En sesión extraordinaria del Cabildo de Aguascalientes se aprobaron por unanimidad varias reformas al Código Municipal de Aguascalientes así como al Reglamento del Instituto Municipal de la Mujer de Aguascalientes, que permitirán multar acciones de acoso callejero.
Miguel Romo Reynoso, regidor que presentó esta iniciativa, declaró que con estas reformas ahora el acoso callejero será sancionado como una falta administrativa, pero además de tener que cumplir con las multas que marca el Código Municipal, el responsable deberá realizar un curso de concientización sobre violencia de género.
“Estamos seguros de que es un tema ideológico y cultural y si no le abonamos a hacer ese
cambio en la programación del colectivo que tenemos como sociedad, es un tema que nunca vamos a erradicar por más multas, sanciones o detenidos”, manifestó.
Esta aprobación permitirá que el Instituto Municipal de la Mujer de Aguascalientes (IMMA) sea el responsable de impartir los cursos o bien, realizar convenios con organizaciones civiles especializadas en el tema para llevar a cabo las pláticas.
Romo Reynoso, puntualizó que esta aprobación se está dando un día después de lo marcado por la ley, ya que el pasado 10 de julio se publicó en el Periódico Oficial del Estado de Aguascalientes, los decretos que modifican la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para el Estado de Aguascalientes, respecto al acoso callejero, en el cual se pide que los municipios de la entidad homologuen sus leyes en los próximos 180 días de su publicación.
“Es momento que volteemos a ver el tema del acoso con mayor seriedad y que el Ayuntamiento garantice el pleno derecho del ejercicio de los derechos humanos, se debe garantizar que todas las niñas, mujeres y otros grupos que, por razón de su género son susceptibles de verse vulnerados en su integridad tengan la seguridad de que no van a sufrir ninguna agresión”, recalcó.
Esta iniciativa describe el acoso callejero como “aquellas prácticas de connotación sexual ejercidas por una persona desconocida en espacios públicos como la calle, el transporte o espacios semi-públicos (centros comerciales, plazas, bibliotecas, etc.), que generan malestar en la víctima. Estas acciones son unidireccionales, es decir, no son consentidas por quien las recibe y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida”.