En 2013, Justin Timberlake lanzó un himno fiestero con un título poco fiestero. “Take Back the Night”, el primer sencillo del cuarto álbum como solista de la estrella pop, presume un elegante ritmo disco, pero los valores musicales de la canción se vieron disminuidos por su nombre. Take Back the Night, como lo sabe cualquiera con un conocimiento somero de la política feminista, es el título de una fundación sin fines de lucro destinada a combatir la violencia sexual. No es un lema fiestero. ¿No lo saben todos? Justin Timberlake no lo sabía.
Los medios noticiosos se movieron rápido. Los blogueros se comieron a Timberlake por su ignorancia evidente, Take Back the Night contrató abogados y publicó una declaración con palabras fuertes criticando la canción (“la letra es definitivamente muy sexual y para nada es claro que sea contra la violencia sexual”), Timberlake se disculpó, la organización se retractó de su demanda, y todos siguieron tan campantes.
Dos meses después, él lanzó el peor álbum de su carrera: un eructo soso e interminable titulado The 20/20 Experience-2 of 2. A pesar de la tunda que le dieron los críticos, se convirtió en un álbum número uno de Billboard.
Eso fue hace casi cinco años. Pero en retrospectiva, el incidente presagió el tono agrio del lanzamiento del nuevo álbum de Timberlake, Man of the Woods. Si el asunto de “Take Back the Night” fue un malentendido inocente, toda la carrera musical del exprotagonista de ‘N Sync de 37 años ahora se siente como un malentendido inocente. Desde principios de enero, las comidillas han sido diarias: por retozar con caballos en el tráiler de su álbum de raíces, por prometer su apoyo a las mujeres mientras trabaja con Woody Allen, por faltarle el respeto a Prince, por lanzar canciones con títulos tontos y risibles.
Esto le pasa a un hombre que, hace una década, era el príncipe reinante del mundo del pop. FutureSex/LoveSounds dio tres sencillos que llegaron al número uno en 2006, propiciando más comparaciones con Thriller de lo que es legalmente aconsejable. Incluso se ganó la aprobación febril del público de rock indie.
¿CUÁNDO LOS MEDIOS SE PUSIERON EN CONTRA DE TIMBERLAKE?
El ciclo de noticias actual sobre JT comenzó en serio el 2 de enero, cuando anunció Man of the Woods. “Justin Timberlake renueva su imagen como hombre blanco”, declaró un titular de Outline. En la cobertura desde entonces, a menudo es retratado como alguien desfasado o que no despertó lo suficiente para 2018. “Justin Timberlake oficialmente no es cool ahora”, declaró Noisey.
Vayamos a la respuesta negativa, la cual parece tener cuatro categorías…
- LA VIBRA DEL ÁLBUM DE RAÍCES SIMPLEMENTE ES MUY FÁCIL DE PARODIAR
Como lo sugiere su título, Man of the Woods se trata de, bueno, los bosques. O de las raíces sureñas, o de algo (Timberlake es de Tennessee). El eje de tierra salvaje-terrenal y falsa profundidad nos hace recordar el esfuerzo reciente de country-pop de Miley Cyrus, Younger Now, propiciando acusaciones de que JT se está vendiendo a un público más blanco y más rural del que adoró Justified y FutureSex/LoveSounds.
La imagen nueva de Timberlake provocó la ronda típica de memes y chistes, y luego vino la lista de canciones. Muchos de los títulos de las canciones —“Flannel”, “Montana”, “Livin’ Off the Land”, “Midnight Summer Jam”— sonaban como temas de una marca Urban Outfitters de ropa informal.
- LAS NUEVAS CANCIONES NO SON MUY BUENAS
Timberlake nos predispuso a esperar tañidos y guitarras steel de pedales en Man of the Woods. Luego soltó “Filthy”, un bloque bastante decente de electro-funk que es minado por alardes bobos como “¡No, esta no es la versión limpia!” Tal vez no, pero tampoco es la sucia, porque este es Justin Timberlake, no Miguel. En la jerga de Wikipedia, la canción recibió reseñas mixtas. Stereogum fue especialmente devastador: “Suena como un cantante de blues-rock de la década de 1960 lanzando sintetizadores gomosos durante todo un sencillo de 1985, haciendo lo que sea necesario para entrar en MTV”.
Pero esto era solo un calentamiento para la tunda que los críticos le propinaron al segundo sencillo torpe y embarazoso del álbum, “Supplies”, una canción que intenta ser “apocalíptica” y “cachonda”, pero se va de bruces en alguna parte del medio.
Man of the Woods no es tan malo como lo sugiere “Supplies”, pero tampoco es muy bueno. Una entrega ecléctica y frustrante que JT ha descrito como “música americana moderna con cajas de ritmos”, el álbum es un popurrí de caprichos estilísticos rústicos que demasiado a menudo estiran los límites del talento considerable de Timberlake.
- EL FEMINISMO DE JT ES HUECO
En los años que han pasado desde “SexyBack”, Timberlake se ha tomado descansos prolongados de la música para enfocarse en actuar, incluidos papeles pequeños en Red social y Balada de un hombre común. Como todos saben, también decidió estelarizar una película de Woody Allen —La rueda de la maravilla, de 2017— en el momento exacto en que Hollywood empezó a hacerse cargo seriamente de Allen. Ahora, a estrellas como Kate Winslet y Greta Gerwig se les cuestiona su decisión de trabajar con un cineasta acusado de abuso sexual. Y también cuestionan a Timberlake.
La rueda de la maravilla se estrenó en diciembre. Un mes después, Timberlake apareció en los Globos de Oro usando un broche de Time’s Up, en solidaridad con la lucha contra la mala conducta sexual en la industria del entretenimiento. “Vamos, es falso”, dijo una de sus críticas más eminentes, Rose McGowan, sobre la muestra de apoyo de JT.
Timberlake se vio todavía peor cuando fue desafiado en Twitter por la acusadora de Allen: su hija adoptiva, Dylan Farrow.
Y luego se dio el espectáculo de medio tiempo de Timberlake en el Super Bowl, que inevitablemente trajo a la memoria el tristemente célebre asunto del “pezongate” en 2004. Ese año, la compañera de Timberlake en la canción “Rock Your Body”, Janet Jackson, enfrentó repercusiones serias a su carrera después de un “problema de vestuario”. Timberlake salió incólume. Se le cuestionó sobre el incidente hace 14 años y admitió que “trastabilló durante” sus consecuencias sórdidas. También fue el blanco de peticiones en línea y una campaña con etiqueta (“#JusticeForJanet”), pidiendo que él no actuara en el espectáculo de este año.
El espectáculo salió como se planeó. El popurrí sólido aunque inofensivo de éxitos que cubrió la carrera de JT incluyó “SexyBack”, “Mirrors”, incluso “Rock Your Body”, menos el verso “apuesto a que te tendré desnuda cuando termine la canción”.
Timberlake está recibiendo una introducción dura al nuevo panorama mediático, el cual es muy diferente de aquel que abrazó FutureSex/LoveSounds: una internet que frecuentemente trata a las celebridades como avatares de concientización o emblemas de todo lo que está mal. Beyoncé es la reina, Obama es el papá, y así. Los matices son duros —solo ve el episodio de enero de Aziz Ansari— y si no eres coronado, eres “apabullado” o “aniquilado” o “apaleado” en los medios sociales.
- ¿QUÉ PENSARÍA PRINCE?
Los seguidores del Purple One no están complacidos con Timberlake. Todo empezó con la decisión de celebrar una fiesta auditiva posterior al Super Bowl en la finca Paisley Park de Prince en Minneapolis (donde se celebró el Super Bowl de este año). Muchos consideraron esto como tremendamente pretencioso, considerando que a Prince supuestamente no le agradaba mucho JT para empezar.
Luego, en la víspera del Super Bowl, TMZ reportó que Timberlake planeaba incluir un holograma de Prince en su espectáculo de medio tiempo, como una manera de honrar al superestrella fallecido en su ciudad natal. La gente se puso furiosa. (“Prince me dijo que nunca permitiera que alguien haga un holograma de mí”, tuiteó su confidente Sheila E.)
JT finalmente desechó el holograma, pero sí empleó una proyección enorme del cantante mientras interpretaba su canción “I Would Die 4 U”. Fue bien intencionado, pero los seguidores consideraron que iba contra los deseos de Prince. Esperemos que no haya cable en el cielo.
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Publicado en cooperación con Newsweek / Published in cooperation with Newsweek