a la muy grave crisis de disfunción que tenemos en materia de seguridad pública, provoca un escenario francamente preocupante.
—¿Consideras que México debe prepararse para una “trama rusa” en las elecciones de julio?
—Sin duda alguna, creo que si para este momento las autoridades mexicanas no lo han hecho, pues ya llegaron tarde.
LEE TAMBIÉN: Cuando México cazaba espías rusos
—¿Pero por qué harían en México lo que hicieron en Estados Unidos y en Europa?
—Esa es una pregunta muy oportuna, por qué generar desestabilización, a quién beneficiaría o a quién afectaría una desestabilización. México indudablemente generaría una enorme distracción a la política de Estados Unidos, que está concentrada en otras partes del mundo, pero no en América Latina y menos en México, en materia de seguridad geopolítica.
—¿Cuál sería el objetivo?
—Distraerle recursos económicos, políticos, mediáticos. Ahora que acaba de pasar el primer discurso de Trump sobre el estado de la nación, México ocupó un lugar muy secundario contra lo que se pudiera esperar, pero lo cierto es que es un proceso de desestabilización en México, y no me refiero a un asunto de violencia, sino que se genere incertidumbre, protestas sociales, bloqueos de carreteras, etcétera, algo a lo que ya estamos acostumbrados, pero un poco más intenso, pues evidentemente puede afectar el sistema productivo y, desde luego, las relaciones geopolíticas e internacionales, entonces esto implicaría, siendo frontera —tenemos 3,000 kilómetros de frontera común con Estados Unidos—, un grave problema para los norteamericanos.
—¿Qué ha cambiado en la relación de México con Rusia en las últimas décadas?
—Si bien en la década de los 70 se perseguían disidentes de izquierda, había guerrilla en México y la Unión Soviética en aquella época soliviantaba rebeliones o financiaba grupos hostiles, ahora ya no sucede así, y eso es lo que ha cambiado, ya no se busca derrocar un gobierno, crear guerrillas, subversión o financiar organizaciones sindicales o campesinas, eso ya no pasa, porque aquí ya no hay disputas ideológicas entre los estados, ahora son disputas única y exclusivamente de círculos de intereses y de influencia, y en eso estamos instalados.
—¿Cuál crees que es el sentir de la comunidad de inteligencia frente a posibles ataques cibernéticos rusos?
—Te doy un dato muy importante que seguramente los servicios de inteligencia mexicanos tomarán muy en cuenta. El general James Mattis declaró el 19 de enero que ya no era el terrorismo la principal amenaza para la seguridad de Estados Unidos, sino que lo eran Rusia y China. Esta declaración sí debería estarse procesando en los servicios de inteligencia mexicanos, porque implica una variable fundamental para el tratamiento de la amenaza potencial de hackers ubicados en el entorno ruso. A mí me parece que con tantos indicadores a la vista, Cataluña, Alemania, Estados Unidos, el brexit, es decir, tenemos tantos casos de intentos de intromisión, que evidentemente deberíamos estar preparándonos. La declaración tan improvisada, insisto, la improvisada reacción de nuestro secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, cuando se entrevistó con el canciller ruso, Serguéi Lavrov, y el funcionario le dice, “oiga, nosotros no nos estamos metiendo en México”, y Videgaray reacciona exactamente igual que Trump con Putin, “yo sí le creo, si usted me lo dice sí le creo”. Tú no te puedes quedar en ese nivel de inocencia o de credulidad.
—Bruselas reforzó la lucha contra la propaganda rusa, ¿México tendría que estar haciendo lo mismo?
—Si no lo mismo, sí tomar en serio la posibilidad y no tomar el tema a broma y reaccionar como el secretario de Relaciones Exteriores que, para decir lo menos, es deplorable.
—¿Está México preparado para contrarrestar este tipo de ataques cibernéticos?
—Según datos que dio a conocer hace poco el INAI, en octubre hubo un promedio diario de alrededor de 50 asaltos informáticos a sitios sensibles del Estado mexicano, entonces, en términos razonables, estamos al día en materia de ciberdefensa.
—¿Y los servicios de contrainteligencia están preparados para enfrentar una “trama rusa”?
—Los servicios de contrainteligencia militar sí, están bien preparados, pero con toda franqueza te digo que de la contrainteligencia civil no tengo la certeza.